La madre de un niño con autismo en Jaén denuncia la agresión de un profesor al menor
Un infierno silencioso: el duro camino de un niño con autismo víctima de acoso escolar en Jaén La historia de un menor con autismo en La Carolina, Jaén, ha sacado a la luz una realidad profundamente preocupante: el acoso escolar, lejos de cesar, ha escalado hasta alcanzar a quienes deberían protegerle, sus propios docentes. Este ... Leer más

Un infierno silencioso: el duro camino de un niño con autismo víctima de acoso escolar en Jaén
La historia de un menor con autismo en La Carolina, Jaén, ha sacado a la luz una realidad profundamente preocupante: el acoso escolar, lejos de cesar, ha escalado hasta alcanzar a quienes deberían protegerle, sus propios docentes.
Este caso, que ha sido expuesto públicamente este jueves en el programa *En boca de todos*, ha provocado una oleada de indignación y reflexión. Durante una conexión en directo, la madre del niño relató con valentía los episodios de sufrimiento que ha vivido su hijo, revelando cómo el entorno educativo, que debería haber sido un espacio seguro y de inclusión, se convirtió en un lugar hostil y dañino.
Un niño diagnosticado con hiperactividad, forzado al silencio y la inmovilidad
El punto de inflexión comenzó cuando un profesor del centro educativo decidió prohibir al menor levantarse de su silla, a pesar de que tenía conocimiento de su diagnóstico de hiperactividad. Según explicó la madre en el programa de Cuatro, esta restricción provocó un deterioro notable en el comportamiento y el estado emocional de su hijo.
El ambiente en clase se tornó insoportable: los gritos del docente eran constantes y se dirigían directamente al menor. La situación llevó a la madre a buscar ayuda médica. Un informe clínico posterior dejó constancia de los efectos del maltrato emocional en el niño: «el niño refiere cansancio, solo quiere dormir y cuenta que su profesor le grita».
De la preocupación al miedo: la madre presencia el maltrato
Ante el deterioro psicológico de su hijo, la madre tomó una decisión drástica: acudir personalmente al colegio para observar la dinámica en el aula. Lo que presenció confirmó sus peores temores. Durante su visita, escuchó directamente los gritos del profesor, quien incluso se dirigió a ella de forma agresiva: «Aquí ningún profesor quiere a tu hijo. No le soportan».
Este episodio fue un punto de inflexión. Tras una conversación sincera con su hijo, el menor confesó entre lágrimas que el profesor no solo le humillaba verbalmente, sino que también había llegado a agredirle físicamente.
El testimonio del menor: «un guantazo en la cara»
La madre, visiblemente afectada, narró cómo su hijo describió la agresión: «Según el gesto que me relata mi hijo fue un guantazo en la cara». Su testimonio, ofrecido en el matinal de Cuatro, pone de manifiesto el nivel de violencia al que ha estado expuesto el niño, quien además fue víctima de otras formas de vejación sistemática.
«No le dejaba levantarse de la silla, le humillaba delante de sus compañeros y decía que no quería trabajar», explicó con indignación la madre, quien ha preferido mantener el anonimato para proteger la identidad de su hijo.
Una llamada a la acción
Este caso ha reabierto el debate sobre cómo se gestionan los casos de acoso escolar en menores con necesidades educativas especiales. La falta de preparación de algunos profesionales para abordar situaciones de neurodivergencia, sumada a la carencia de protocolos de intervención adecuados, puede convertir las aulas en espacios de sufrimiento en lugar de aprendizaje.
Mientras se esperan medidas por parte de las autoridades educativas, la historia de este niño resuena como una advertencia urgente: el sistema no puede fallar a quienes más lo necesitan. La escuela debe ser un refugio, no un campo de batalla emocional para los menores con diversidad funcional.