Los seis dulces que sí o sí tienes que probar en Portugal más allá del pastel de nata

Portugal, amén de ser el país vecino, es una sorpresa gastronómica para muchos españoles que no siempre han reparado en las bondades culinarias portuguesas. Especialmente cuando hablamos de cocina salada, donde pescados y mariscos llevan la voz cantante, siendo quizá más conocida la repostería y confitería portuguesa. Sin embargo, no todo en Portugal es el pastel de nata, como se conoce en todo el país, o pastel de Belém, como se define en Lisboa,  aunque se haya coronado como el postre más emblemático del país. En una cultura donde abundan las yemas de huevo, sobre todo tras el uso de las claras en la industria vitivinícola, el terreno de los dulces conventuales a base de yema de huevo ha promovido una cultura golosa que deja algunas piezas imprescindibles que todo viajero debería intentar probar. No solo eso. El uso de las claras de huevo era muy habitual en los propios conventos también para el lavado y planchado de los hábitos monacales, así como utilizadas en la elaboración de las hostias consagradas, razón por la que aprovechar ese excedente en la repostería. Ovos moles de Aveiro Ovos moles de Aveiro. ©Confeitaria Peixinho. Es muy posible que hayáis visto los ovos moles de Aveiro en algunos aeropuertos portugueses, donde cada vez es más fácil encontrar este dulce que, en esencia, es una mezcla de yema de huevo y azúcar. Típico del distrito de Aveiro, como su nombre indica, en el centro del país, este singular dulce de bocado abriga una dulce yema que se envuelve, bien con papel de arroz o bien con harina de trigo, en forma de concha. Se cree que el origen está en el Monasterio de Jesús de Aveiro, por eso del aprovechamiento monacal de las yemas, aunque no está documentado por completo. La leyenda también sostiene que estuvo a punto de perderse su elaboración, ya que solo una monja conocía la receta cuando desaparecieron los conventos aveirenses. Ahora, sin embargo, ha repuntado en fama y fortuna, teniendo incluso una indicación geográfica protegida. Buenas referencias si se está en la propia Aveiro son Confeitaria Peixinho y M1882. PD: en Aveiro también encontrarás las raivas, otro Bolo de arroz Bolo de arroz. ©iStock. Aunque parezca una magdalena al uso, el bolo de arroz no es tal. Tampoco, como se ha visto a cientos, es un cupcake. El bolo de arroz es un dulce con entidad propia en Portugal y no deja de ser un pequeño pastel que se hace con harina de arroz, un poco de harina de trigo, leche, huevos y azúcar, además de un poco de ralladura de piel de limón o un poco de zumo, según los gustos. Después, tras subir con un poco de levadura, coge esa forma de magdalena tan reconocible con su copete y, generalmente, va a ir envuelto en papel vegetal donde deja claramente especificado que se trata de un bolo de arroz. Extendido por todo el país, el bolo debe ser tierno, jugoso, aromático y, para llevar la contraria a la dolceria portuguesa, no ha de ser muy empalagoso ni muy dulce, por lo que es habitual tomarlo en desayunos y meriendas en todo el país. Bolas de Berlim Bolas de Berlim. ©Fábrica de Bolos do Chile. Puede que hablar de berlinesas no sea hablar de un dulce exclusivamente portugués, pero es cierto que las bolas de Berlim tienen vida propia en las confiterías portuguesas donde esta masa frita se suele rellenar de crema pastelera, todo un clásico en las dulcería lusa, y luego espolvoreada con azúcar, generalmente glasé. No hablamos en este caso de un bollo acotado más geográficamente como sí sucede con los ovos moles, sino de una pieza de bollería que se encuentra con facilidad por todas las pastelerías. En Directo al Paladar Gastroguía de Oporto: qué restaurantes, bares y cafeterías no debes perderte en la ciudad de la francesinha Contundentes, jugosas y rara vez tomadas sin la crema pastelera, las bolas de Berlim son una de las referencias más clásicas también de muchos desayunos de bar en Portugal y una joya que, por ejemplo, no debes esquivar en Oporto si pasas por la Confeitaria Petúlia y, si estás en Lisboa, no dejes de acercarte a Fábrica de Bolos do Chile. Pudim do Abade Priscos Pudim do Abade Priscos. El pudim do Abade Priscos, muchas veces sintetizado en las cartas de los restaurantes y en las pastelerías como Abade Priscos, es en realidad la versión todavía más golosa y edulcorada del tocino de cielo. La esencia de la receta es sencilla: mucha yema de huevo, azúcar y una fina capa de caramelo por encima. Es fácil de ver en los restaurantes, en las casas y, en formato pequeño o en raciones, rara es la confitería que no lo trabaja, sobre todo en el norte del país. Contundente donde los haya, este pudim es solo para almas verdaderamente golosas y devotas de los postres con huevo. Se s

