Entrevista a Miguel Vila. Comic Barcelona 2025
Entrevistamos al autor italiano Miguel Vila en el marco del Comic Barcelona 2025.


Empezamos la charla con el autor italiano Miguel Vila con una escena muy especial. Cuando estamos acomodándonos en los sofás de la sala de prensa del Comic Barcelona, en un espacio en que conviven gente de la organización, autores y periodistas o divulgadores como nosotros, en este preciso momento, se nos acerca el autor norteamericano Chris Ware y nos dice de una forma vehemente y, aparentemente, muy sincera: Me gusta mucho este hombre, me gusta mucho lo que hace. Y se va a buscar un vaso de agua. Pero cuando estamos aún recomponiéndonos de la sorpresa, vuelve y añade: Me gusta mucho, de verdad, lo que hace. ¡Y ni siquiera publican en la misma editorial española!
Miguel Vila (MV): No le he pedido nada. ¡No es una actuación preparada! [Risas]
Zona Negativa (ZN): Ya que estamos, empezamos por aquí. ¿Hay alguna parte del diseño de sus páginas que tiene que ver con Chris Ware o quizás con otros autores o es algo que le sale de dentro? En Zona Negativa hemos comentado a menudo el espacio en blanco que deja en las páginas, también las viñetas circulares que a veces nos parecen como puntos suspensivos ¿Esto se lo enseñó alguien? ¿Se inspira en alguien? ¿Es su manera de narrar
MV: Sí, me inspiré en el hombre que acaba de pasar, [Risas] en Chris Ware. En la última parte de su trabajo, la más reciente, él utiliza muchísimo esos espacios blancos que para mí son muy interesantes para – no sé si existe la palabra en español – canalizar lo que son las consecuencias temporales, pero que pueden subdividirse en otra cosa, en detalles o en otras líneas temporales. Pero es algo muy elemental, puramente objetivo. Y eso me sirve para contar todo lo que puedo contar de una escena, visualmente y también acerca del argumento, todo lo que puede servir para la narración. Aunque el lector no vea todo estos detalles la primera vez, pero cuando lo va a leer otra vez, podrá notar todos esos detalles que no ha visto antes. Un poco como cuando ves una película, cuando la ves una segunda vez, hay muchísimas cosas que no viste la primera vez, así que la segunda es como si estuvieras ante una nueva película.
ZN: Y esto es algo que la lectura de cómic te deja, ¿no? Más que el cine. Por ejemplo, volver atrás, pararse, ver algo que te ha impactado…
MV: Esto era antes. O sea, ahora podemos hacer lo mismo con el cine, pero bueno, normalmente cuando leemos, bueno yo, cuando leo un cómic, también una novela, hay muchísimas cosas que olvido, que no vi, no leí, pero la segunda vez lo veo todo y también me pasa con el cine. Pero claro con las películas también ahora puedes regresar atrás, pero bueno, hay una dirección temporal. Eso en el cine no lo puedes hacer.
ZN: Nos ha parecido interesante cuando explicaba, tal como ha dicho, que puede decirlo todo sobre una escena…
MV: No todo, pero sí lo que más que me interesa y algo más… También puede ser divertido para darle como una identidad a cada página. Puede tener todas esas razones, pero es puramente por la narración, la misma narración…
…en Comfortless hablo mucho de cómo la gente se acostumbra a algo que en un primer momento le parece apocalíptico.
ZN: Lo decíamos también porque a veces hay un tipo de narración visual y argumental como mucho más ligera, con menos densidad de detalles, pero en tu caso hay esa voluntad de enfocar los detalles.
Hablemos de Comfortless que es su última obra que se ha publicado aquí. En ella le da otra vuelta de tuerca al tema de la pandemia… Aquí, no sabemos si también en Italia, se decía mucho lo de que después de la pandemia saldremos mejores. Y ni por asomo.
