Érase una vez en el fin del mundo Nº 01, de Jason Aaron y Alexandre Tefenkgi

¿Y si el fin del mundo fuera apenas el comienzo de la mejor peor historia de amor posible?

Apr 30, 2025 - 11:12
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Érase una vez en el fin del mundo Nº 01, de Jason Aaron y Alexandre Tefenkgi

Edición original: Once Upon a Time at the End of the World #1-5 (BOOM! Studios, 2022-2023)
Edición nacional/España: Érase una vez en el fin del mundo Nº 01 (Planeta Cómic, 2025)
Guion: Jason Aaron
Dibujo: Alexandre Tefenkgi, Nick Dragotta
Entintado: Alexandre Tefenkgi, Nick Dragotta
Color: Lee Loughridge, Rico Renzi
Traducción: Víctor Manuel García de Isusi
Formato: Rústica. 184 páginas. 20,00€

Cómo sobrevivir a un apocalipsis en tres actos

«Se acerca el fin del puto mundo»

Jason Aaron es un guionista de sobra conocido que tiene sus seguidores y sus detractores. Personalmente estoy más cerca de los primeros que de los segundos, aunque sin fundamentalismos y con reservas. Hace algunos años, en 2022, presentó un nuevo proyecto de autor en el sello BOOM! Studios titulado Érase una vez en el fin del mundo. Desde el título se adivinaba que sería otro abordaje de una historia post apocalíptica pero el planteo del escritor ofrecía una vuelta de tuerca algo ingeniosa, con un interés adicional: la historia se estructuraría en tres volúmenes, con dibujantes diferentes por cada uno, y a su vez tendrían estilo y tono distinto, abordando tres sucesivos momentos de las vidas de los personajes.

La publicación original se extendió entre 2022 y 2024, y una vez finalizada Planeta Cómic se puso manos a la obra (evitando así las demoras y extensiones que podían afectar a su edición serializada) para comenzar su publicación en la edición castellana lanzando el primer volumen en marzo pasado. Este libro, subtitulado Amor en la Tierra Baldía, nos introduce a los dos protagonistas que se vincularán a lo largo de toda la historia, según sus propios momentos y contextos.

Ellos son Maceo (Mace) y Ezmerelda (Mezzy). Él vive encerrado en una torre rodeado del mar como le indicaron sus padres, con todo a la mano para extender su supervivencia tanto como fuera necesario: cama, comida, diversión. Ella llega al refugio de Mace buscando víveres con la intención de seguir adelante, en un principio sin saber nosotros hacia donde. El encuentro casual cambiará la vida de ambos de una manera inesperada, uniendo a dos personalidades y sus respectivos trasfondos casi opuestos. Él a primera vista es un inútil para sobrevivir a la intemperie, y ella está sobreadaptada para superar cualquier tipo de obstáculo en su ruta. Las primeras impresiones, como en una buena historia de amor, nos los presentan como imposibles de congeniar pero sin saberlo ni quererlo se complementarán: ella le salvará la vida físicamente, él le enseñará cómo tomarse esa vida de una manera más ligera y disfrutable.

El devenir de los capítulos de este primer acto llevará a los personajes por la ruta, combinando elementos de historias de viajes por la carretera y del descubrimiento de la juventud de los protagonistas. Con esto hallamos una de las características atractivas de Érase una vez en el fin del mundo mencionadas en el párrafo inicial: cada volumen tiene su propio tono, estilo, género. En efecto, cada libro presenta etapas sucesivas de la vida de los protagonistas, con este inicial abordando el paso de la infancia a la adolescencia, el segundo que abordará de la juventud a la adultez, y el tercero que anticipa cómo será su llegada a una ancianidad.

Además, en este primero tenemos los mencionados tópicos narrativos, con un dibujo de Alexandre Tefenkgi que presenta un trazo estilizado y una paleta de colores cálida (de Lee Loughridge), reforzando cierto tono naíf y juvenil de este primer volumen de la historia que el propio guión presenta. Y para marcar aún más fuerte el contraste, Aaron dispone algunas páginas en varios capítulos que anuncian el escenario del tercer volumen con el dibujo de Nick Dragotta y un coloreado en el que predomina un “rojo fin del mundo” (de Rico Renzi) y los protagonistas envejecidos.

Del segundo volumen hablaremos oportunamente cuando Planeta disponga su lanzamiento, pero echando un ojo a la edición norteamericana podemos afirmar que también es muy diferente tanto al primero como al tercero. Se puede esbozar una hipótesis preliminar, a reconsiderar luego de la lectura completa, de que cada acto responde en cierta forma a una analogía bíblica. Esta primera parte bien puede ser una especie de Antiguo Testamento apoyado en las viejas tradiciones adaptadas a este nuevo post mundo, la segunda un Nuevo Testamento en la que se ue modifica mucho la conformación social, y un Apocalipsis; o bien, dentro de los primeros libros de aquel, puede ser interpretado como un éxodo, una llegada a una tierra prometida que genera nuevos conflictos y divisiones, y que derivan en ese tercer volumen con una Pasión de Cristo al uso del guionista y de este universo. De nuevo, estas son hipótesis de la lectura de este libro inicial de la serie que apenas tienen en cuenta las continuaciones que abordaremos en su debido momento.

Lo que sí es cierto, es que Aaron no puede con su genio y la religión no queda afuera de esta serie, como ha utilizado en muchas otras de sus historias. A mitad de camino de este acto se nos presenta a la antagonista de esta parte que es fácilmente asimilable a instituciones religiosas conservadoras, con reglas estrictas e indiscutibles, contra lo que Mezzy debe escaparse. En esta rebeldía, hay un “pecado original” que es el disparador de la trama y que tendrá mucho que ver en cómo se desarrolle su personaje, afectado por Maceo y lo que se van encontrando juntos en el camino. Esa interacción entre ambos, inicialmente marcada por sus diferencias y que evoluciona hacia una influencia mutua que los transforma profundamente, está entre lo mejor de estas primeras páginas de Érase una vez en el fin del mundo.

Es de destacar, más allá de ciertos antojos temáticos repetitivos del escritor, que el guión se presenta cuidadosamente estructurado en sus tiempos y momentos, llevando al lector armoniosamente desde el conocer a los protagonistas e ir descubriendo este universo y lo que les puede deparar. De igual forma va soltando de a poco las sorpresas y los giros narrativos que tiene preparadas, y generando la intriga por conocer qué sucede para llegar a ese final anunciado y cómo es la vida de ambos personajes desde este punto infantil a ese violento final de ancianos.

Con todo ello, Érase una vez en el fin del mundo se lee como mucho más que una historia de supervivencia en un mundo devastado, centrándose en los lazos humanos y cómo se pueden reconstruir luego de una destrucción total, planteando posibilidades contrapuestas; cómo se organiza nuevamente una civilización, desde una postura completamente reglamentada hasta una ingenua libertad que escucha nada más que al deseo inmediato. En los próximos dos volúmenes, continuaremos abordando las posibilidades de respuestas al tema de esta historia.

Lo mejor

• Personajes atractivos y contrapuestos, en evolución a lo largo de las páginas.

Lo peor

• La contraposición entre el primer volumen y las escenas del tercero es un corte violento, que rompe ligeramente el dinamismo de la lectura.