May 9, 2025 - 19:33
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Los seis dulces que sí o sí tienes que probar en Portugal más allá del pastel de nata

Los seis dulces que sí o sí tienes que probar en Portugal más allá del pastel de nata

Portugal, amén de ser el país vecino, es una sorpresa gastronómica para muchos españoles que no siempre han reparado en las bondades culinarias portuguesas. Especialmente cuando hablamos de cocina salada, donde pescados y mariscos llevan la voz cantante, siendo quizá más conocida la repostería y confitería portuguesa.

Sin embargo, no todo en Portugal es el pastel de nata, como se conoce en todo el país, o pastel de Belém, como se define en Lisboa,  aunque se haya coronado como el postre más emblemático del país.

En una cultura donde abundan las yemas de huevo, sobre todo tras el uso de las claras en la industria vitivinícola, el terreno de los dulces conventuales a base de yema de huevo ha promovido una cultura golosa que deja algunas piezas imprescindibles que todo viajero debería intentar probar.

No solo eso. El uso de las claras de huevo era muy habitual en los propios conventos también para el lavado y planchado de los hábitos monacales, así como utilizadas en la elaboración de las hostias consagradas, razón por la que aprovechar ese excedente en la repostería.

Ovos moles de Aveiro

Ovos Moles De Aveiro C Confeitaria Peixinho Ovos moles de Aveiro. ©Confeitaria Peixinho.

Es muy posible que hayáis visto los ovos moles de Aveiro en algunos aeropuertos portugueses, donde cada vez es más fácil encontrar este dulce que, en esencia, es una mezcla de yema de huevo y azúcar. Típico del distrito de Aveiro, como su nombre indica, en el centro del país, este singular dulce de bocado abriga una dulce yema que se envuelve, bien con papel de arroz o bien con harina de trigo, en forma de concha.

Se cree que el origen está en el Monasterio de Jesús de Aveiro, por eso del aprovechamiento monacal de las yemas, aunque no está documentado por completo.

La leyenda también sostiene que estuvo a punto de perderse su elaboración, ya que solo una monja conocía la receta cuando desaparecieron los conventos aveirenses. Ahora, sin embargo, ha repuntado en fama y fortuna, teniendo incluso una indicación geográfica protegida. Buenas referencias si se está en la propia Aveiro son Confeitaria Peixinho y M1882. PD: en Aveiro también encontrarás las raivas, otro

Bolo de arroz

Istock 1209933230 Bolo de arroz. ©iStock.

Aunque parezca una magdalena al uso, el bolo de arroz no es tal. Tampoco, como se ha visto a cientos, es un cupcake. El bolo de arroz es un dulce con entidad propia en Portugal y no deja de ser un pequeño pastel que se hace con harina de arroz, un poco de harina de trigo, leche, huevos y azúcar, además de un poco de ralladura de piel de limón o un poco de zumo, según los gustos.

Después, tras subir con un poco de levadura, coge esa forma de magdalena tan reconocible con su copete y, generalmente, va a ir envuelto en papel vegetal donde deja claramente especificado que se trata de un bolo de arroz.

