Dabiz Muñoz vuela al extranjero con Hungry Club

“Es un proyecto que no se va a quedar sólo en España. Nos quedan seguro tres más por inaugurar a corto plazo, aunque tampoco se trata de escalar salvajemente sin control. Para conservar, la calidad la idea es no tener prisa, pero no nos ponemos límites ni fronteras». Con estas palabras Dabiz Muñoz desvela los planes de vuelo de Hungry Club.

Es el nombre que reciben las barras que se encuentran ya en la T4, en la Satélite y en la T1 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, además de en el de Barcelona y Málaga.

El cocinero de DiverXO y Avolta, líder mundial en travelretail, se han unido a través de una «joint venture» para crear la marca, una alianza con la que pretenden revolucionar la forma de comer en los aeropuertos. Desde el mismo día de su inauguración el pasado septiembre, el proyecto nació para romper las reglas de lo que entendemos por «comer en un aeropuerto».
Prácticamente, han abierto una barra al mes: «Es un proyecto súper importante para nosotros», reconoce el chef: «Desde el principio entendimos que teníamos un reto por delante grande, porque en los aeropuertos siempre ha habido una oferta muy homogeneizada. Por eso, quisimos ser un poco disruptivos».

Hungry Club ha sido nominado a mejor restaurante en un aeropuerto por Bloomberg y en el congreso Hip fue reconocido como el mejor modelo de restauración en éstos: «Tener un restaurante en un sitio así, y más dentro de una tienda, es poco normal». Lo recalca, porque en la T4 se encuentra dentro del Duty Free: «Es un espacio sin salida de humos, de ahí que fuera un desafío.

Tardamos un año en entender qué podíamos hacer o no. Es verdad que todo el knowhow alrededor de Avolta y Autogrill nos sirvió de mucho y fue un aprendizaje muy grande, pero lo que teníamos muy claro es que teníamos que hacer algo que llevase los valores del Universo XO y que permitiese al viajero comer de una forma distinta. Es decir, ofrecer bocados con unos sabores diferentes y con una calidad excelente», prosigue el chef, quien lo define como «un concepto muy urbano, moderno, con mucha chispa y arriesgado, pero, sobre todo, contiene códigos y técnicas de alta cocina. Con el paso de los años, hemos sido capaces de llevar a diferentes proyectos todo el «kowhow» que tenemos de alta cocina».

Es un destino pensado para personas hedonistas, exploradoras, gente inquieta e inconformista, que busca disfrutar de la buena comida en cualquier lugar del mundo y, ¿por qué no también en un aeropuerto? Una de las principales claves es que Muñoz reinventa y revoluciona el concepto de comida de aeropuerto, tanto por su oferta, que es muy dinámica, como por su alta calidad, a la que contribuye trabajar con proveedores locales y de proximidad.

¿Qué comer? El precio medio ronda los 20 euros. El bikini club clásico trufado, de pollo spicy a la parrilla o de costilla a la barbacoa. ¿Por qué no un pincho de tortilla? ¿un ramen? Y, por supuesto, la tarta de queso de la Pedroche.

No es la primera vez que el Grupo XO sale de nuestras fronteras. Fue a por todas con StreetXO en Londres pero se le cruzó la pandemia.

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