Se queda en shock con lo que le cuenta su cita de ‘First Dates’: «Con la edad que tiene, que aún le sigan llamando así…»

El amor se sigue buscando en televisión. En un panorama televisivo en constante cambio, pocos programas han conseguido consolidarse como First Dates. Desde su estreno en 2016, el espacio presentado actualmente por Laura Boado continúa siendo un refugio para románticos empedernidos, tímidos incorregibles y personajes que no temen exponerse en su búsqueda del amor. Su ... Leer más

Apr 1, 2025 - 14:38
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Se queda en shock con lo que le cuenta su cita de ‘First Dates’: «Con la edad que tiene, que aún le sigan llamando así…»

El amor se sigue buscando en televisión.

En un panorama televisivo en constante cambio, pocos programas han conseguido consolidarse como First Dates. Desde su estreno en 2016, el espacio presentado actualmente por Laura Boado continúa siendo un refugio para románticos empedernidos, tímidos incorregibles y personajes que no temen exponerse en su búsqueda del amor. Su fórmula, tan sencilla como efectiva, combina la espontaneidad de una primera cita con la magia de lo imprevisible.

La razón de su éxito radica, en parte, en la diversidad de perfiles que pasan por sus mesas. Cada noche, First Dates ofrece una radiografía emocional del país, con protagonistas que se muestran tal y como son, sin filtros ni guiones evidentes. La naturalidad del formato ha calado en la audiencia, que acude fielmente a la cita diaria con el romance, el humor y el bochorno ajeno.

Aunque no siempre hay química, el programa se ha convertido en un escaparate de pequeñas historias que atrapan. A veces triunfa el amor, a veces reina el desencuentro, pero siempre hay algo que comentar. Y es que en la era del zapping y las redes, First Dates ha logrado lo más difícil: seguir dando que hablar.

Montse y Josito, una cita con nervios.

La maquinaria del programa volvió a activarse este lunes 31 de marzo con una nueva tanda de encuentros. Entre ellos destacaba el de Montse, de 51 años, una barcelonesa en paro que se definía como “legal y sincera”. Su carta de presentación dejó claro que no era una mujer cualquiera: “Leer, pero ciencia oculta”, decía con una gran sonrisa al hablar de su afición favorita.

El hombre ideal para Montse debía reunir dos requisitos innegociables: “Que sea legal y sincero”. El candidato que parecía cumplirlos era Josito, de 49 años, pañolero y también de Barcelona, que se describía como “sencillo, humilde, familiar, simpático y generoso”. A priori, los ingredientes estaban ahí.

Sin embargo, la primera impresión no fue buena. Cuando escuchó su nombre, Montse no pudo ocultar su desconcierto: “Pensé que era un apodo… Con la edad que tiene que aún le sigan llamando así…”, comentó. Por su parte, Josito sí quedó encantado con su cita: “A simple vista, la chica es muy atractiva, tiene una cara muy bonita y el pelo negro muy bonito”.

Silencios que pesan más que las palabras.

La cita empezó con mal pie y, lejos de remontar, fue en picado. Ambos se quedaron completamente bloqueados. “Te quedas bloqueado, me he quedado bloqueado”, repetía Josito, mientras Montse confesaba: “No sé qué preguntarle porque estoy en blanco de verdad”. Laura Boado intentó echarles un cable: “Estáis muy tímidos, no habláis mucho. Ahora os sentáis y perdéis los nervios. Y ya relajados cenáis. Todo perfecto”.

Pero ni siquiera la intervención de la presentadora logró salvar la velada. Durante la cena, el ambiente seguía siendo incómodo y los silencios se acumulaban. “Yo veo que está nervioso porque es que le tiembla la pierna. No sé cómo empezar, cómo decirle. Pero poco a poco me iba sintiendo más tranquila y relajada”, narraba ella, intentando buscar algo de luz en una cita que no fluía.

Josito, con pocas ideas para romper el hielo, quiso saber si estaba cumpliendo con las expectativas de su compañera. “No me planteé cómo podía ser ni nada”, respondió Montse. Aunque, en privado, admitió algo distinto: “Me lo imaginaba más alto y moreno”. Un detalle que, aunque pequeño, revela que las primeras impresiones pesan.

Un canto que no bastó.

A falta de conexión emocional, tampoco ayudaron los gustos ni la afinidad. Ambos reconocieron que no eran usuarios de aplicaciones de citas, pero esa coincidencia no bastó. El fútbol terminó de marcar distancia: él era culé, ella merengue. “Vaya tela, mi exmarido y mi expareja del Barça. Uno del Madrid por favor”, zanjaba ella, sin dejar lugar a dudas.

En un intento por sorprender, Josito se animó a cantar a capella justo antes de la decisión final. Un gesto inesperado que, sin embargo, no logró conquistar a Montse. La decisión fue rotunda y sin dobleces. “No quiero una segunda cita porque no eres mi prototipo”, concluyó la catalana.

El encuentro entre Montse y Josito es solo uno más en el universo de First Dates, donde cada cena puede convertirse en un flechazo… o en una anécdota televisiva. Aunque en esta ocasión no surgiera el amor, el programa volvió a cumplir con su propósito: mostrar que las primeras citas, con sus luces y sombras, siguen siendo un pequeño espectáculo irresistible.