«Una mente fuerte y optimista puede con todo»

El día que cumplía siete años, Mireia Cabañes fue ingresada en un hospital por los intensos dolores que sentía en la pierna izquierda. Pocos días después le dieron el diagnóstico: tenía un sarcoma de Ewing, un cáncer incurable que le estaba consumiendo el fémur. Los médicos dijeron que tenía muy pocas posibilidades de seguir con vida. Vinieron después largas temporadas de hospital, quimioterapia y una complicada operación quirúrgica. Perdió una pierna, pero sobrevivió. Mireia es ahora una joven llena de energía y entusiasmo. Es subcampeona del mundo de surf adaptado por equipos y está convencida de que todas las personas […] La entrada «Una mente fuerte y optimista puede con todo» se publicó primero en Ethic.

Mar 12, 2025 - 01:22
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«Una mente fuerte y optimista puede con todo»

El día que cumplía siete años, Mireia Cabañes fue ingresada en un hospital por los intensos dolores que sentía en la pierna izquierda. Pocos días después le dieron el diagnóstico: tenía un sarcoma de Ewing, un cáncer incurable que le estaba consumiendo el fémur. Los médicos dijeron que tenía muy pocas posibilidades de seguir con vida. Vinieron después largas temporadas de hospital, quimioterapia y una complicada operación quirúrgica. Perdió una pierna, pero sobrevivió. Mireia es ahora una joven llena de energía y entusiasmo. Es subcampeona del mundo de surf adaptado por equipos y está convencida de que todas las personas pueden llegar a hacer cualquier cosa que se propongan y que los únicos límites están en la mente. Ella lo demuestra cada día.

Dices que el cáncer te ha robado cosas, pero también te ha regalado mucho. ¿A qué cosas te refieres?

El cáncer me ha robado momentos de mi infancia, con mis amigos, con mi familia o con mi hermana e incluso una pierna, pero yo creo que me ha regalado mucha valentía, fortaleza y el aprender a ver la vida de manera distinta. Lo que todo el mundo quiere, vivir el momento, yo creo que lo llevo bastante a rajatabla. Sobre todo, eso: querer sentir y experimentar el ahora. A mí me da igual el mañana y me mantengo muy fiel a eso, porque no sé si me volverán a detectar un cáncer en el futuro o no. Así que… que me quiten lo bailao, hay que seguir adelante.

Desde pequeña has tenido que superar situaciones muy difíciles: el cáncer, el tratamiento, la operación, la rehabilitación, la adaptación a las prótesis… ¿Qué te ayudó a afrontar todo eso siendo solo una niña?

Tuve la suerte de ser una niña, porque creo que los niños se toman las cosas de manera diferente y restan importancia a cosas que verdaderamente la tienen. Por otro lado, el cerebro es sabio y ha querido borrar muchísimas cosas que no le interesa recordar. Ahora, me lo tomo como un videojuego: cada día hay que afrontar una nueva pantalla y hay que luchar para no llegar al game over.

«El surf apareció para devolverme la vida en una época en la que caí a nivel físico y psicológico»

¿Qué papel ha jugado tu mente en todas estas batallas?

Mi mente ha jugado un papel fundamental en todas estas batallas y en todas las que me quedan. Una mente fuerte y optimista puede con todo y es la que te mantiene viva y te hace seguir adelante en cualquier desafío, tanto de salud como profesional y personal.

La alegría, el buen humor y la actitud positiva siempre te acompañan. ¿Son rasgos innatos de tu personalidad o es algo que has tenido que trabajar?

Cada uno nacemos con una personalidad, pero en mi caso, creo que la he trabajado, aunque no me he dado cuenta del proceso. Ahora soy una persona distinta de la niña que fui, probablemente porque me tocó madurar antes que a cualquier otra persona. Tuve que crear una personalidad fuerte y, sobre todo, optimista y positiva. ¡Ojo, que mi familia también lo es y eso viene de sangre!, pero el crecimiento personal y la madurez en los sentimientos y en la capacidad de afrontar cosas en la vida, han hecho que cambie. Tengo días malos, pero trato de afrontar siempre el día con una sonrisa y con una pequeña cosa en la que superarme.

Actualmente eres parte del equipo nacional de surf adaptado, con el que has logrado ser subcampeona del mundo. ¿Qué te hizo experimentar el surf para llevarte a apostar a tope por este deporte?