MV: Sí, también en Italia. También en Italia, era un eslogan, era un mensaje optimista de los gobiernos, creo. Por supuesto, era algo que no tenía fundamento. Y sí, en Comfortless hablo mucho de cómo la gente se acostumbra a algo que en un primer momento le parece apocalíptico. Y también me interesaba de la pandemia que eran nuevas situaciones donde poner mis personajes, porque son los mismos personajes de Padualand y algunos de Dulce de Leche. Y ya cuando estaba haciendo Padualand, que estábamos todos confinados, ya pensaba en alguna escena que podía tener con COVID. Porque cuando leía las noticias, cuando veía los videos en Facebook, en las redes sociales, veía que pasaba algo, había como muchísimas situaciones muy raras, donde veía cosas que no veía antes, que tal vez eran divertidas, tal vez eran dramáticas… y eran cosas que me inspiraban para hacer nuevas historias, pequeñas historias. Comfortless tenía esa base, podría ser una secuela de Padualand, pero luego me vino la idea de Dulce de leche, así que atrasé esa idea, para un tercer libro. Pero con esto tenía material para haber hecho el segundo libro de mi carrera.
ZN: Era un eslogan; no hemos salido mejores de la pandemia…
MV: Igual. Igual. Ni peores. Creo.
ZN: A parte de estas grandes catástrofes, también se sigue fijando en estos pequeños comportamientos, o grandes comportamientos, cotidianos tóxicos, ¿no? ¿Qué le interesa de esta manera de comportarse de los humanos?
MV: No sé, son muy… dicen mucho. En el sentido que… No me gusta dibujar gente muy tranquila, que no hace nada. Y tal vez… porque esa toxicidad pensamos que no la tenemos nosotros, que la tiene siempre el otro cuando, en mi opinión, todos podemos ser así. Cuando uno tiene un problema parecido al de los personajes y no tiene este comportamiento es porque ha decidido portarse bien. Pero, normalmente cuando tenemos miedo, cuando estamos enojados y no pensamos nada, también tenemos este comportamiento muy tóxico. No solo con los novios o las novias, sino también con los amigos, y es una cosa tal vez muy de la adolescencia, es una cosa que ves cuando eres joven, pero que puede quedarse también en la vida adulta. Es algo que me interesa mucho contar, porque no intento decirle lo que es malo a la gente. En el mismo instante que lo cuentas tal como es, la gente sabe que es malo, pero cuando ves la transformación de todo esto en algo formal, cuando lo cuentas en un cómic es muy interesante, es una experiencia, no sé, una experiencia para mí y para el lector ver cómo se transforma la persona, cómo cambia. Quizás no te das cuenta de que eres como él y es muy simple, muy simple tal como lo has descrito…
ZN: Totalmente de acuerdo y a la vez, en esta historia, hay un gusto por la broma que acaba siendo humillante y nadie quiere reconocer que está humillando, ¿no? Dicen que solo están bromeando. Y ahí no hay miedo ni hay rabia. Es una cuestión de poder casi…
MV: Sí, sí. En el sentido que ahí la broma era sobre una cosa anodina, sin importancia, sobre unos bizcochitos que son muy dulces, muy mórbidos, muy… y lo digo porque puede ser el bizcocho u otra cosa, no importa el objeto de la broma, la gente quería tomarle el pelo [a su personaje] por cualquier motivo. No tiene sentido ni cómo broma, simplemente es que la gente quería atacar a este personaje y eso me interesaba mucho mostrarlo porque parece como si fuera algo del destino, como si tuviese una maldición. La gente quiere tomarle el pelo sin razón, porque puede ser que estos personajes no sean los más cool del grupo. Aquí en Italia se llama zimbello al chico al que todo el mundo le toma el pelo en el grupo.
Y es de una forma muy sutil. No es una broma muy agresiva como un ataque, es todo muy sutil. Pero sí, es una broma, ¿no? Me importa mucho porque no se entiende la broma. Todo es porque tienen ganas de reírse de él.
ZN. En este libro encontramos personajes conocidos, ¿no? En Dulce de Leche no, pero veo que aquí, en Comfortless, encontramos a Giulia y a otros personajes conocidos. ¿Tenía ganas de seguir su evolución, de ver cómo evolucionaban, de ver cómo seguían después de Padualand?
