"Será expulsado y no tendrá reembolso". Los cines se ponen en pie de guerra contra el público de 'Una película de Minecraft', pero si quieren sobrevivir tendrán que adaptarse
Recuerdo, en 2006, cómo todos nos volvimos fans de la misma frase en Internet: Samuel L. Jackson decía "I have had it with these motherfucking snakes on this motherfucking plane!" durante el tráiler de 'Serpientes en el avión', y unos cuantos chavales fuimos al cine esperando, exclusivamente, ese momento. Era un meme que se creó en Internet de manera orgánica pero, para cuando lo vimos, no tenía nada de orgánico ni de especial: pese a todo, se celebró con la temeridad adolescente de necesitar que el resto del mundo fuera consciente de que has pillado el chiste. Algo parecido, pero a gran escala, pasa en 'Una película de Minecraft', donde el público adolescente se ha vuelto loco ante el "chicken jockey": una celebración basada en el meme precalentado que, en el fondo, es un simple "Lo hemos pillado, estamos juntos en esto". Sensación de comunidad, al fin y al cabo. El problema es que, en lugar de, simplemente, aplaudir, chillar y dejar salir la adrenalina, muchos han empezado a destrozar salas en plena euforia teen, y a los cines no les ha quedado otra que poner límites. Ni Mine, ni Craft Contaba ayer mi compañero Víctor que un cine en New Jersey ha prohibido el paso a menores sin acompañar, pero lo cierto es que en las últimas horas se han unido unos cuantos más en esta ola de preocupación. En el Cineworld de Oxfordshire, por ejemplo y tal como hemos leído en Variety, se puede leer a la entrada un cartel recién colgado: "Cualquier manera de comportamiento antisocial, especialmente cualquier cosa que pueda molestar a otros espectadores como gritar alto, aplaudir o gritar no será tolerado. Cualquiera que actúe de esta manera será expulsado del pase y no podrá tener un reembolso". ¿Es el negocio no entendiendo "la nueva manera" de ver el cine o una consecuencia lógica? La cadena de cines REEL, de Inglaterra, también ha afirmado que prohibirá la diversión extra-cinematográfica: "Para asegurarnos de que todo el mundo tiene la mejor experiencia cinematográfica posible, estamos incrementando nuestra vigilancia. Comportamiento disruptivo, incluyendo hacer trends de TikTok antes, durante o después de un pase, no será tolerado. Cualquiera que cause problemas tendrá que irse y, si es necesario, llamaremos a la policía". Y ahí no queda la cosa. En Espinof Creo que el exitazo de 'Una película de Minecraft' demuestra que lo único que importa en el cine actual es la popularidad previa de tu franquicia En otro Cineworld, pero de Glasgow, han sido más amables al respecto: "Hemos sido informados de que se ha visto un trend online que incluye hacer ruido excesivo durante 'Una película de Minecraft'. Nos gustaría recordar a todos, por favor, que respeten a los que tienen alrededor no haciendo ruido ni estando con el teléfono móvil durante ninguna película. No hacerlo tendrá como consecuencia la evacuación del cine". El chacachá del trend Por un lado es imposible no entender a los cines, que no quieren que su negocio se convierta, de golpe y porrazo, en un festival del grito cada vez que una película repleta de memes se estrene ('Minecraft' no será la última, os lo aseguro). Pero es imposible no verlos, precisamente, representados en otro meme: el del viejo gritando a una nube. ¿No queríamos que los chavales fueran al cine? ¿No nos estábamos preguntando cuál era el revulsivo que necesitaban aquellos que vivían en Internet para dejar TikTok y disfrutar de una película? Pues quizá este sea el peaje que debamos pagar. La experiencia colectiva de ir a ver una película está totalmente arruinada para un público que necesita mostrarse continuamente performativo, perfectamente conscientes de que siempre puede haber una cámara grabando, viviendo en la artificialidad de Internet y el esclavismo de la tendencia. No se puede calificar de otra manera este griterío pre-establecido nacido de la propia repetición de memes. Lo que les hace ilusión es ver en una pantalla algo que han visto en Internet previamente, con esa sensación que tan bien conocemos los millennials: la satisfacción de que un producto cultural te hable cara a cara y decir "hemos ganado". Los cines llevan años transformándose para diversificarse y dejar de ser una experiencia en la que sentarse a ver una película y comer palomitas: hay salas parques de bolas, proyecciones 4D, películas que van más allá de la pantalla y se expanden por los lados. Lo que sea, con tal de que no pensemos en que hemos pagado por ver una película que podríamos ver en casa cuatro meses después. La furibunda reacción a 'Una película de Minecraft' es tan solo la evolución natural de lo que nos espera en las salas a partir de ahora: una obsesión por crear trends y vivencias que documentar en la que la película, al fin y al cabo, es -al margen de su calidad- solo una mera excusa. The times a' crafting. En Espinof | 'Minecraft' pasó por Netflix antes que por el cine, pero su ser

Recuerdo, en 2006, cómo todos nos volvimos fans de la misma frase en Internet: Samuel L. Jackson decía "I have had it with these motherfucking snakes on this motherfucking plane!" durante el tráiler de 'Serpientes en el avión', y unos cuantos chavales fuimos al cine esperando, exclusivamente, ese momento. Era un meme que se creó en Internet de manera orgánica pero, para cuando lo vimos, no tenía nada de orgánico ni de especial: pese a todo, se celebró con la temeridad adolescente de necesitar que el resto del mundo fuera consciente de que has pillado el chiste.
