5 poemas de Eva Rodríguez Mínguez

Estos cinco poemas pertenecen a dos poemarios inéditos. Los tres primeros —“Desterrados”, “La piel del bosque” y “Eres piedra”— se recogen en el poemario Trazos en el aire; los otros —“Niebla” y “¿Nos tiramos?”— en Entre la tierra y el mar. Son piezas líricas que interpelan al lector y que hablan de la identidad, la... Leer más La entrada 5 poemas de Eva Rodríguez Mínguez aparece primero en Zenda.

Feb 23, 2025 - 07:35
 0
5 poemas de Eva Rodríguez Mínguez

Estos cinco poemas pertenecen a dos poemarios inéditos. Los tres primeros —“Desterrados”, “La piel del bosque” y “Eres piedra”— se recogen en el poemario Trazos en el aire; los otros —“Niebla” y “¿Nos tiramos?”— en Entre la tierra y el mar. Son piezas líricas que interpelan al lector y que hablan de la identidad, la libertad, el desamor y el sentido de la vida.

En Zenda reproducimos cinco poemas inéditos de Eva Rodríguez Mínguez.

***

Desterrados

Miro el paisaje atado a mis ojos
su verdor terrible
ambos desterrados
grises testigos
de un mundo sobreexpuesto

Miro el reflejo
de la rapaz que huye
por el cortado del monte
y tiemblo
yo soy su presa
el añadido expuesto

Miro
al fulgurante sol
que me ciega
y me alumbra
y dinamita mi ausencia

Sus acuarelas
tiñen donde me escondo
y te escondes
Son trazos fundidos
en el cristal del tiempo
azul cían
azul celeste saturado
sobre el paño terso
sobre la trama que guarda
el boceto de grafito
Mi alma y tu cuerpo
magenta y amarillo
oro y fuego
prendidos del otoño tardío
bajo la lluvia que anega
la verde paz del verano

Plácido tiempo
efímero y frágil
belleza dormida
fulgurante y muerta
para los ojos ciegos

Luz que vuelas libre
que muerdes las hojas llenas de savia
las verdes hojas que se amarronan
y crujen
se desgarran
y deshacen

Luz que esparces los defectos
que soplan los pinceles del viento
en su arrebato

Luz que se proyecta más y más
hasta ser sólo un recuerdo
un reflejo
sobre el agua y la piedra
un trazo al aire
un verso suelto

***

La piel del bosque

Se descorcha el dorado
sobre el bosque
mientras brota
sangre del sol
que se ha caído del cielo

El telón del ocaso
corre por la ladera
inunda los barrancos
reverbera los colores

Su sombra persigue a los animales
que se ocultan en la maleza
Los pájaros regresan a sus nidos
y dejan de cantar
Se llenan los hormigueros y las colmenas
y los ojos de las lechuzas se encienden

Un grito agudo sale del corazón del bosque
Son los árboles atados a la tierra
que chillan su desnudez
desollada
rota
roja

Sus costados muestran heridas de hacha
exudan savia ácida
sed ansiosa
Sus brazos alzados reclaman la libertad

Dios calla y les observa
encaramado a su Olimpo
¿Acaso no ve cómo el viento prepotente
doblega sus ramas
y silva entre las hojas?
¿Acaso no escucha a las raíces
excavar y estremecerse
mientras se agarran
a la tierra seca y malvendida
entre ladrones?

El bosque languidece
tal vez sueña
mientras la luz escapa hacia la orilla del río
Su reflejo son cabellos dorados
que palpitan

Llega la noche
y junto a la luna llena
las voces de madera susurran al cielo
piden tan sólo
otro día
otra piel
otro renacer

***

Eres piedra

No hay calor en tu hueco
no hay aliento en ti
porque tu cuerpo es una piedra
que esconde un ópalo
que me acuchilla

Mis dedos se deslizan
y palpan la dureza de tu no existir
tus labios de cristal
me arañan
ahogan mi voz con palabras de arena
y golpean las horas de mi no vida

Contigo no soy
sin ti no soy
ya no soy
no siento nada

Mi sangre es un cristal de yeso
que se desmorona
y me arrastra por el fiero río
que se arremolina en tu mar

¡Qué frágil la amapola
que aletea en tu intemperie!
entre tus dedos de nieve y fuego
de amor sin amor
tus ojos son sólo un reflejo
pétalos de sangre seca
bajo la seda y la espina

¿qué escondes amor?

