Victorino, en su pregón: «Estamos en la obligación de preservar y defender la tauromaquia»

Se había subido al atril del Maestranza el modesto novillero que se echó el hatillo al hombro para capear por los campos de la España profunda. Se había subido al atril del Maestranza el joven estudiante de Veterinaria que reivindicó los estudios en una familia bien arraigada en el mundo rural. Se había subido al atril del Maestranza el afamado ganadero que continuó y perfeccionó la vacada de su padre hasta conseguir una embestida única dentro de un encaste extremadamente difícil de manejar. Se había subido al atril del Maestranza el 'lobista' taurino cuyo único lucro es la defensa y promoción de la tauromaquia por todas las regiones españolas. Se había subido al atril del Maestranza, por lo tanto, Victorino Martín . Y con él viajó hasta este ruedo de las letras la semblanza de su vida . Desde que tuvo la «osadía» y «loca aventura» de querer ser torero hasta que terminó cumpliendo el sueño de todo ganadero: indultar un toro en la Maestranza . A trescientos metros del sanctasanctórum del toreo pronunció Victorino Martín el XLI Pregón Taurino de Sevilla . Un ofrecimiento que rápidamente aceptó al teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería, Santiago León Domecq , sin tener idea de quiénes habían sido sus predecesores. Cuanto el teniente empezó a darle nombres como los de Vargas Llosa, Francis Wolff, Pérez Reverte, Andrés Amorós, Carlos Herrera o Alberto García Reyes «y mientras me seguían dando nombres de personajes ilustres, ya no escuchaba nada», confesaba el pregonero durante su arranque. « Sólo podía pensar en el lío en el que me había metido ». «¿Qué va hacer un hombre de campo como yo donde han dejado su huella maestros de la palabra y de la pluma? La verdad es que al oír el nombre de Álvaro Domecq Díez volví a la realidad y me dio moral el saber que un colega ganadero había salido por la puerta del príncipe. Una 'puerta del príncipe' que también abrió este domingo Victorino Martín con una faena plenamente inspirada en sus recuerdos más íntimos. Desde la hazaña de querer ser torero sin los recursos del padre que ya triunfaba como ganadero hasta los esfuerzos que aún hoy sigue realizando para dejar una tauromaquia mejor de la que se encontró. Había presentado al pregonero el abogado Lorenzo Clemente , una de las piezas claves de la defensa jurídica de la Fundación Toro de Lidia. Junto a ellos, sobre el escenario del Teatro de la Maestranza, el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz ; el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz ; el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés ; el jefe de la Fuerza Terrestre, Carlos Melero ; el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, Santiago León Domecq ; y la representante Poder Judicial Andalucía Occidental y Ceuta, Begoña Rodríguez Álvarez . Para Victorino fue tal el compromiso que hace unos días, tal y como confesó, acudió a un pequeño pueblo de Salamanca ( Mancera de Abajo ) para visitar un convento de clausura de la orden Carmelita con el que su familia guarda una estrecha relación. «Me dirigí a la superiora y le expliqué mi problema: 'Madre necesito que recen por mí porque me he metido en un lío importante. Mejor dicho, muy importante'. Tras asegurarme que iban a rezar, se sintió mi apoderada y me respondió con rotundidad: 'Sé valiente y arriesga porque el que se anuncia en la Maestranza sólo tiene dos salidas: puerta grande o enfermería '». Y arriesgó Victorino con un pregón íntimo y personal en el que abordó su fe cristiana y confesó cómo se «enamoró» de Sevilla, a través del toreo de Manolo Vázquez y su sobrino Pepe Luis , cuando ambos se preparaban para reaparecer y tomar la alternativa, respectivamente, hace cuarenta y cinco años. Fue tal el impacto que le produjo el toreo del veterano maestro que acudió a la cita «Y ocurrió. Me enamoré de su toreo, de todo lo que para mí significa la palabra Sevilla. Y soñé. Soñé que en la vida hay otras vidas. Otros conceptos. Otros valores. Otros espacios. Otros tiempos. Otras personas. Otros amigos. Que la vida es un camino. Cada