Usted puede estar sufriéndola sin saberlo

La inseguridad lingüística es el sentimiento de inferioridad social y cultural que experimenta un hablante cuando se comunica de manera oral por la influencia del carácter prestigioso que adquieren otras modalidades entendidas como variedades de referencia. La entrada Usted puede estar sufriéndola sin saberlo se publicó primero en Ethic.

Apr 7, 2025 - 13:24
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Usted puede estar sufriéndola sin saberlo

El español es una lengua en expansión con millones de hablantes en el mundo, alrededor de 595 millones: su carácter expansionista es, sin duda, uno de los motivos por los cuales existen numerosas variedades de habla.

Solamente dentro de España hay tres modalidades geográficas: el español castellano, el andaluz y el canario. Todas ellas comparten elementos comunes que nos permiten comunicarnos, pero existen determinados rasgos que caracterizan a cada modalidad.

El español castellano, también llamado centropeninsular, se caracteriza por la distinción al pronunciar entre la ese y la zeta, la pronunciación de la ese apicoalveolar («cerezas» se pronuncia [θe’reθas]) y el uso del pronombre «vosotros» para la segunda persona del plural.

El español de Canarias se caracteriza por el seseo con ese predorsal

En parte de Andalucía se «aspiran» la ese, la hache y la jota. Por ejemplo, en lugar de [los ‘ojos] se pronuncia [loh ‘ohoh], «hijo» se pronuncia [‘iho] y lo mismo ocurre con la jota de «jolgorio», que en su origen era «holgorio». La elle, que es lateral palatal en castellano («llave» se pronuncia [‘ʎaβ̞e]), en algunos sitios de Andalucía suena como una «sh» (por ejemplo, [‘kiɟo] frente [‘kiʎo]).

El español de Canarias se caracteriza por el seseo con ese predorsal («cerezas» se pronuncia [se’resas]) y aspiración de la ese en posición final de sílaba ([‘doh] frente a [‘dos]), así como el uso del pretérito indefinido en lugar del pretérito perfecto compuesto: «se cayó» frente «se ha caído».

¿Hay una mejor que otra? ¿Cómo perciben los hablantes de español su variedad lingüística? ¿Se ven influenciados por la variedad castellana?

La inseguridad lingüística

La inseguridad lingüística es el sentimiento de inferioridad social y cultural que experimenta un hablante cuando se comunica de manera oral por la influencia del carácter prestigioso que adquieren otras modalidades entendidas como variedades de referencia. El Diccionario de sociolingüística lo define así: «Motivaciones actitudinales que llevan a los hablantes a tener sentimientos negativos sobre su propia variedad materna, o sobre algunos aspectos de ella, y que les hacen sentirse inseguros sobre su valor o corrección. Esta inseguridad puede hacerles intentar acomodarse a, o adquirir, formas de habla de mejor estatus, y puede conducir a hipercorrección a los hablantes».

La hipercorrección supone cometer errores, precisamente, tratando de buscar un uso «culto» o perteneciente a esa lengua que consideramos de prestigio y que no es la que usamos en el día a día. Los hablantes realizan este esfuerzo de acomodación dependiendo del grado de «conciencia lingüística» que tengan, es decir, de los conocimientos que tenga sobre cómo funciona la lengua.

El prestigio del castellano entre los hablantes

En un estudio reciente, el 43,6% de los encuestados consideran que la variedad más prestigiosa es la castellana. En una proporción bastante menor aparece la opción que alude a la igualdad entre todas las variedades (con un 23,9%), mientras que solo un 17,7% cree que el canario es la modalidad más prestigiosa.

Esto supone que para muchos de los encuestados la modalidad que utilizan es una variedad con un prestigio inferior al que otorgan a la llamada «pronunciación peninsular».

Recuperar el prestigio lingüístico

¿Qué podemos hacer ante esta situación lingüística? En primer lugar, debemos darnos cuenta de la importancia de recuperar el prestigio de nuestra propia variedad, ya que esta inseguridad puede afectar a múltiples facetas de nuestra vida: personal, profesional o social. No obstante, lo idóneo sería remontarnos al origen del problema: para fomentar el uso y la legitimación de la modalidad de habla es importante promover su enseñanza en las escuelas.

En el caso de la pronunciación, debemos centrarnos en dos aspectos fundamentales. Por un lado, la corrección de vulgarismos sistemáticos:

  • Casos de rotacismo, es decir, de sustitución sistemática de un fonema por otro, como cuando se dice «tordo» ([‘torðo]) para referirse a un «toldo» ([‘toldo]).
  • Aspiración de la vibrante en posición implosiva seguida de una nasal, o lo que es lo mismo, decir [‘kahne] frente a [‘karne].
  • Pérdida de la /d/ intervocálica ([pa’saøo] frente a [pa’saðo] para palabras como «pasado»).

 

Por otro lado, debemos transmitir la idea de que son correctos los rasgos propios de nuestra norma culta como el seseo y la aspiración en posición implosiva, es decir, final de sílaba, del fonema /s/.

En segundo lugar, podemos enseñar que todos aquellos fenómenos gramaticales propios de nuestra modalidad son tan prestigiosos como los de la modalidad castellana. Por ejemplo, el uso del pretérito indefinido («terminé de estudiar»), la no utilización del infijo «(e)c» de las formas de diminutivo en ito/a, illo/a (voces como «solito» o «cochito», en lugar de «solecito» o «cochecito»), o la forma «ustedes» para la segunda persona del plural.

Debemos también evitar el uso de la norma centro peninsular como el leísmo («a mi madre le llamé ayer») o el uso de «vosotros» en lugar de «ustedes».

El vocabulario canario

Por último, la enseñanza léxica en Canarias o Andalucía (o de hecho en cualquier zona, pues muchas tienen un léxico particular) podría enfocarse en preservar el uso de los canarismos o andalucismos. En el caso de Canarias, «roscas» por «palomitas», «remo» por «columpio» o «sopladera» por «globo».

En la etapa de Educación secundaria se pueden introducir obras escritas por autores canarios como Los perros de agosto (2009) de Alexis Ravelo o Muerte de un violinista (2006) de José Luis Correa, donde encontrar léxico propio del habla del archipiélago y, de manera inconsciente, fortalecer su autoestima lingüística.

Trazar contenidos de acuerdo con cada modalidad de habla, tomando como referencia la norma culta, es una medida que puede contribuir a que los hablantes de variedades tradicionalmente no consideradas normativas o de prestigio no sufran inseguridad lingüística. No debemos olvidar que la riqueza de una lengua radica en su diversidad. Poner al mismo nivel todas las variedades que componen el español es una manera de contribuir también a la cohesión lingüística.


Humberto García Pérez es Personal Docente e Investigador del Departamento de Filología Hispánica, área de Lengua Española, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

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