Extendido por todo el país, el bolo debe ser tierno, jugoso, aromático y, para llevar la contraria a la dolceria portuguesa, no ha de ser muy empalagoso ni muy dulce, por lo que es habitual tomarlo en desayunos y meriendas en todo el país.

Bolas de Berlim

Bolas de Berlim. Bolas de Berlim. ©Fábrica de Bolos do Chile.

Puede que hablar de berlinesas no sea hablar de un dulce exclusivamente portugués, pero es cierto que las bolas de Berlim tienen vida propia en las confiterías portuguesas donde esta masa frita se suele rellenar de crema pastelera, todo un clásico en las dulcería lusa, y luego espolvoreada con azúcar, generalmente glasé.

No hablamos en este caso de un bollo acotado más geográficamente como sí sucede con los ovos moles, sino de una pieza de bollería que se encuentra con facilidad por todas las pastelerías.

Contundentes, jugosas y rara vez tomadas sin la crema pastelera, las bolas de Berlim son una de las referencias más clásicas también de muchos desayunos de bar en Portugal y una joya que, por ejemplo, no debes esquivar en Oporto si pasas por la Confeitaria Petúlia y, si estás en Lisboa, no dejes de acercarte a Fábrica de Bolos do Chile.

Pudim do Abade Priscos

Pudim Do Abade Priscos Pudim do Abade Priscos.

El pudim do Abade Priscos, muchas veces sintetizado en las cartas de los restaurantes y en las pastelerías como Abade Priscos, es en realidad la versión todavía más golosa y edulcorada del tocino de cielo. La esencia de la receta es sencilla: mucha yema de huevo, azúcar y una fina capa de caramelo por encima.

Es fácil de ver en los restaurantes, en las casas y, en formato pequeño o en raciones, rara es la confitería que no lo trabaja, sobre todo en el norte del país. Contundente donde los haya, este pudim es solo para almas verdaderamente golosas y devotas de los postres con huevo.

Se supone que la receta viene de Manuel Joaquim Machado Rebelo, un clérigo de finales del siglo XIX que ejerció como abad en la localidad de Priscos, cerca de Braga, que decidió aprovechar las yemas de esta manera.

Jesuitas

04 Jesuitas. ©Confeitaria Moura. Jesuitas. ©Confeitaria Moura.

Literalmente suenan a lo que son, pero lo cierto es que los 'jesuítas' tienen parecidos notables con algunos postres de confitería que conocemos sobradamente en España o, cuanto menos, nos pueden sonar. De hecho, se parecen mucho a las famosas corbatas de Unquera o a las polkas de Torrelavega.

En este caso, los jesuitas son una masa de hojaldre, con mucha mantequilla, que se cubren con una glasa real (a base de azúcar glasé y de clara de huevo) que luego se hornean.

El resultado es un bocado crujiente, fragante, muy sabroso, no especialmente empalagoso (lo que no es habitual en la dulcería portuguesa) que vas a ver con bastante frecuencia en la ciudad de Oporto y sus alrededores. Una buena pista para probarlas la encontrarás en la Confeitaria Moura.

Broa castelar

Broa castelar Broa castelar. ©VisitPortugal.

Puede que sea uno de los dulces más desconocidos de Portugal para el gran público, pero os aseguro que, si lo probáis, repetiréis. Es goloso, claro, pero tiene una mezcla interesante de azúcar natural y jugosidad que resulta sorprendente. La broa castelar no está tan extendida por Portugal, ya que es un postre más o menos típico del sur de Lisboa a base de boniato asado y de almendras, típico de Navidad.

Cuando el boniato está asado, se tritura y se mezcla con la harina de almendras, llevándose luego al horno –tras añadir el azúcar– y se cubre con una pequeña capa de huevo batido, lo que da un toque dorado al bocado, con forma de elipse, que también se puede mojar sin complicaciones en un buen café.

Imágenes | WHPics en iStock /  VisitPortugal / Confeitaria Moura / Fábrica de Bolos do Chile / Confeitaria Peixinho

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La noticia Los seis dulces que sí o sí tienes que probar en Portugal más allá del pastel de nata fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .