Cómo sacar tus plantas de interior al exterior sin condenarlas al desastre
Con la llegada de la primavera, muchas plantas de interior sienten la llamada de la selva exterior. La luz natural se vuelve más intensa, el aire más húmedo y todo parece invitar a una mudanza temporal al balcón o la terraza. Pero lo que para un humano es una brisa agradable, para una planta de interior puede ser un shock térmico en toda regla. Pasar del recogimiento del salón al viento y al sol directo puede acabar con más de una hoja quemada. El truco no es tanto cambiar de sitio como aclimatar poco a poco. Y esta operación implica un proceso casi diplomático, de salidas controladas, exposiciones parciales y observación constante. Como si se tratara de una ave en su primer vuelo libre. En Directo al Paladar Así se reproducen los jazmines para poderlos tener por toda la casa Durante la primera semana, lo ideal es colocar las plantas en un lugar sombreado durante unas horas al día. Nada de sol directo, nada de cambios bruscos. Solo un par de horas fuera y vuelta al interior, como quien tantea el terreno. A partir de la segunda semana, se puede aumentar gradualmente la exposición al sol, siempre empezando por las horas de menor intensidad. Si aparecen hojas amarillentas o secas, es señal de que algo no va bien. También es importante revisar el sustrato y el drenaje, ya que al estar al aire libre, la evaporación será mayor. Las plantas que antes se regaban dos veces por semana ahora pueden necesitar agua cada día. Otra variable a tener en cuenta son los insectos. Las plantas de interior, poco acostumbradas a la fauna urbana, pueden convertirse en buffet para ácaros, cochinillas o pulgones en cuanto pisan la terraza. Aportar energía previa Conviene evitar fertilizar justo antes del traslado. Mejor esperar unos días y observar cómo responde la planta al nuevo entorno antes de forzarla a crecer más deprisa de lo que tolera. Una vez acostumbradas, muchas plantas de interior prosperan al aire libre y florecen como nunca. Pero todo depende del ritmo con el que se haya gestionado la transición. En jardinería, como en la vida, los cambios drásticos rara vez sientan bien. Foto | Harrison Macourt y John Tekeridis En DAP | El huerto urbano parece algo nuevo, pero nos ha salvado ya en muchas catástrofes: en plena “crisis ecosocial” es más útil que nunca En DAP | Los tres productos que hay que ponerle a la planta de pimientos para que tenga una producción abundante - La noticia Cómo sacar tus plantas de interior al exterior sin condenarlas al desastre fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joana Costa .

Con la llegada de la primavera, muchas plantas de interior sienten la llamada de la selva exterior. La luz natural se vuelve más intensa, el aire más húmedo y todo parece invitar a una mudanza temporal al balcón o la terraza.
Pero lo que para un humano es una brisa agradable, para una planta de interior puede ser un shock térmico en toda regla. Pasar del recogimiento del salón al viento y al sol directo puede acabar con más de una hoja quemada.
El truco no es tanto cambiar de sitio como aclimatar poco a poco. Y esta operación implica un proceso casi diplomático, de salidas controladas, exposiciones parciales y observación constante. Como si se tratara de una ave en su primer vuelo libre.
Durante la primera semana, lo ideal es colocar las plantas en un lugar sombreado durante unas horas al día. Nada de sol directo, nada de cambios bruscos. Solo un par de horas fuera y vuelta al interior, como quien tantea el terreno.
A partir de la segunda semana, se puede aumentar gradualmente la exposición al sol, siempre empezando por las horas de menor intensidad. Si aparecen hojas amarillentas o secas, es señal de que algo no va bien.
También es importante revisar el sustrato y el drenaje, ya que al estar al aire libre, la evaporación será mayor. Las plantas que antes se regaban dos veces por semana ahora pueden necesitar agua cada día.
Otra variable a tener en cuenta son los insectos. Las plantas de interior, poco acostumbradas a la fauna urbana, pueden convertirse en buffet para ácaros, cochinillas o pulgones en cuanto pisan la terraza.

Aportar energía previa
Conviene evitar fertilizar justo antes del traslado. Mejor esperar unos días y observar cómo responde la planta al nuevo entorno antes de forzarla a crecer más deprisa de lo que tolera.
Una vez acostumbradas, muchas plantas de interior prosperan al aire libre y florecen como nunca. Pero todo depende del ritmo con el que se haya gestionado la transición. En jardinería, como en la vida, los cambios drásticos rara vez sientan bien.
Foto | Harrison Macourt y John Tekeridis
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