Como la luna
tu palpitar crece y mengua
en la noche
y ahíla en mi niebla
destinado a morir

No quedará nada de nosotros
de aquel alud de piedra y fuego
frente a frente
sobre un manto de palabras
la nieve se ha deshecho
y arde en su delirio

Se evaporará el recuerdo
sobre la tierra y tu piedra
volverán los líquenes de colores
los jilgueros y verdecillos que cantan
y crecerán los robles

Pero tú no eres tierra
no eres tronco
ni agua donde germinen las flores
o los árboles que dan vida al bosque
sino piedra que no guarda el calor

Mi belleza nunca será tuya
El agua es del cielo
y la tierra del bosque
Tu sólo eres piedra
piedra que pesa
y nunca habrá raíz en ti
porque de ti no crecerá nada
nunca nada

***

Niebla

Las damas grises pasean por el cielo
sus vaporosos vestidos
Su aliento es un destilado blanco
gris-sucio
denso -gris
que rezuma la humedad de la tierra
de las nubes
del mar

Con sus guadañas de plomo
las damas siegan los haces del sol a su paso
sus velos se extienden
ondulando en la penumbra
sobre los montes
los valles
las casas y el mar

Es la ceguera lechosa
de los ojos
de la mente
que todo lo ofusca

Lo recto tiembla
la verdad se enturbia
los colores se vacían
la luz no entra
sólo veo lo que las damas me muestran
me falta el aliento
no hay cerca ni lejos
no hay principio ni fin
no hay vuelta atrás

Me envuelve su abrazo blanco
que exuda un extraño rocío
gotas de cristal
yeso tallado
frío que lacera
ardor del alma
cenizas que vuelan

Sus palabras son humo
y sus ojos
mis ojos
densa niebla

***

¿Nos tiramos?

El monte se corta
y de pronto todo es cielo
piedra afilada
entre la mansa hierba
desfiladero y guadaña
bruma
espuma
purgatorio
entre el cielo
la tierra y el mar

El sol se oculta y
tú te escondes
te desdibujas
el horizonte es turbio
y no hay más allá

azul marino
azul lánguido en el cielo
blanco borrascoso
sucio
grises superpuestos
de montañas
de nubes
y allá abajo
en la distancia
todo se abraza en el mar

Las espumas se elevan
son suspiros silbantes
que sostiene la brisa
que sisean al aire
gotas olorosas
que opacan la luz

El mar
es una balsa serena
sus dedos
pellizcan las notas de agua
arpa que toca
una música celestial

¿nos tiramos?
tal vez volemos
como vuelan las gaviotas
tal vez nuestros cuerpos
dejen de pesar

tal vez nuestra carga
se haga plumas
o espumas blancas
o gotas de sal

Escucho el mar
¿lo oyes?
su llamada es un mantra
un arrullo de madre

El viento
revuelve mi cabello
La inmensidad
me espera en el cielo
en el mar azul

Y llueve sereno
lento
leve
y caigo
como la pluma
de una gaviota
para fundirme en el mar

—————————————

BIO

Eva Rodríguez es poeta e investigadora en el INIA-CSIC. Nació en 1968 en Madrid. En 2021 se incorporó al Taller de Escritura Creativa Clara Obligado y en 2023 descubrió en la poesía su verdadera vocación y pasión. Ha participado en dos antologías publicadas por el taller y fue finalista en 2023 con el poema “Los cuchillos gritan sangre” en el concurso “Narrando el ayer” (Simurg-URICI). Ha terminado recientemente los poemarios Trazos en el aire y Entre la tierra y el mar, y una novela, Desde sus ojos, aún inéditos.

La entrada 5 poemas de Eva Rodríguez Mínguez aparece primero en Zenda.