Magdalena Blažević: El temps de la collita

Idioma original: croataTítulo original: Sezona berbeTraducción: Jordi Cumplido Mora en catalán para L'Agulla Daurada. Sin traducción al castellano hasta la fechaAño de publicación: 2023Valoración: está bienLa literatura de autores de orígenes balcánicos siempre me ha interesado, pues su obra a menudo lleva firmemente arraigada el impacto de la guerra y sus consecuencias en una mirada que acostumbra a hacerse a posteriori y con tonos trágicos y desoladores. Magdalena Blažević ya me sorprendió hace pocos años con su «A finales del verano», una novela que, a pesar de que mostraba una evidente irregularidad, hacia la segunda mitad del libro irrumpía un estilo contundente y sobrio que me despertó sumamente el interés para conocer más libros de la autora bosnia. Y aquí nos encontramos.Como no suele ser de otra forma, Magdalena Blažević nos lleva de nuevo a esos pasajes de cicatrices bélicas y, en este caso, lo hace con una mirada diferida en el tiempo, pues la protagonista del relato, una joven fotógrafa, con el propósito de preparar una exposición, regresa a Desa y en ese retorno narra la desolación de un paisaje apenas reconocible afirmando que «las vistas del pueblo me han desalentado del todo. No sé ni si existe. El bosque se ha hecho agreste, se ha abalanzado desde las alturas a los patios y los ha ocupado como si recuperara los bienes perdidos desde hace mucho tiempo, ha entrado en los hogares derruidos, las copas de los árboles han perforado los techos y han salido por las ventanas en lugar de las personas». Así, de manera bastante hábil y acertada, con esa superposición de imágenes que se forman en su mente la autora yuxtapone presente y pasado evidenciando un contraste entre dos épocas separadas, aunque vinculadas emocionalmente.De esta manera, la autora utiliza el regreso de la protagonista y su intento de retratar un paisaje ya desolado para recordar en cada uno de esos lugares abandonados la vida que en ellos existía, los recuerdos que le transmiten y le llevan a una época donde la guerra aún no había cobrado vidas ni segado futuros y que hábilmente plasma al revisitarla que «toda esta región espera únicamente el forense». Es en esos pasajes ya desiertos donde el contrate se hace evidente y donde el espacio queda vacío de seres y de esperanzas. El estilo de la autora es poético y triste pero no plenamente descorazonador e invita a la lectura con mirada amable a pesar de que narrativamente la superstición de los momentos actuales con los pasados pueda crear cierta confusión al lector hasta que uno se acostumbra a ver dos historias coincidentes aunque a la vez que separadas por el tiempo. Como quien utiliza unas gafas de realidad aumentada, la protagonista ve en esos lugares las historias pasadas que en ellos ocurrieron y que le transmiten unas sensaciones opuestas a las actuales, como aplicando un filtro de nostalgia a una tierra ya deshabitada y abandonada por todos menos por quienes guardan aún los recuerdos de tiempos mejores.Estructuralmente, el libro se compone de tres partes muy diferenciadas, donde en la primera de ellas, con la guerra como telón de fondo, el relato explica una historia de amor entre dos amantes y lo hace desde la distancia, una distancia temporal pero también sentimental por el regreso a un pueblo cambiado por el transcurso de la guerra y el abandono. En esos espacios vacíos donde la autora lo nutre de recuerdos y de pasado. Ya en la segunda parte la autora narra la historia de la madre de la protagonista, en una zona y un tiempo de guerra, de soldados y abusos, de miedo y terror, de supervivencia y de un amor infinito hacia su hija, a la que cuida y protege tanto como le es posible en un día a día en el que el miedo asedia en la cotidianidad de la zona en guerra. Lamentablemente, si bien esta segunda parte tiene un escenario más fecundo para la narración de historias desoladoras, la autora no consigue transmitir esa angustia por causa de una narración algo inconexa y mal hilvanada con el primer episodio. Así, no hay apenas conexión entre ambas partes del libro y lo único que sostiene la narración (que si bien no es poco) es la dolorosa historia de lucha de una madre y la protección hacia su hija. Pero eso ya lo hemos leído antes, no es algo nuevo si se tiene cierto bagaje lector. En una tercera (y brevísima) parte que ejerce únicamente de cierre, la autora termina el libro devolviéndonos de nuevo a las sensaciones encontradas que ya tuvimos en su libro anterior, quizá en este causando menos impacto por la fragmentación de la historia. En cualquier caso, la historia se sostiene por los fragmentos en los que la autora acierta en su exposición, y toca la fibra sensible del lector que espera precisamente esto de un libro de estas características, como cuando una de las protagonistas, mirando a su amado, confiesa con pesar que «me he preguntado si reconocerías en mi rostro algo de lo que un día amaste». Es esa contundencia la que uno espera encontrar en estos libros, la aridez en u