MV: Sí, me interesaba mostrar los mismos personajes, pero no me interesaba probar si eran mejores o peores, porque como podéis ver son lo mismo. Lo que me interesaba a mí era tener otras historias con ellos y ellas porque me gustaban mucho como personajes y los veía perfectos para este tipo de escenas. Y también porque ya que estamos hablando de amistades tóxicas y la de -por ejemplo- Giulia e Irene es una de las más tóxicas que he dibujado y me encantaba verlas en una situación como la del COVID. No sé, es como si tuvieran su vida y puedes contar un poco más de esa vida que no se conoce. Que tenemos informaciones en el primer libro, pero cuando salen en otro libro vamos a saber otros aspectos de ellos, tal vez de la familia, tal vez de otras cosas. Es algo muy muy personal…
Giulia es uno de los personajes que tengo más cerca, porque me veo como… hay muchos caracteres, hay muchas características que veo en ella que son mías y también en los gustos, sus intereses.
ZN: Ha dicho que no son ni mejores ni peores, como si no hubiera un viaje del personaje, no hay una transformación sino que simplemente cambian las circunstancias y los vemos expresando otros aspectos de quienes son sin que haya todavía una evolución en el personaje o un crecimiento o una degradación…
MV: Sí, tal vez puede haber algunas cosas que no vimos en el primer álbum, por ejemplo con Giulia. De Irene, bueno, uno un poco ya se espera lo que va a ser, pero con Giulia hay cosas, como que se enoja muchísimo, se enoja más que en Padualand…
ZN: En cada obra hay un personaje que parece… no es el líder del grupo, no es la líder del grupo, es un personaje que va un poquito a la suya, que parece frágil, pero que al final es el más resiliente ¿no? Es un poco su portavoz, no sé, creo que Giulia puede ser uno, o el de Dulce de Leche, Marco, un poquito también…
MV: Sí, son como los protagonistas de cada historia. Giulia es uno de los personajes que tengo más cerca, porque me veo como… hay muchos caracteres, hay muchas características que veo en ella que son mías y también en los gustos, sus intereses, eso.
Pero bueno, por ejemplo, en Comfortless había otras historias que eran muy pesadas de trabajar en ellas porque participaban personajes que me interesaban menos, me interesaba más la situación, lo que pasaba, pero los personajes no. No tenía toda esa empatía por ellos, pero en el caso de Giulia, Irene o, tal vez, Nicola, esos me gustaban más. Y, también, me inventé personajes nuevos, con los que era difícil empatizar porque que eran personajes que iban aparecer una sola vez. Era difícil encontrar afecto, tener afecto por ellos porque era probable que después de esta vez no los volvería a encontrar.
ZN: En Comfortless encontramos un interludio, porque hace como pequeños interludios en la obra, el del cementerio que nos encanta. Se titula Environment…
MV: Ah, sí, el de la Tumba Brion.
ZN: Exacto.
MV: Esa fue la más difícil, porque tuve poquísimo tiempo. Tenía que enseñar el libro y esa era como la última parte que preparé y fue muy difícil porque no sabía cómo terminarla. Así que fue todo, ir probando situaciones, fue muy matemático, tuve que encontrar la fórmula que andaba buscando, la que funcionaba.
ZN: ¿Lo del teléfono y sácame de aquí?
MV: Claro, esa fue mi última carta, porque no sabía cómo terminarlo. Porque había también el problema del coche, no sabía si el coche estaba estropeado del todo, si iba a poder arrancarlo otra vez. Tuve muchos problemas lógicos para terminar la historia.
ZN: ¿Pero dice que es casi un problema matemático…?
MV: Sí, es que pensaba, yo pensaba que había terminado la historia, pero había un detalle que no tenía sentido y tuve que regresar al principio y cambiar ese detalle porque, si lo dejaba, el final no tenía sentido de una manera lógica.
Pero bueno, hablamos de esta historia, pero también pasa en otras; siempre es un problema, tengo que controlar que todas las escenas estén bien juntas. Si veo algo en el medio de la historia que pienso que no puede tener este detalle, entro en pánico, me asusto y lo tengo que cambiar todo. Yo sé que hice muchísimas modificaciones en el libro. También en el apartado estético. Como… «no, no puede tener el pelo así». En general, tuve la dificultad de que hice estas historias separadas y luego quise unirlas con la general y había muchísimos problemas porque, como se dice, tenía que fijarme en las relaciones de parentesco, en los lazos de amistad, en los familiares y ver si tenían sentido. Ver si esa persona tenía como novio a esta otra persona, que era de esta compañía, pero se pelearon, pero esto no puede ser… Hice un esquema con flechas con las relaciones entre ellos.
