La vida a medias

Silvia Zuleta Romano (1980) pone cuerpo a esta resbaladiza sensación en Pendiente (WestIndies, 2024), penetrante, amarga y transformadora novela corta que logra fotografiar al animal más huidizo: la existencia a medias, esa en la que somos conscientes de no pertenecer y, a la vez, de necesitar. Fernando tiene la vida resuelta. O al menos es... Leer más La entrada La vida a medias aparece primero en Zenda.

Apr 27, 2025 - 00:48
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La vida a medias

Que levante la mano quien no lo haya sentido alguna vez: ¿estoy donde debería estar? ¿O solo me conformo con lo que me ha tocado en suerte? Eso, lo de la suerte, aceptando que existe una lotería cósmica que determina nuestro porvenir. Pero incluso si pensamos lo contrario —que, como diría William Ernest Henley (1849-1903), yo y nadie más que yo soy el amo de mi destino, que solo yo soy el capitán de mi alma— la preguntita de marras tiende a seguir ahí. Es aplicable a nuestra actividad profesional, a nuestra pareja, nuestra casa, grupo de amigos e incluso al peinado que llevamos o la ropa que vestimos. Y esperen, porque hay cuestiones hermanas que, caviladas con detenimiento, provocan más desazón si cabe: ¿cuánto tiempo, cuántos errores necesitamos para encontrar nuestro lugar? O aún peor: ¿se puede seguir como si nada una vez abierta la caja de los «y si…»?

Silvia Zuleta Romano (1980) pone cuerpo a esta resbaladiza sensación en Pendiente (WestIndies, 2024), penetrante, amarga y transformadora novela corta que logra fotografiar al animal más huidizo: la existencia a medias, esa en la que somos conscientes de no pertenecer y, a la vez, de necesitar.

"Diseñada con la precisión de un relojero suizo, no hay en Pendiente una palabra de más"

Fernando tiene la vida resuelta. O al menos es lo que a primera vista predicaríamos de él: un trabajo estable como abogado por cuenta ajena en Buenos Aires, una economía desahogada, una novia en sintonía… Vale, sí, también tiene un padre ausente con el que apenas habla. Y una incómoda afección física que va en aumento. Y el deseo de huir, de marcharse, de volver a comenzar. De dejarlo todo y a todos (o a casi todos). Porque, al fin y al cabo, nadie es perfecto, ¿no? Así que para acallar su conciencia decide dar el paso e irse de la capital argentina con el objetivo de establecer un negocio hotelero en la costa del Atlántico Sur. Sin embargo, lidiar con los fuertes vientos marinos no es tan fácil como esperaba, como tampoco lo serán el trato con las gentes del lugar y las demandas de los clientes. Esos, además, ni siquiera serán sus problemas más graves: la procesión va por dentro, y no te abandona tan fácilmente por mucha tierra que pongas de por medio entre tu antiguo y tu nuevo yo. De este modo, asistiremos a un relato tan introspectivo —con visitas muy frecuentes a la confusa mente de Fernando— como íntimamente relacionado con el entorno que rodea a nuestro protagonista —yo soy yo y mis circunstancias, Ortega y Gasset (1883-1955) dixit.

Zuleta es licenciada en Economía, máster en Filosofía y lleva más de dos décadas trabajando en el ámbito de la cultura. Este perfil heterogéneo se nota para muy bien en la construcción estructural y narrativa de una obra breve en extensión pero ambiciosa en sus intenciones. Diseñada con la precisión de un relojero suizo, no hay en Pendiente una palabra de más, y da gusto —y sorprende— leer según qué reflexiones, comprobar lo logrados que están ciertos cursos de pensamiento. ¿Es posible llegar al tuétano de una emoción compleja desde un minimalismo en ocasiones casi proverbial, revolverlo todo y salir airoso? Pues la autora sabe cómo, y quizá por eso cada capítulo —la mayoría oscilan entre una y tres o cuatro páginas— está estratégicamente colocado, elegida esa escena y no otra para retratar una vida de Schrödinger, donde Fernando desea lo de allá cuando está con lo de aquí, y viceversa.

"Las ciento sesenta y pico páginas del libro contienen una elegante crítica al capitalismo y sus efectos sobre los cerebros"

Las ciento sesenta y pico páginas del libro contienen una elegante crítica al capitalismo y sus efectos sobre los cerebros, a la insaciable sociedad del «lo-quiero-todo-para-ya» —riders motorizados y cómodos establecimientos urbanitas mediante—, a las relaciones familiares sostenidas sobre el vacío y, en suma, a un modo de concebir nuestra presencia en la tierra que se aproxima a la experiencia de usar y tirar cuanto se nos pone por delante. Pero el cuerpo, propio y ajeno, es una realidad insoslayable —quizás una de las pocas que nos quedan en días como los actuales—, y cuando reclama espacio a gritos no queda otra que abandonar el ego y reconciliarse con él. Bucear en los recuerdos y tratar de encontrar oxígeno.

De modo que si, como el propio Fernando, está usted tratando de garabatear su propia historia, si decide hacerlo en una «liberadora» tercera persona que le permita narrar lo que desea narrar y ocultar lo que no… no olvide que somos la historia que contamos, sí, pero también la que nos contamos. Y es que siempre, se mire por donde se mire, quedará algo o alguienpendiente.

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Autora: Silvia Zuleta Romano. Título: Pendiente. Editorial: WestIndies. Venta: Todostuslibros.

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