May 9, 2025 - 12:30
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Magdalena Blažević: El temps de la collita
Idioma original: croata
Título original: Sezona berbe
Traducción: Jordi Cumplido Mora en catalán para L'Agulla Daurada. Sin traducción al castellano hasta la fecha
Año de publicación: 2023
Valoración: está bien


La literatura de autores de orígenes balcánicos siempre me ha interesado, pues su obra a menudo lleva firmemente arraigada el impacto de la guerra y sus consecuencias en una mirada que acostumbra a hacerse a posteriori y con tonos trágicos y desoladores. Magdalena Blažević ya me sorprendió hace pocos años con su «A finales del verano», una novela que, a pesar de que mostraba una evidente irregularidad, hacia la segunda mitad del libro irrumpía un estilo contundente y sobrio que me despertó sumamente el interés para conocer más libros de la autora bosnia. Y aquí nos encontramos.

Como no suele ser de otra forma, Magdalena Blažević nos lleva de nuevo a esos pasajes de cicatrices bélicas y, en este caso, lo hace con una mirada diferida en el tiempo, pues la protagonista del relato, una joven fotógrafa, con el propósito de preparar una exposición, regresa a Desa y en ese retorno narra la desolación de un paisaje apenas reconocible afirmando que «las vistas del pueblo me han desalentado del todo. No sé ni si existe. El bosque se ha hecho agreste, se ha abalanzado desde las alturas a los patios y los ha ocupado como si recuperara los bienes perdidos desde hace mucho tiempo, ha entrado en los hogares derruidos, las copas de los árboles han perforado los techos y han salido por las ventanas en lugar de las personas». Así, de manera bastante hábil y acertada, con esa superposición de imágenes que se forman en su mente la autora yuxtapone presente y pasado evidenciando un contraste entre dos épocas separadas, aunque vinculadas emocionalmente.

De esta manera, la autora utiliza el regreso de la protagonista y su intento de retratar un paisaje ya desolado para recordar en cada uno de esos lugares abandonados la vida que en ellos existía, los recuerdos que le transmiten y le llevan a una época donde la guerra aún no había cobrado vidas ni segado futuros y que hábilmente plasma al revisitarla que «toda esta región espera únicamente el forense». Es en esos pasajes ya desiertos donde el contrate se hace evidente y donde el espacio queda vacío de seres y de esperanzas. El estilo de la autora es poético y triste pero no plenamente descorazonador e invita a la lectura con mirada amable a pesar de que narrativamente la superstición de los momentos actuales con los pasados pueda crear cierta confusión al lector hasta que uno se acostumbra a ver dos historias coincidentes aunque a la vez que separadas por el tiempo. Como quien utiliza unas gafas de realidad aumentada, la protagonista ve en esos lugares las historias pasadas que en ellos ocurrieron y que le transmiten unas sensaciones opuestas a las actuales, como aplicando un filtro de nostalgia a una tierra ya deshabitada y abandonada por todos menos por quienes guardan aún los recuerdos de tiempos mejores.

Estructuralmente, el libro se compone de tres partes muy diferenciadas, donde en la primera de ellas, con la guerra como telón de fondo, el relato explica una historia de amor entre dos amantes y lo hace desde la distancia, una distancia temporal pero también sentimental por el regreso a un pueblo cambiado por el transcurso de la guerra y el abandono. En esos espacios vacíos donde la autora lo nutre de recuerdos y de pasado. Ya en la segunda parte la autora narra la historia de la madre de la protagonista, en una zona y un tiempo de guerra, de soldados y abusos, de miedo y terror, de supervivencia y de un amor infinito hacia su hija, a la que cuida y protege tanto como le es posible en un día a día en el que el miedo asedia en la cotidianidad de la zona en guerra. Lamentablemente, si bien esta segunda parte tiene un escenario más fecundo para la narración de historias desoladoras, la autora no consigue transmitir esa angustia por causa de una narración algo inconexa y mal hilvanada con el primer episodio. Así, no hay apenas conexión entre ambas partes del libro y lo único que sostiene la narración (que si bien no es poco) es la dolorosa historia de lucha de una madre y la protección hacia su hija. Pero eso ya lo hemos leído antes, no es algo nuevo si se tiene cierto bagaje lector. En una tercera (y brevísima) parte que ejerce únicamente de cierre, la autora termina el libro devolviéndonos de nuevo a las sensaciones encontradas que ya tuvimos en su libro anterior, quizá en este causando menos impacto por la fragmentación de la historia. 

En cualquier caso, la historia se sostiene por los fragmentos en los que la autora acierta en su exposición, y toca la fibra sensible del lector que espera precisamente esto de un libro de estas características, como cuando una de las protagonistas, mirando a su amado, confiesa con pesar que «me he preguntado si reconocerías en mi rostro algo de lo que un día amaste». Es esa contundencia la que uno espera encontrar en estos libros, la aridez en unas palabras que arrastran años de guerra, desolación y desesperanza.

También de Magdalena Blažević en ULAD: A finales del verano