ZN: ¿Y hubo algunas historia que no consiguió encajar, que le gustaba mucho pero que descartó por falta de lógica?
MV: No, no…
ZN: Al final consiguió que todas funcionaran…
MV: Si.
…yo siempre tengo abierta la posibilidad de que voy a tener otras escenas que pueden enriquecer el libro.
ZN: Haciendo un poco de flashback, cuando empieza en Padualand, ¿por qué le interesa explicar la realidad de esta manera?
MV: No sé, eso de Padua surgió sin programación. Yo tenía algunas historias, no sabía si hacer como una antología, así que eran historias separadas que no tenían nada que ver entre ellas. Pero al final decidí crear una conexión porque me gustaba mostrar lo que pasaba entre un personaje y otro que tenían algunas determinadas características psicológicas, porque me di cuenta de que si ellos estaban siempre separados no iba a pasar nada, pero que si metía a estos dos personajes en el mismo piso, en el mismo lugar, entonces empezarían a pasar cosas. Es como una reacción química, sería algo que iba a transformar a los chicos. Y es lo que pasó con Padualand. Y también surgieron otras historias, otras escenas que no había planeado, pero me vinieron como idea más tarde, cuando ya estaba en la mitad del libro. Así que yo siempre tengo abierta la posibilidad de que voy a tener otras escenas que pueden enriquecer el libro.
ZN: Cuando empezamos a conocer a Miguel Vila aquí ya se hablaba del esquema de trilogía, de la trilogía de Padua, pero no es algo tan planeado, ¿verdad?
MV: No, en el inicio no era esta la intención. Creo que me dije que tenía sentido que fuera una trilogía cuando estaba empezando el tercer libro. O quizá… es que no me acuerdo si ya lo pensé antes, cuando hacía Dulce de Leche. A lo mejor sí.
Y no hay todo ese sentido, bueno, son los mismos personajes, pero es también algo que puede pasar, que puede definir un momento de mi vida, un momento de mi carrera. No hay todas esas razones, yo creo que muchas veces hay trilogías que no tienen toda esa conexión entre los tres episodios, pero la puedes aceptar como una trilogía porque están muy cercanas y representan un periodo de la formación y de la carrera de ese autor, para mí, esa es mi visión.
ZN: Y en Dulce de Leche destaca el personaje de Lulú, digamos. Es un personaje muy fuerte ¿Le interesaba este tipo de personaje? Creo que en Comfortless la podríamos comparar un poco con Simone. Aquí creo que le llaman Simo. Son personajes que causan dolor y caos, pero casi no son conscientes ¿Le interesaban este tipo de personas?
MV: Sí, hay personajes que pensé o conocí que cuando los ves cómo son te dices que pueden contar muchísimo y que tienes que hacer una historia para ellos, por supuesto.
Lulú es un personaje que inventé una vez, lo puse en Instagram, puse una imagen como divertimento, algo así muy raro, muy grotesco, pero luego me dije que tengo que hacer un libro con eso porque es muy interesante. Así que, como ya dije antes, atrasé la idea de un segundo Padualand y propuse ese libro [Dulce de leche]. Pensaba que era una historia muy rara, pero que podía funcionar y al final funcionó. Vi que tenía todo lo que necesitaba para ser una historia interesante; sin sentido, no tiene ningún mensaje el libro, para mí no tiene ningún mensaje, pero era una historia que tuve que crearla porque era muy interesante, tenía muchas escenas, tenía de todo. Y así fue.
MV: Pasemos al asunto narrativo. Aunque ya lo hemos hablado antes un poco. Sus páginas son muy reconocibles a primera vista ¿Cómo se las plantea? ¿Primero la escena, la composición de la página…? ¿Por dónde empieza?
MV: Escribiendo. Normalmente yo escribo mis ideas en el ordenador. Y, cuando tengo el concepto del libro que quiero hacer, escribo todas las escenas consecutivamente, pero son como macro escenas. Algunas veces escribo los diálogos porque tengo que saber cuántas réplicas tendré en una página. Es muy importante porque no sé si me alcanza o lo contrario, pero puede ser muy irregular, porque hay veces en que, como ya dije antes, hay cosas que planteo mientras estoy haciendo el definitivo porque tengo siempre abierta la posibilidad de que algo va a ser cambiado. Siempre puedo añadir algo.