cual tiene que recorrer el suyo propio. Soñé pisar algún día el ruedo maestrante . Y a través del toro llegar a saber lo que se siente al estar en el centro del mundo». Lo que muchos no sabíamos es que a continuación vino a vivir al barrio de Santa Cruz con un amigo alemán que le acogió en la plaza Doña Elvira. «Vivíamos en torero. Toreábamos de salón en la azotea de la casa y hacíamos deporte por el parque de María Luisa. Fueron experiencias inolvidables». Siguió intentando su sueño «hasta donde pude». «Pasé mi duelo, tuve que aceptar mi final como diestro y recomenzar mi marcha . Pero llevaba al toro en lo más profundo de mi ser y no podía separarme de él». Recordó el origen de su ganadería, descendencia directa de aquellos toros que en su día criaron en la provincia de Sevilla el marqués de Albaserrada y su hermano, el conde de Santa Coloma , continuando con un balance artístico de las que han sido las «tardes memorables» de su ganadería en la Maestra

Apr 20, 2025 - 13:34
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Victorino, en su pregón: «Estamos en la obligación de preservar y defender la tauromaquia»
Se había subido al atril del Maestranza el modesto novillero que se echó el hatillo al hombro para capear por los campos de la España profunda. Se había subido al atril del Maestranza el joven estudiante de Veterinaria que reivindicó los estudios en una familia bien arraigada en el mundo rural. Se había subido al atril del Maestranza el afamado ganadero que continuó y perfeccionó la vacada de su padre hasta conseguir una embestida única dentro de un encaste extremadamente difícil de manejar. Se había subido al atril del Maestranza el 'lobista' taurino cuyo único lucro es la defensa y promoción de la tauromaquia por todas las regiones españolas. Se había subido al atril del Maestranza, por lo tanto, Victorino Martín . Y con él viajó hasta este ruedo de las letras la semblanza de su vida . Desde que tuvo la «osadía» y «loca aventura» de querer ser torero hasta que terminó cumpliendo el sueño de todo ganadero: indultar un toro en la Maestranza . A trescientos metros del sanctasanctórum del toreo pronunció Victorino Martín el XLI Pregón Taurino de Sevilla . Un ofrecimiento que rápidamente aceptó al teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería, Santiago León Domecq , sin tener idea de quiénes habían sido sus predecesores. Cuanto el teniente empezó a darle nombres como los de Vargas Llosa, Francis Wolff, Pérez Reverte, Andrés Amorós, Carlos Herrera o Alberto García Reyes «y mientras me seguían dando nombres de personajes ilustres, ya no escuchaba nada», confesaba el pregonero durante su arranque. « Sólo podía pensar en el lío en el que me había metido ». «¿Qué va hacer un hombre de campo como yo donde han dejado su huella maestros de la palabra y de la pluma? La verdad es que al oír el nombre de Álvaro Domecq Díez volví a la realidad y me dio moral el saber que un colega ganadero había salido por la puerta del príncipe. Una 'puerta del príncipe' que también abrió este domingo Victorino Martín con una faena plenamente inspirada en sus recuerdos más íntimos. Desde la hazaña de querer ser torero sin los recursos del padre que ya triunfaba como ganadero hasta los esfuerzos que aún hoy sigue realizando para dejar una tauromaquia mejor de la que se encontró. Había presentado al pregonero el abogado Lorenzo Clemente , una de las piezas claves de la defensa jurídica de la Fundación Toro de Lidia. Junto a ellos, sobre el escenario del Teatro de la Maestranza, el consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz ; el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz ; el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés ; el jefe de la Fuerza Terrestre, Carlos Melero ; el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, Santiago León Domecq ; y la representante Poder Judicial Andalucía Occidental y Ceuta, Begoña Rodríguez Álvarez . Para Victorino fue tal el compromiso que hace unos días, tal y como confesó, acudió a un pequeño pueblo de Salamanca ( Mancera de Abajo ) para visitar un convento de clausura de la orden Carmelita con el que su familia