Por un lado, siempre digo que si soy subcampeona es porque todavía somos pocas las chicas que competimos en esta modalidad; si fuésemos 20 o 30, probablemente no sería subcampeona. Con esto, quiero hacer un llamamiento para que toda mujer con una discapacidad física se anime a probarlo, porque nos lo pasamos muy bien y es un deporte que produce muchos beneficios a nivel psicológico y físico. Siempre había querido probarlo, pero tenía varios inconvenientes: vivo en Valencia, que es una zona con pocas olas, soy mujer y no conocía a ninguna persona con discapacidad física que surfeara. Alguna vez lo había probado tumbada en la tabla, pero lo quería hacer de pie. El surf apareció para devolverme la vida, porque estaba en una época en la que caí a nivel físico y psicológico porque empecé a tener dolor crónico en el cuerpo. Me tocó dejar todo lo que me gustaba. Había luchado por tener un trabajo que me encantaba y lo tuve que dejar porque era incompatible con el dolor. Cuando pierdes todo lo que tienes, te preguntas: «Y ahora, ¿qué?». Entonces, apareció el surf, y ahora es mi estilo de vida. Ahora, intento que sea mi trabajo y es lo que me mantiene viva y feliz.

También te has puesto a prueba en otras disciplinas deportivas. ¿Qué supone el deporte para ti? Más allá de lo puramente físico, ¿consideras que ayuda a ejercitar la mente? ¿De qué forma?

He estado ligada al deporte desde chiquitita, he practicado muchísimos deportes (con prótesis o sin prótesis) y es algo que me hace sentir bien físicamente, pero sobre todo psicológicamente. A causa del dolor crónico tengo mis crisis, ataques de ansiedad y desesperación porque cuesta mucho mantener la calidad de vida. Pero, en el instante en que entro en el agua, me olvido de todo. A lo mejor siento el mismo dolor en el agua, pero estoy haciendo algo que me hace muy feliz, independiente, algo con lo que siempre soñé. Soy muy activa en redes sociales para que la gente aprenda que el deporte no sana solo el cuerpo sino también la mente. Te ayuda a lidiar mejor con el día a día, los quehaceres, los problemas. Y te mantiene más sana y más feliz.

«Siempre hay que encontrar el modo de hacer las cosas sin importar lo que digan los demás»

Dices que los límites no están fuera, sino en la mente. Explícanos esto.

Muchas veces la sociedad hace que uno mismo se ponga límites o se los ponga a los demás. En numerosas ocasiones he escuchado: «No puedes hacer esto». Pero ¿quién ha dicho que no pueda? A lo mejor tengo que hacerlo de una manera distinta, pero puedo hacerlo. Al fin y al cabo, el resultado es el mismo y lo que hay que disfrutar es el proceso. Sin querer, ponemos piedras en el camino a los demás o a nosotros mismos cuando no nos sentimos lo suficientemente empoderados o con confianza. Crees que no puedes, pero solo es cuestión de intentarlo y echarle ganas. Todos somos capaces de hacer todo, lo único es que hay que encontrar el modo de hacerlo. En el surf, incluso en el convencional, no todo el mundo tiene el mismo flow, el mismo estilo. En el surf adaptado, no todo el mundo surfea de la misma manera, incluso dentro de una misma categoría, porque somos todos distintos. Siempre hay que encontrar el modo de hacer las cosas sin importar lo que digan los demás. Lo importante es disfrutarlo y poder llegar a conseguirlo, el «cómo» da igual. Estoy cien por cien segura de que los límites siempre están en la mente.

¿Qué dirías a la gente que tiene que afrontar problemas difíciles como los que tú has encarado?

Cada persona necesita sus tiempos para enfrentarse a problemas o situaciones complicadas. Les diría que no se exijan más de lo que ya supone, por ejemplo, un tratamiento oncológico; que lo primero que tienen que hacer es asumir que pueden morir o seguir vivos, perder una pierna o no… Y una vez que asumes eso dices: «Vale, la pierdo, pero me queda toda una vida por delante, vamos a intentar vivirla de la mejor manera». Les diría que no pierdan la esperanza, que, si yo la hubiese perdido, no estaría aquí hablando con vosotros. A mí no me daban esperanzas de vida y, al final, la quimioterapia hizo su efecto y la cirugía también. Y, sobre todo, que busquen en el día a día esa cosa que les mantiene vivos. Pueden ser tonterías como un abrazo a alguien que quieres. En mi caso, los cafés al sol y el deporte. Y que se marquen metas a largo plazo, que eso también te hace luchar en el día a día. Pero que no se olviden de que la vida es hoy y el mañana ya llegará.

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