ZN: Y luego, una cosa muy reconocible del estilo de Miguel Vila son los colores, son unos colores muy apagados.
MV: ¿Apagados?
ZN: Sí, son suaves…
MV: Ah, suaves ¿Pastel?
ZN: Pastel, exacto.
MV: Creo que es una cosa muy personal, visual, porque no quiero que sean muy chillones, por supuesto, porque me molestan para la composición, no sé, y prefiero que sean un poco… no apagados, pero sí suaves, más suaves.
Porque sí, nunca pienso eso cuando hago esto, pero me gusta que visualmente sea liviano el dibujo. Y tal vez es por eso que saco también las líneas de las viñetas, claro. Y también el color de la línea no es completamente negro al 100%, sino un poco más apagado, un poco más suave, gris, y no sé… quizá hay veces que tengo que poner colores más fuertes y es importante para dar como variaciones de la atmósfera y tal vez sí, porque cuando veo los colores en la vida real y cuando hay sol, por ejemplo, todo iluminado… Para mí los colores son así, son muy suaves, muy opacos. Pero es difícil hablar de colores porque toda percepción es diferente, es algo que es muy técnico también.
…no creo que tenga que contar más de lo que ya ves. Si ya se está mostrando algo que objetivamente es muy malo, que es escabroso, no tiene sentido que el estilo sea tan negativo. Expresarlo de una manera muy fuerte no sirve. Yo creo que puede desvirtuar lo que se está leyendo.
ZN: Es curioso porque narrativamente lo que cuenta es duro, su estilo puede ser feísta, pero visualmente es amable…
MV: Sí, es así porque no creo que tenga que contar más de lo que ya ves. Si ya se está mostrando algo que objetivamente es muy malo, que es escabroso, no tiene sentido que el estilo sea tan negativo. Expresarlo de una manera muy fuerte no sirve. Yo creo que puede desvirtuar lo que se está leyendo. Si el estilo es más suave, pero lo que ves es muy raro, muy escabroso, creo que se lee mejor, creo que se ve mejor la esencia de lo que estás leyendo. Cuando es muy retórico, muy exagerado, que quieren decirte claramente que lo que estás viendo es malo, que es terrible, creo que no funciona.
ZN: Lo mismo con sus fondos, el paisaje y el decorado. Es un ambiente que no es sucio…
MV: Sí, sí. Pero hay veces que también es sucio, pero cuando es objetivo.
ZN: Pero lo que dice, no lo subraya.
MV: Sí, sí. No lo subrayo.
ZN: Vamos a conocer un poco más a Miguel Vila, como lector y como autor. ¿Cómo empezó a leer cómics y qué le gustaba?
MV: Yo empecé a dibujar a los dos años, creo. Y bueno, leía los cómics infantiles como Topolino [Mickey Mouse] cuando era joven. Y tal vez sí dibujaba cómics cuando era chico, pero no sabía cómo escribir una historia. Así que dibujaba solamente el estilo.
Aprendí a escribir cuando hice la Academia en Bologna. Y ahí también aprendí cómo funciona una historia.
Pero también tuve como un momento en que no dibujaba. Antes de Boloña estaba en Venecia y allí pintaba. Fue importante porque aprendí el color y muchísimas cosas del trabajo artístico. Pero fue como un paréntesis donde no hice dibujos, no hice historietas, cómics. Pero luego, cuando me decidí a hacer eso y fui a Boloña, aprendí todo lo que me faltaba y allí también conocí al que sería mi futuro editor, a Edo Chieregato, de Canicola, siempre en Boloña, y ahí nació Padualand, que era una tesis para graduarme. Era una tesis, hice una primera versión que era muy parecida al libro, que tenía solo 60 páginas, y me propusieron hacer un libro completo para ellos.
Pero ahora mismo casi no leo cómics. Leo más novelas, pero los cómics no mucho. No sé por qué. ¿Por qué no lo hago? No sé.
