La huella social en la empresa española: un compromiso irrenunciable

En un mundo marcado por la incertidumbre, el compromiso social de las empresas con un claro foco en las personas no debería ser algo extraordinario. Sin embargo, en momentos de presión e incertidumbre es habitual pensar en las grandes amenazas y abrazar un modelo empresarial excesivamente cortoplacista. No se trata solo de una cuestión de responsabilidad, sino de competitividad y legitimidad. Sabemos que la empresa actúa movida por la responsabilidad, la normativa o la oportunidad, en la medida en la que ponga su foco en su propósito, la gestión de riesgos o un concepto de mayor calado: la transformación de la compañía hacia una nueva manera de hacer empresa. En este sentido, el impacto social ha sido un gran catalizador en las últimas décadas de este cambio. Se ha impulsado la transparencia, consolidado la ética empresarial como principio básico y promovido una respuesta más completa por parte de todos los grupos de interés. 

Sin embargo, en estos últimos meses de grandes cambios geopolíticos y también normativos existe un mayor escrutinio en lo que respecta al impacto de la sostenibilidad en las organizaciones. El concepto de sostenibilidad ha estado siempre unido a la estrategia y a la competitividad. Porque en un entorno complejo, volver a los básicos del propósito fortalece la capacidad de las organizaciones de adaptarse y perdurar. El foco en la dimensión social y la gestión del impacto se ha vuelto irrenunciable. Y cabría ver este momento como una oportunidad para el negocio y para una revisión de todo aquello que es accesorio. 

La inversión en lo social no solo es un imperativo ético, sino también una decisión que genera un retorno tangible en términos de reputación, confianza y sostenibilidad del negocio

Clientes, inversores, empleados, reguladores y la sociedad en general demandan que las compañías no solo generen valor económico, sino que también asuman un compromiso claro con el progreso, el bienestar y la sostenibilidad de las comunidades en las que operan. Trabajamos para medir el impacto social y ser capaces de gestionarlo desde nuestras organizaciones. 

Las marcas líderes españolas han asumido este desafío alineando sus estrategias empresariales con el impacto social, y contribuyendo en ámbitos como la creación de empleo de calidad, la inclusión social, la innovación sostenible y el desarrollo de comunidades. Estas acciones demuestran que la inversión en lo social no solo es un imperativo ético, sino también una decisión que genera un retorno tangible en términos de reputación, confianza y sostenibilidad del negocio. La capacidad de una compañía para atraer talento, acceder a financiación y fortalecer su relación con los grupos de interés dependerá en gran medida de su compromiso con la generación de impacto positivo. Sin embargo, a pesar de su importancia, uno de los retos más significativos sigue siendo la medición de su retorno. La falta de estándares y herramientas homogéneas dificulta la capacidad de las empresas para cuantificar y comunicar el valor real de su impacto. 

En este sentido, SERES ha facilitado un marco común homogéneo que recoge además peculiaridades de cada sector. Con su herramienta Mapa SERES de Huella Social® busca medir a través de un número de indicadores reducido el impacto de la actividad empresarial en las personas, así como ponerlos en contexto con indicadores de referencia en el ámbito geográfico y sectorial donde se opera. 

Esta herramienta ha permitido al Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE) demostrar con datos el gran impacto que sus empresas generan en su entorno social, específicamente entre sus empleados, clientes, proveedores y comunidades en las que operan. Las empresas que forman parte del FMRE son compañías altamente internacionalizadas, con más del 50% de su volumen de negocio en el exterior y una media de presencia en 60 países. 

Contar con empresas comprometidas y competitivas es una misión que comparten el FMRE y la Fundación SERES. El camino hacia la transformación de empresas más innovadoras y comprometidas nos exige pensar en el largo plazo y en el impacto de la sostenibilidad en el negocio, con foco en un concepto aún más poderoso y básico: colocar en el centro a las personas. El nuevo liderazgo debe tener en cuenta nuevos retos y realidades que definen a la empresa actual. Probablemente el mejor legado es dejar una empresa más comprometida (y también más competitiva).

El futuro de nuestras empresas dependerá no solo de su capacidad de innovar y competir en el mercado global, sino también de su responsabilidad para contribuir a una sociedad más justa y sostenible. Solo las compañías con un propósito claro, conectadas con el negocio, con impacto positivo en las personas y capaces de medirlo serán sostenibles en el tiempo. La huella que dejemos hoy determinará el legado que construiremos mañana.

Por Sofía Osborne, presidenta del Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE) y Fernando Ruiz, presidente de la Fundación SERES

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