Las cabras: el poder de lo literario
Esta última podría contestarse si asumimos que nos encontramos ante un preciso aparato literario que escapa de la lógica de los temas y géneros (como acostumbran a hacer las buenas novelas) y va más allá, para hacer de la ficción una materia prima y emplearla con la sabiduría de quien construye un universo diferente, pero... Leer más La entrada Las cabras: el poder de lo literario aparece primero en Zenda.

¿Qué necesidad hay de decir una palabra en lugar de otra? ¿Qué necesidad hay de pensar en cómo se cuenta una historia, de cuidar el discurso como una labor de artesanía? Estas cuestiones resultan inevitablemente de leer El ataque de las cabras, de Laura Chivite, preguntas que surgen a su vez de una principal y menos elocuente: ¿por qué hablar de cabras en un coming of age?
Esta novela publicada por Random House funciona como un manual de ascetismo urbano, una pedagogía de la aceptación del caos. Es una novela que abandona a esos grandes protagonistas interesados en conocer lo que sucede a su alrededor y pone el foco en quién trata de conocer, qué sujeto hay tras ese afán. En este caso, una joven narradora que trata de buscar su identidad familiar e individual para darse cuenta que nunca terminará de saber del todo: de saber quién es, de saber cuál es su herencia; pero en ese indagar empieza a participar de su mundo y a construir afectos con sus familiares. Hay una mirada de desengaño hacia los discursos que nos habían prometido que todo se comprendería llegada la adultez, que una sabría qué decisión es la correcta. En esta novela todo queda puesto en duda, tal y como tía Lidia le dice a su gato, Baby. «Una tarde, cuando eras un niño, te saqué a la calle y te asustaste mucho. Viste a dos perros de agua caminar y no supiste qué eran. ¿Te acuerdas? Yo te entendí. Aquella tarde te comprendí perfectamente, Baby: yo tampoco entendía casi nada de lo que me rodeaba». Porque El ataque de las cabras nos enseña a no entender la madurez como una audacia ante la vida, sino como la aceptación de sus misterios.
Nunca seremos lo suficientemente adultos para que no nos asuste el cambio o la idea de decidir o equivocarnos. Esto ya lo vimos en la novela anterior de Laura Chivite, Gente que ríe (premio Ojo Crítico). De hecho, recuerdo que el capítulo de «Cómo olvidar a Berta» me provocó tanta conmoción como calidez. Tampoco seremos lo suficientemente adultos para que todas esas dudas de la infancia terminen por resolverse. De este modo, El ataque de las cabras nos propone abandonar las pretensiones de racionalizar nuestro entorno y que nos rindamos al no-saber. «¡No se puede regresar, no se puede anticipar! ¡Sólo participar!». Asimismo, este magnífico manual de ascetismo urbano se llena de elementos fantásticos para construir un mundo alternativo que, precisamente en su carácter de simulacro, se abre a todos los lectores y lectoras. Se construye en tanto que obra abierta, en términos de Umberto Eco, cuya sobresaliente estructura logra un espacio para que diversas lecturas puedan acudir a esta novela y encontrar sus propias realidades. Porque quizá la telequinesis es la mejor imagen para explicar el desgarro, o los vampiros el mejor modo de hablar de la soledad.
Entonces, ¿por qué las cabras? Personalmente, este símbolo me condujo a una figura resultante de los dos grandes ataques ilustrados contra las mujeres: la mujer-macho, por la perilla que se atusa la cabra Juana, y la histérica, por su relación con la insumisión. No obstante, la naturaleza del juego de tía Lidia de construir la historia de la cabra Juana no se explica en ningún momento, y ahí radica su poder literario. Chivite ha creado este mundo con la audacia de quien conoce el poder de las ficciones para hablar más allá de lo referencial. Las grandes autoras no señalan el fuego, sino que se sitúan como un espejo frente a este y juegan con la perspectiva. Por eso precisamente, el propio relato de la cabra Juana requiere que la protagonista lo escuche para construirlo junto a su tía.
Así El ataque de las cabras no es un simple coming of age, sino un alegato a las ficciones como manera de nombrar lo que ya existe para reconocerlo o conocerlo de manera distinta: la identidad, la juventud, la familia, el mundo. No obstante, esta búsqueda de realidad parte del presupuesto de que el conocimiento no implica control sino, paradójicamente, desconocer-aún.
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Autor: Laura Chivite. Título: El ataque de las cabras. Editorial: Random House. Venta: Todos tus libros.

© Isabel Ezkieta
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