ZN: ¿Y reconoce autores que le han influido, aparte de nuestro amigo, de su gran fan Chris Ware? [Risas]
MV: Me encanta cómo dibuja Paolo Bacilieri Me encantaba muchísimo para los cuerpos; me encanta cómo los dibuja, no solo la arquitectura, que también es muy linda, pero los cuerpos, las caras, todas esas imperfecciones… me gustan muchísimo. Y también hay otro autor que me gusta mucho, también es italiano, que se llama Paolo Cattaneo, que hizo uno de los libros que para mí es una de las mejores graphic novel que he leído, se llama Non mi posso lamentare (No me puedo lamentar), no creo que esté publicada en España. Pero para mí, visualmente, es uno de los libros más interesantes. Siempre me gusta leerlo otra vez. Muy lindo.
MV: Sí, tuve inspiración, pero… sobre cómo decide toda la cultura que representa, la cultura que dibuja, cómo decide dibujar, por ejemplo, los pañuelos de papel y pone la marca Tempo, porque se llaman Tempo en Italia. Esta forma de representar todo lo que es pop me gusta mucho.
A mí me gusta mucho tanto inventar como poner las marcas reales de los supermercados. Al inicio me lo inventaba, pero ahora estoy empezando un poco a poner las marcas reales porque son muy interesantes, todo el diseño de lo más provincial a lo más conocido. Donde estoy yo, donde vivo yo, en Padua hay toda una cultura de supermercados muy pequeños, hay muchísimas compañías que puedes encontrar en toda la ciudad y son muy, muy familiares porque los encuentras en cualquier lado.
…yo siempre tengo que inspirarme en algo que he visto en algún lado.
ZN: ¿Qué le impulsa a hacer Fortaleza volante? Porque es ponerse en manos de un autor como Lorenzo Palloni con un universo muy personal, también.
MV: Lo que pasó es que me lo propusieron y yo quise hacerlo porque me interesaba como una nueva experiencia y, un poco sí, también me interesaba la historia porque tenía algún elemento que me imaginaba como dibujarlo, pero al mismo tiempo había muchas cosas que nunca había dibujado y no sabía cómo hacerlo. Eso fue muy interesante; traducirlo a mi estilo porque, por ejemplo, los alienígenas no son cosas reales, no puedes inspirarte en nada para los ojos, el cuerpo… y tienes que usar la fantasía. Y descubrí que es muy difícil para mí hacer eso, porque yo siempre tengo que inspirarme en algo que he visto en algún lado. Pero fue divertido y aprendí muchas cosas. Aprendí a usar menos colores. Es una experiencia que me puede ayudar para otra vez. Había cosas más fáciles, por supuesto, que cuando lo hago todo yo, pero había otras dificultades por la razón de que tenía que respetar todo lo que estaba escrito. Si faltaba algo podía equivocar toda historia. Me pasó una vez que no leí todo el texto, no leí una sola palabra que era fundamental para la trama y tuve que cambiar toda la cara de los personajes porque llevaban unos gorros y yo pensaba que ya no los tenían en esa página. Yo los dibujé a todos sin gorro y tuve que añadirlos y cambiar toda una página porque no los podían reconocer puesto que todavía llevaban los gorros. Fue un lío, muy pesado. Pero era una forma de aprender, era un reto, un desafío. Sí, sí, me gustó el trabajo. Y lo haría otra vez, es algo que podría hacer otra vez, dibujar alguna otra historia.
ZN: Antes ha hablado de la imperfección. Y es algo que parece que le atrae, ¿no? Observar la imperfección. ¿Qué hay ahí que le motiva?
MV: Eso, no sé, un poco como cuando dibujo las arquitecturas que hay, me gusta mostrar que esa arquitectura tiene detalles y también los personajes, la persona física, me gusta cómo están formadas… y puede ser, también, un medio para distinguir mejor a la persona, para poner más identidad en algunos personajes. No sé, hay muchísimas razones. Yo quiero que esta persona parezca así, porque la vi, la conocí, la vi así en la calle y me pareció muy interesante dibujarla. Y tal vez la… no sé cómo se llaman estas… Creo «pecas», sí. Pecas. Y eso sí, son muy interesantes. Y también, no sé, pequeñas heridas, también. Pero cualquier cosa.
