Lo nunca visto en ‘First Dates’, Carlos Sobera obligado a intervenir por la conducta intolerable de la cita: «Respeto»
‘First Dates’ no decepciona. Desde su estreno en 2016, First Dates se ha convertido en un fenómeno televisivo que no deja de sorprender. El programa, ambientado en un restaurante donde solteros buscan pareja en una primera cita a ciegas, combina el romance con el reality en estado puro. Su fórmula, sencilla pero efectiva, ha sabido ... Leer más

‘First Dates’ no decepciona.
Desde su estreno en 2016, First Dates se ha convertido en un fenómeno televisivo que no deja de sorprender. El programa, ambientado en un restaurante donde solteros buscan pareja en una primera cita a ciegas, combina el romance con el reality en estado puro. Su fórmula, sencilla pero efectiva, ha sabido reinventarse sin perder la chispa que lo hace irresistible. A día de hoy, sigue capturando audiencias que buscan tanto el amor como el morbo de una conversación incómoda.
Lo que diferencia a First Dates no es solo el entorno cuidado o la presencia de Carlos Sobera, sino la autenticidad –a veces incómoda– de sus protagonistas. En un mar de producciones guionizadas, este espacio ofrece una mirada cruda, imprevisible y muchas veces tierna a la complejidad humana. La cita puede terminar en amor, en desencuentro o en espectáculo, pero rara vez deja indiferente. Es precisamente ese componente humano, impredecible y sin filtros, lo que mantiene viva la llama del programa.
El programa ha sabido captar la atención de una audiencia diversa, que encuentra en cada episodio un espejo –distorsionado o no– de las relaciones contemporáneas. En este escenario, lo que empieza como una cena puede convertirse en una escena digna de telenovela. Y eso fue exactamente lo que ocurrió entre Xiomara y Ángel, dos solteros que protagonizaron una de las citas más tensas que se recuerdan. La velada fue tan incómoda como reveladora de los límites del respeto en una primera impresión.
Cuando la incomodidad se sirve de primero.
Ella, una modelo dominicana de 35 años, llegaba con seguridad en sí misma y ganas de conectar. “Soy bastante valiente y extrovertida (…) Tengo bastante cabeza para saber en qué mundo estoy y en qué mundo vivo”, decía con convicción. Su intención era clara: encontrar a alguien honesto, simpático y educado. “¿Es mucho pedir?”, añadía, dejando ver que no buscaba lo imposible, solo un mínimo de empatía y humanidad.
Enfrente se sentaba Ángel, un entrenador personal de Barcelona que no se mostraba especialmente optimista respecto al amor. “No descarto el amor, pero un 99,99% es todo mentira”, comentaba con una mezcla de ironía y resignación. Su primera impresión de Xiomara fue desafortunadamente explícita: “Físicamente, si la miro de cara para abajo, me gusta, pero de cara para arriba, no”. Desde el primer minuto, quedó claro que la sensibilidad no iba a ser su punto fuerte.
La cita empezó torcida y no hizo más que empeorar. Ángel, con un estilo directo que rozaba lo ofensivo, cuestionó a su acompañante sobre el color de sus ojos y el uso de lentillas. “¿Y por qué te lo pones?”, preguntó él, a lo que ella respondió: “Por variar un poco”. Esa pregunta, aparentemente inocente, fue el detonante de la incomodidad que dominaría el resto de la cena.
De malentendidos y preguntas fuera de lugar.
El momento más incómodo llegó con un comentario sobre una supuesta operación de pecho. “¿No son naturales, no?”, lanzó Ángel sin filtros, como si esa fuera una pregunta adecuada en una primera cita. Para Xiomara fue la gota que colmó el vaso: “En la vida me había encontrado con una persona que de entrada fuera tan maleducada”. La conversación, lejos de fluir, se convirtió en un interrogatorio cargado de prejuicios y falta de tacto.
Y es que, a pesar de las múltiples señales de incomodidad, la velada continuaba sin rumbo. El clímax llegó cuando él calificó la cita como “una decepción total”, demostrando un desprecio innecesario. La respuesta de Xiomara fue tan afilada como clara: “Me parece muy agresiva la forma en la que te has expresado porque creo que no eres Brad Pitt. Encima tienes defectos. ¿Eso que tienes en la frente qué es?”. Su comentario, aunque duro, surgía del hartazgo.
El intercambio subió de tono con rapidez. “Tú eres maleducada. Te faltan valores. Yo no miro a nadie por encima del hombro”, respondió él, elevando aún más el conflicto. Carlos Sobera, en su papel de mediador experimentado, intervino para evitar que la situación se descontrolara aún más. Pero ni siquiera su intervención logró suavizar los ánimos en un encuentro que ya parecía irrecuperable.
Cuando ni el amor ni el respeto aparecen en la cita.
“No ha habido ni química ni respeto”, sentenciaba Xiomara mientras ambos abandonaban el restaurante visiblemente molestos. Sobera, con su habitual templanza, zanjó el encuentro: “Es una relación imposible y lo estáis pasando fatal. Pero no tiene por qué ser un suplicio”. A veces, saber cuándo poner fin a una conversación es tan valioso como saber empezarla.
Las redes sociales no tardaron en reaccionar, convirtiendo la cita en uno de los temas más comentados de la noche. Cientos de usuarios destacaron la entereza de Xiomara y su capacidad para mantenerse firme ante una actitud que muchos calificaron de irrespetuosa. Su serenidad contrastó con el tono condescendiente de su acompañante, dejando claro que la dignidad no se negocia.
Y así, una vez más, First Dates confirma que más allá del entretenimiento, también puede ser una plataforma donde se reflexiona –aunque sea entre platos– sobre los límites del respeto y la empatía. No todos los encuentros son afortunados, pero algunos dejan lecciones que van más allá de lo romántico. Esta vez, la audiencia no encontró una historia de amor, pero sí un ejemplo claro de lo que nunca debería ocurrir en una cita.