guarda una estrecha relación. «Me dirigí a la superiora y le expliqué mi problema: 'Madre necesito que recen por mí porque me he metido en un lío importante. Mejor dicho, muy importante'. Tras asegurarme que iban a rezar, se sintió mi apoderada y me respondió con rotundidad: 'Sé valiente y arriesga porque el que se anuncia en la Maestranza sólo tiene dos salidas: puerta grande o enfermería '». Y arriesgó Victorino con un pregón íntimo y personal en el que abordó su fe cristiana y confesó cómo se «enamoró» de Sevilla, a través del toreo de Manolo Vázquez y su sobrino Pepe Luis , cuando ambos se preparaban para reaparecer y tomar la alternativa, respectivamente, hace cuarenta y cinco años. Fue tal el impacto que le produjo el toreo del veterano maestro que acudió a la cita «Y ocurrió. Me enamoré de su toreo, de todo lo que para mí significa la palabra Sevilla. Y soñé. Soñé que en la vida hay otras vidas. Otros conceptos. Otros valores. Otros espacios. Otros tiempos. Otras personas. Otros amigos. Que la vida es un camino. Cada cual tiene que recorrer el suyo propio. Soñé pisar algún día el ruedo maestrante . Y a través del toro llegar a saber lo que se siente al estar en el centro del mundo». Lo que muchos no sabíamos es que a continuación vino a vivir al barrio de Santa Cruz con un amigo alemán que le acogió en la plaza Doña Elvira. «Vivíamos en torero. Toreábamos de salón en la azotea de la casa y hacíamos deporte por el parque de María Luisa. Fueron experiencias inolvidables». Siguió intentando su sueño «hasta donde pude». «Pasé mi duelo, tuve que aceptar mi final como diestro y recomenzar mi marcha . Pero llevaba al toro en lo más profundo de mi ser y no podía separarme de él». Recordó el origen de su ganadería, descendencia directa de aquellos toros que en su día criaron en la provincia de Sevilla el marqués de Albaserrada y su hermano, el conde de Santa Coloma , continuando con un balance artístico de las que han sido las «tardes memorables» de su ganadería en la Maestranza: «Varias faenas para el recuerdo, no todas refrendadas con la espada. Salidas de toreros a hombros por la puerta de cuadrillas y por la del Príncipe. Cuatro toros de vuelta al ruedo. Y un indulto . Algo de lo que me siento orgulloso, pero que soy consciente que es también una gran responsabilidad. Porque la exigencia es cada día mayor. Y porque cuando los aficionados salen satisfechos de lo que ha pasado un año, quieren que el año siguiente sea, por lo menos, igual. Y eso es muy difícil». De todos esos hitos, hizo mención a binomios recordados como los de El Tato y Veraniego, Pepín Liria y Gallareto, Ferrera y Disparate y Mecanizado, Ureña y Baratero, El Cid y Borgoñés, Escribano y Cobradiezmos , Emilio de Justo y Portezolano o Borja Jimenez y Miligrano. Destacaba Victorino que «el festejo taurino es la manera que han tenido de celebrar los grandes acontecimientos las sociedades rurales de la Península Ibérica y de otras latitudes. Es la gran fiesta de nuestro mundo rural ». «La bravura es un conjunto de caracteres de comportamiento y cada criador busca su animal ideal. Una búsqueda en constante crecimiento para irse adaptando al gusto de los públicos y a la evolución del arte de torear. En nuestra casa se apostó desde el principio por animales encastados y que vendieran cara su vida. Toros pensando en nuestro gusto de aficionados, pero sin olvidar que la grandeza del toreo surge cuando se da la conjunción entre el hombre y la fiera». Y cerró su pregón con una férrea defensa de esta cultura tan española: «Vivimos tiempos convulsos, como ha ocurrido a lo largo de la historia en todos los principios de siglo. La confrontación de ideas y modelos de sociedad se hacen patentes. Ahora más que nunca es el momento de expresar claramente y sin complejos lo que somos . Cómo queremos vivir. Qué valores queremos transmitir a nuestros hijos y nietos. Los amantes de la tauromaquia estamos en la obligación de preservar y defender este rito que nos ha hecho vivir momentos extraordinarios. Que nos ha hecho felices y mejores personas, formando nuestras señas de identidad. Si no lo hacemos hoy, mañana puede ser tarde».