ZN: Hay una viñeta en concreto en la que nos hace mucha gracia un detalle en concreto [le enseñamos una viñeta donde un personaje en el fondo, levemente esbozado, sin embargo tiene un surco de sudor en la axila].
MV: Ah, sí! Ya no me acordaba. Me encanta poner cosas que no tienen nada que ver con la historia, pero necesitaba ponerlo.
ZN: Pero es que define perfectamente al personaje… [Risas]
MV: Sí, sí.
ZN: Y es que reflexionando sobre su obra nos recuerda a la conocida fábula de Arthur Schopenhauer que explica que los humanos somos como puercoespines en Siberia, que necesitamos juntarnos para darnos calor, pero al acercarnos nos pinchamos y entonces nos separamos y volvemos a tener frío. Y en su obra está presente todo esto, poniendo el énfasis en el momento en que nos pinchamos…
MV: Si, es como una repulsión. A mí me gusta, tal vez, dibujar todo esto porque yo creo que nosotros normalmente queremos obviarlo, no queremos verlo, queremos ocultarlo.
ZN: Hay una intención de molestar a los lectores para que se reconozcan, ¿no?
MV: Para que se reconozcan, sí, sí. Físicamente y también psicológicamente. Porque psicológicamente [sus personajes] son personas que tienen muchísimos problemas, pero al mismo tiempo son personas muy normales, muy comunes, que se comportan así. Y no me gusta cuando los lectores me dicen; «Ah, son personas terribles». Un poco como si ellos no lo fueran, como si no son como ellos… Y yo digo: No, no, yo te estaba representando a ti mismo. Y él se enoja; «no, no soy así». [Más risas] Pienso que siempre es interesante cuando lees algo con lo que no tienes que estar necesariamente de acuerdo, se convierte en una nueva experiencia. Tal vez puede ser algo controvertido y que esté más allá de tu normalidad, de lo que crees que es normal, de lo que te gusta, de lo que te hace reír. Pero hay cosas que pueden hacerte reír que son terribles, cosas que te hacen pensar que son muy raras, todo eso.
ZN: ¿Qué proyectos tiene? ¿Está trabajando en algo?
MV: Ahora estoy trabajando en un nuevo libro, siempre para Italia. Los tres primeros los hice con Canicola Edizioni y ahora este lo estoy haciendo para Coconino Press. Los personajes son distintos, pero no es tan diferente de la trilogía. Hay otros lugares, otros sitios, pero la historia va a ser un poco parecida, en el estilo, digamos. No va a ser una cosa completamente diferente, todavía.
ZN: Nos ha parecido muy interesante, mientras se explicaba, ¿no? Cómo hablaba de con qué personajes puede empatizar, junto con esta reflexión acerca de que esos aspectos miserables están en todos, en todos nosotros aunque no queramos reconocerlo, y cuando los vemos en los otros es para humillarlos o hacer ver que no los vemos. Nos parece muy interesante ¿Hacia dónde puede mover todo esto al lector? Nos confesaba este deseo de… no sé si es molestar o es… sacarlo de su lugar habitual, ¿no? Como abrir algo nuevo, ¿no?
MV: Sí. Es algo que le va a molestar, por supuesto. Y sí, también me gusta tratar de poner personajes que al principio puedes empatizar porque son buenos, pero en otro momento son personas menos lindas. Es como si estuviera traicionando… traicionando a mis lectores. No sé. Un poco para mostrar que es algo muy gris, que no puedes compartimentar, no puedes tomar solo una parte.
La historia puede no dejarte ningún mensaje, puede ser simplemente como una experiencia donde vas a conocer a alguien que puede gustarte, pero en otro momento no te va a gustar tanto…
ZN: ¿Ahora nos preguntamos sobre si su manera de entender al ser humano es optimista o pesimista?
MV: No lo sé. Ninguna de las dos me gusta. Yo creo que hay momentos que puedes estar bien con los demás y otros en que puedes estar incómodo. Lo importante, no sé, es encontrar amigos, pero sí, vas a tener amigos y un día no los vas a tener más. Tienes que ser pesimista, tienes que vivir el momento con esa persona, pero pensar que un día podrás cambiar tus amigos. Y también saber que tú mismo puedes ser una persona no tan agradable para ellos. Y quizá agradable para otra persona. Todo muy vago. ¿Cómo se dice? Inestable. Inestable, sí. Líquido. Es un constante cambio. Pero ni pesimista ni optimista.