Algo parecido, pero a gran escala, pasa en 'Una película de Minecraft', donde el público adolescente se ha vuelto loco ante el "chicken jockey": una celebración basada en el meme precalentado que, en el fondo, es un simple "Lo hemos pillado, estamos juntos en esto". Sensación de comunidad, al fin y al cabo. El problema es que, en lugar de, simplemente, aplaudir, chillar y dejar salir la adrenalina, muchos han empezado a destrozar salas en plena euforia teen, y a los cines no les ha quedado otra que poner límites.
Ni Mine, ni Craft
Contaba ayer mi compañero Víctor que un cine en New Jersey ha prohibido el paso a menores sin acompañar, pero lo cierto es que en las últimas horas se han unido unos cuantos más en esta ola de preocupación. En el Cineworld de Oxfordshire, por ejemplo y tal como hemos leído en Variety, se puede leer a la entrada un cartel recién colgado: "Cualquier manera de comportamiento antisocial, especialmente cualquier cosa que pueda molestar a otros espectadores como gritar alto, aplaudir o gritar no será tolerado. Cualquiera que actúe de esta manera será expulsado del pase y no podrá tener un reembolso". ¿Es el negocio no entendiendo "la nueva manera" de ver el cine o una consecuencia lógica?
La cadena de cines REEL, de Inglaterra, también ha afirmado que prohibirá la diversión extra-cinematográfica: "Para asegurarnos de que todo el mundo tiene la mejor experiencia cinematográfica posible, estamos incrementando nuestra vigilancia. Comportamiento disruptivo, incluyendo hacer trends de TikTok antes, durante o después de un pase, no será tolerado. Cualquiera que cause problemas tendrá que irse y, si es necesario, llamaremos a la policía". Y ahí no queda la cosa.
En otro Cineworld, pero de Glasgow, han sido más amables al respecto: "Hemos sido informados de que se ha visto un trend online que incluye hacer ruido excesivo durante 'Una película de Minecraft'. Nos gustaría recordar a todos, por favor, que respeten a los que tienen alrededor no haciendo ruido ni estando con el teléfono móvil durante ninguna película. No hacerlo tendrá como consecuencia la evacuación del cine".
El chacachá del trend
Por un lado es imposible no entender a los cines, que no quieren que su negocio se convierta, de golpe y porrazo, en un festival del grito cada vez que una película repleta de memes se estrene ('Minecraft' no será la última, os lo aseguro). Pero es imposible no verlos, precisamente, representados en otro meme: el del viejo gritando a una nube. ¿No queríamos que los chavales fueran al cine? ¿No nos estábamos preguntando cuál era el revulsivo que necesitaban aquellos que vivían en Internet para dejar TikTok y disfrutar de una película? Pues quizá este sea el peaje que debamos pagar.

La experiencia colectiva de ir a ver una película está totalmente arruinada para un público que necesita mostrarse continuamente performativo, perfectamente conscientes de que siempre puede haber una cámara grabando, viviendo en la artificialidad de Internet y el esclavismo de la tendencia. No se puede calificar de otra manera este griterío pre-establecido nacido de la propia repetición de memes. Lo que les hace ilusión es ver en una pantalla algo que han visto en Internet previamente, con esa sensación que tan bien conocemos los millennials: la satisfacción de que un producto cultural te hable cara a cara y decir "hemos ganado".
Los cines llevan años transformándose para diversificarse y dejar de ser una experiencia en la que sentarse a ver una película y comer palomitas: hay salas parques de bolas, proyecciones 4D, películas que van más allá de la pantalla y se expanden por los lados. Lo que sea, con tal de que no pensemos en que hemos pagado por ver una película que podríamos ver en casa cuatro meses después. La furibunda reacción a 'Una película de Minecraft' es tan solo la evolución natural de lo que nos espera en las salas a partir de ahora: una obsesión por crear trends y vivencias que documentar en la que la película, al fin y al cabo, es -al margen de su calidad- solo una mera excusa. The times a' crafting.
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La noticia
"Será expulsado y no tendrá reembolso". Los cines se ponen en pie de guerra contra el público de 'Una película de Minecraft', pero si quieren sobrevivir tendrán que adaptarse
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Randy Meeks
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