Maquis. La historia de Cisquet, de Pepe Gálvez y Adrián Bago
Reseñamos Maquis. La historia de Cisquet, un cómic de Pepe Gálvez y Adrián Bago que saca del olvido a uno de tantos luchadores contra en franquismo cuya ha historia no debe quedar en el olvido. Edita Desfiladero.


Edición original: Maquis. La historia de Cisquet (Desfiladero Ediciones, 2025)
Guion: Pepe Gálvez
Dibujo: Adrián Bago
Editor: Pablo Herranz
Dirección editorial: Quique Olmos y Paz Navarro
Formato: Rústica. 96 páginas. 20€
Luchando por la libertad hasta el final.
«Pero no puedo estar triste por lo que no podré ser, ni por lo que no podre hacer. Porque sé que he hecho lo que había que hacer: luchar contra los nazis, contra el franquismo, contra los enemigos de la libertad y la igualdad. Porque he sido un maquis.»
Si por algo destaca la carrera como guionista de cómic de Pepe Gálvez (Fuentes Claras, Teruel, 1950) es por su compromiso con las luchas por los derechos sociales y su interés por dar a conocer la vida de muchos de los luchadores contra el fascismo y el franquismo para evitar que su memoria caiga en el olvido. En este sentido ha publicado varios cómics de la mano de Desfiladero Ediciones en los últimos años como Miguel Núñez, Mil vidas más con dibujo de su colaborador habitual Alfonso López, ¡Cava y calla! con dibujos de Manuel Granell y Sento Llobell, El partido de la muerte, junto a Guillem Escriche o Jorge Semprún, el hombre que arriesgó dibujada por Ernesto Priego. Un puñado de interesantísimos cómics que forman parte de la colección Memoria Gráfica de la editorial a los que ahora hay que añadir Maquis. La historia de Cisquet con dibujo y acuarelas de Adrían Bago (Valencia, 1989), uno de los mejores representantes del underground patrio como hemos podido ver en la reciente Ateo de uno mismo (Autsaider Cómics) que comparte con el guionista su marcado compromiso político.
Maquis es la historia real de Cisquet, apodo con el que era conocido Francesc Serrat Pujolar un joven de Olot en 1921 que, aunque no pudo luchar contra el fascismo durante la Guerra Civil Española por ser todavía muy joven sí que lo hizo durante los años posteriores tanto en Francia como en España. A lo largo de las páginas del cómic conocemos un periplo que comienza durante la huida de los republicanos hacia Francia hasta su muerte en 1946 fusilado en el Camp de la Bota de Barcelona. Entre media podemos ver cómo era la vida en los campos de internamiento franceses, como muchos de los exiliados españoles fueron una parte muy importante de la resistencia francesa contra los nazis – en el caso de Cisquet y sus compañeros en la liberación de la ciudad de Foix- y como tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial los exiliados siguieron con su lucha, pese a la decepción que supuso que los aliados no siguieran la lucha contra el fascismo en la Península Ibérica. Algo que no fue un impedimento para que Cisquet fuera uno de los creadores e integrantes de la guerrilla que luchaba contra la dictadura franquista en la zona de Cataluña hasta su detención y asesinato. Unos hechos reales que nos dejan ver la lucha incansable y a toda costa en la que muchos perdieron la vida que no debe caer en el olvido, más en estos tiempos de renacimiento y blanqueamiento global de un neofascismo tan peligroso para el mundo como hace un siglo.
La historia está contada a través de una carta escrita durante sus últimas horas de vida en la que Cisquet nos confiesa orgulloso que ha sido un luchador contra el fascismo en defensa de la libertad que da paso a una larga analepsis en la que Gálvez y Bago hacen un repaso muy completo por la vida de Cisquet. Además de los sucesos históricos en los que tomo parte que están reflejados con una precisión exquisita también nos dejan ver cómo se forjo su ideología, y sobre todo sus sueños y esperanzas dotándolo de una humanidad que sus asesinos le quisieron quitar y que hace que sea posible empatizar con el hombre detrás de la figura histórica. La abundancia de sucesos, personas y lugares que se relatan hacen que estemos ante un cómic bastante denso y lleno de saltos en la narración que provocan que la historia no sea todo lo fluida que debería ser. No estamos ante un cómic que trate de explicar todo lo que hicieron los maquis, si no que se centra en la figura del protagonista creando un retrato personal e íntimo que, pero que nos permite extrapolar lo que hicieron y sufrieron el resto de sus camaradas de luchas.
Un notable ejercicio de memoria histórica en el que Bago hace un trabajo narrativo muy reseñable con un estilo ligeramente diferente del que vimos en su último trabajo ya que la historia tiene más escenas de acción. Pero su estilo heredero de autores como Crumb sigue siendo perfectamente reconocible, además de su buen hacer como narrador y sobre todo por como potencia la sensación de tristeza y perdida que está presente en toda la obra gracias al bitono realizado mediante acuarelas.
La edición es de las características habituales de la colección e incluye un interesante artículo de Raül Valls sobre la figura del protagonista del cómic acompañado con diferentes documentos gráficos de la época.
Como ya sucedía con Miguel Núñez, Marcelo Usabiaga o Jorge Semprún, Pepe Gálvez apoyado en los dibujos de Adrían Bago rescata del olvido la figura de un luchador por la libertad para recordarnos que los derechos que tenemos hoy en día no nos han llegado caídos del cielo, si no producto del sacrificio de personas que lo dieron todo por ellos. Un necesario recordatorio para que sigamos luchando por ellos en estos tiempos de discursos justificando su intercambio por unas presuntas comodidades que en ningún caso serían las prometidas.
Lo mejor
• Dar a conocer una figura como la de Cisquet.
• El recorrido por la lucha de los maquis españoles tanto en Francia como en España.
Lo peor
• Que una figura con las de Cisquet no sea más conocida.
• La historia no es del todo fluida que debería ser con algunos saltos entre escenas demasiado bruscos.