El trabajo sin trabajo ni propósito

La novela, como digo, tiene mucho humor (más del habitual en la autora) y, pese a todo, nunca levanta los pies del suelo, como sí lo hacían los ejemplos anteriores. No hay nada onírico ni esperpéntico a niveles inverosímiles, sino una historia aterrizada y divertida sobre el tedio, la frustración y el sinsentido de una... Leer más La entrada El trabajo sin trabajo ni propósito aparece primero en Zenda.

Apr 26, 2025 - 05:20
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El trabajo sin trabajo ni propósito

Si pensamos en un entorno laboral de oficina y papeleo y, aún más, si pensamos en el funcionamiento, en los entresijos de la administración pública, es casi inevitable que nuestra mente termine en Kafka. La propia Sara Mesa utilizó una cita de Kafka cuando escribió, hace unos años, Silencio administrativo, un recorrido espeluznante a través del laberinto de zancadillas que se presenta ante una persona pobre, sin hogar, cuando trata de enfrentarse a la burocracia española para obtener un salvavidas. En su nueva novela, Oposición, sin embargo, nuestra mirada no recae en el ciudadano que busca cubrir una necesidad, sino en el funcionario de a pie que acude a fichar a diario, a sentarse ante un escritorio a veces para no hacer nada, a lidiar con una maraña de procedimientos rudimentarios casi nunca cuestionados. Es decir, que la historia que Sara Mesa nos cuenta aquí no es tanto una pesadilla como una comedia. Los servidores públicos, en esta ocasión, no recuerdan tanto a los de Kafka (a su manera a veces oscuramente cómicos) como a los personajes de Las doce pruebas de Astérix o a los miembros del Frente Popular de Judea de La vida de Brian.

La novela, como digo, tiene mucho humor (más del habitual en la autora) y, pese a todo, nunca levanta los pies del suelo, como sí lo hacían los ejemplos anteriores. No hay nada onírico ni esperpéntico a niveles inverosímiles, sino una historia aterrizada y divertida sobre el tedio, la frustración y el sinsentido de una rutina administrativa que no parece dirigida hacia ninguna parte.

"Talento para extraer humor de algo tan aburrido como el trabajo de oficina y, en particular, de una oficina de tramitación de reclamaciones de la administración pública"

La narración comienza, con paso tranquilo, cuando Sara acude a su nuevo puesto de interina en una oficina administrativa y, con estupor, se descubre sola, sentada en una mesa apartada durante varios días, sin recibir instrucciones. Esta situación desconcertante se va sumando a otras (el engorro que suponen procesos que deberían ser simples, el contraste entre funcionarios desbordados y funcionarios ociosos, la pantomima que rodea a la presentación de un programa informático supuestamente prometedor) y el ritmo va in crescendo, sumando capas de personajes y situaciones pintorescas a lo largo de sus cuatro partes, hasta dispararse en su resolución.

La autora desarrolla (como ya hizo de forma admirable en sus últimas novelas) múltiples tramas y subtramas y retratos de diversos personajes con entidad y capas en un texto que, pese a todo, sorprende por su concisión. Pero aparte de su capacidad para la síntesis, demuestra aquí talento para el humor. En especial, talento para extraer humor de algo tan aburrido como el trabajo de oficina y, en particular, de una oficina de tramitación de reclamaciones de la administración pública.

"Muestra que por detrás de la frustración de los ciudadanos existe una maquinaria movida por una inercia desesperante, en la que cada cual se ocupa de cumplir con su cometido, sea útil o inútil"

A grandes rasgos, esta historia difiere de gran parte de la obra de Sara Mesa y, sin embargo, aún pueden percibirse reminiscencias de otros libros suyos, en especial en el retrato de una relación de amistad descompensada. Aquí, como en otras relaciones humanas en su obra, encontramos en la vergüenza y en la humillación los motores de una catarsis o de un comportamiento que deviene errático por el fracaso emocional. En este caso concreto, lo que falla es la comunicación, al igual que falla la comunicación entre departamentos de la administración o falla la comunicación entre la administración y el común de los mortales. Resulta desternillante y lúcido el momento en que el personaje del Monago detalla a la protagonista el tipo de palabras que debe utilizar: más largas, más rimbombantes, más oscuras y ridículas que las palabras del lenguaje común, para engrosar textos que deben parecer complejos, a base de repeticiones si es necesario.

Pero esta sátira, además, oculta una realidad triste. Muestra que por detrás de la frustración de los ciudadanos existe una maquinaria movida por una inercia desesperante, en la que cada cual se ocupa de cumplir con su cometido, sea útil o inútil, sin mirar a su alrededor, sin comprender el destino de su trabajo, sin concebir que un compañero levante la voz para preguntar si no sería mejor que ese tiempo que les han robado al menos pudiesen destinarlo a hacer algo que tenga sentido.

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Autor: Sara Mesa. Título: Oposición. Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.

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