ZN: Nos parece muy hermosa su obra, de verdad.
MV: Gracias. Espero no estar diciendo muchas estupideces…
…creo que tengo que enseñar lo feo, si lo es. No voy a decir que somos todos lindos porque tenemos imperfecciones. No, porque somos feos. Tenemos que aceptar que no nos gustamos como somos, para estar mejor, para estar más tranquilos, para no tener toda esa ansiedad.
ZN: No, que va, que va, que va. Para nada. No, además, usted habla en sus obras de eso que normalmente queda oculto y que uno puede vivir como una enfermedad en sí. Y al observar que todo esto es humano, eso ayuda a aceptarse más a uno mismo.
MV: Yo enseño lo que veo. Y creo que tengo que enseñar lo feo, si lo es. No voy a decir que somos todos lindos porque tenemos imperfecciones. No, porque somos feos. Tenemos que aceptar que no nos gustamos como somos, para estar mejor, para estar más tranquilos, para no tener toda esa ansiedad. Esa obligación de ser lindo. Porque una persona puede ser lindísima, pero ser fea en otro momento de su vida.
ZN: Y lo interesante es cómo lo muestra, lo muestra con mucha sinceridad, pero también con mucha, cómo decirlo, con mucha lucidez. Porque realmente lo que nos ha explicado, usted le permite a sus personajes ser agradables y ser muy desagradables, en la misma obra, ¿no? No quiere que el lector se identifique completamente con ellos… Porque les dice; este personaje te puede gustar, pero cuidado que también hace esto…
MV: Pero los puedes perdonar. Depende del lector. Hay veces que hay algunas personas que me dijeron, me gusta este o esta, porque hace eso, eso y eso… Y yo le digo que eran cosas que yo pensaba que son terribles, no? [Risas] Y me responden; No, no, pero me gusta su carácter. Así que es algo muy imprevisible. Sí, pienso que los lectores son siempre imprevisibles. Yo puedo tener mi visión, pero el lector va a tener sus visiones que no puedo controlar. Así que siempre está como, siendo un poco filosófico, hay siempre esta división entre el autor y sus lectores. De la manera de ver las cosas.
ZN: Muy bien. Este es un buen final. En nombre de los lectores de Zona Negativa y en el nuestro; muchísimas gracias por su tiempo, por opiniones y sus palabras.
MV: Me encantó, era muy interesante. Una buena charla.
RESEÑAS EN ZONA NEGATIVA DE LA OBRA DE MIGUEL VILA
Reseña de Padualand a cargo de Tristan Cardona.
Reseña de Dulce de leche a cargo de Tristan Cardona.
Reseña de Comfortless a cargo de Tristan Cardona.
Reseña de Fortaleza volante a cargo de Sergio Fernández Atienza.
BREVE BIOGRAFÍA DE MIGUEL VILA
Miguel Vila nació en 1993 en Padua. Estudió en l’Accademia di belle arti di Bologna, cursando la especialidad de cómic. Durante este período académico publica varios trabajos breves en revistas y fanzines.
Empieza su carrera profesional con la obra Padovaland (Padualand) publicada por Canicola Edizioni en 2020. Es el inicio de su trilogía sobre Padua. Con este relato obtiene el premio Cecchetto Artista rivelazione en el Treviso Comic Book Festival (TCBF) y el Gran Guinigi como autor revelación del Festival de Lucca. Un año más tarde la mima editorial publica su segunda obra titulada Fiordilatte (Dulce de leche) con la que obtendrá el prestigioso premio Micheluzzi al mejor fumetto de la Napoli Comicon. Estas dos obras han sido publicadas en castellano por editorial La Cúpula. Por último, para rematar su trilogía, Miguel Vila publica en 2023 el álbum titulado Comfortless que, por supuesto, edita en Italia Canicola Edizioni y La Cúpula en España. Junto al guionista Lorenzo Palloni, el artista del Véneto publica en 2023 la obra titulada Fortezza volante (Fortaleza volante), publicada en castellano por La Cúpula en 2024.
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