Quieren hacer otra 'Corrupción en Miami', y han pillado a un buen director. Pero si no está Michael Mann, yo no le veo sentido
Cada poco tiempo estamos obligados a estar expuesto a noticias de Hollywood desenterrando cualquier nombre mínimamente familiar, anunciando la posibilidad de hacer una nueva película que continúe o rehaga el original de alguna manera (en ocasiones ambas). Es inevitable, porque los estudios grandes necesitan transmitir seguridad de cara a sus cotizaciones en bolsa, y los inversores reaccionan positivamente cuando se tira por franquicias medio reconocibles, no por apostar por material original. Esta semana ha tocado con Universal, que según The Hollywood Reporter se encuentra trabajando en una nueva película de ‘Corrupción en Miami’. Si es basada en la serie de televisión de los ochenta o una secuela del clásico de culto realizado en 2006 con Colin Farrell y Jamie Foxx no está claro, pero sí que se han encargado de hacer más suculenta la noticia incluyendo a Joseph Kosinski como director. La reacción a esto es, dentro de todas las posibilidades, casi hasta de alivio. Kosinski es ahora mismo lo más cerca que tenemos a un gran artesano de cine adulto de estudio, que es donde encaja más ‘Corrupción en Miami’. Su gran concepción visual, habilidad para rodar acción y su interés por las tensiones humanas le hace a priori buen encaje en este universo. También acaba brillando cuando tiene un guion sólido entre manos, y han reclutado a Dan Gilroy para que se lo intente dar. Tener estos nombres sólidos y confiables involucrados es lo medianamente positivo dentro de lo que es algo para volver a poner los ojos en blanco. Las posibilidades de que una nueva ‘Corrupción en Miami’ se vuelva un fenómeno global son tan remotas que pensarlo es casi un delirio, pero resulta especialmente innecesario cuando no se ve a la vista el artífice tanto del éxito de la serie original como de la creciente reputación de la película de hace casi dos décadas: Michael Mann. Es comprensible hasta cierto punto que los estudios no quieran hacer otra ‘Corrupción en Miami’ con Mann, ya que su regreso se tradujo en un rodaje caótico e imposible que podría tener su propio libro, y luego se tradujo en una respuesta floja tanto en crítica como en taquilla, que no compensó la inversión. Estos precedentes deberían ya servir como señal de que hacer otra película no es la mejor idea, pero ya sabemos que con que suene el nombre es suficiente para recibir luz verde. Aun así, es un despropósito hacer nada sin el director original. Un amor por los mojitos que se contagió Habrá quien considere que alejarse del excitante y chillón toque de acción ochentera de la original fue un error por su parte, pero ya cumplió entonces con la tarea de hacer algo icónico. El Mann de 2006 era diferente, además de estimulante por su pasión en querer seguir evolucionando el lenguaje del cine de acción comercial. Su película (disponible para ver en SkyShowtime) continuó esa exploración de autor del género thriller que ya engrandeció obras maestras como ‘Heat’ o ‘Collateral’, explorando también en el proceso las posibilidades de la fotografía digital como ya hiciera en su anterior obra. Sacó algo increíblemente especial y desafiante, además de trepidante, de un caos bastante profundo. Esa determinación kamikaze es justo la que ha convertido sus decisiones en objeto de culto para una cinefilia más moderna, que canta merecidamente los logros de esa introducción repentina y ligeramente confusa en la discoteca a ritmo de Linkin Park. Con ese toque de impacto Mann consigue redefinir su obra original y parte de su estilo singular, introduciendo al espectador en una nueva y potencialmente sugerente experiencia. En Espinof 25 años de Al Pacino y Russell Crowe liderando un concienzudo thriller basado en hechos reales que puedes ver en streaming Es algo que tuvo que esperar para ser reconocido, pero terminó atesorando mucha admiración y pasión a través de una audiencia que ha ido madurando echando en falta riesgos como este, además de ensayos cinematográficos reivindicando su replanteamiento del lenguaje de la acción para elaborar tensión y ritmo de una forma poco convencional. Su forma sobre la sustancia se ha terminado volviendo una influencia que ha hecho posible las obras de género más especiales de los últimos años, como la saga ‘John Wick’ o la también reivindicable ‘Tenet’ de Christopher Nolan. Probablemente esta es lo que Hollywood debería continuar, el estilo arriesgado pero cautivador y profundamente sensorial que ha convertido a ‘Corrupción en Miami’ en un tesoro a descubrir (y también fuente de polémicas tuiteras), en lugar de quedarse únicamente con la marca como algo a explotar. En Espinof | Las mejores películas de 2025 En Espinof | Las mejores películas de acción de la historia - La noticia Quieren hacer otra 'Corrupción en Miami', y han pillado a un buen director. Pero si no está Michael Man

Cada poco tiempo estamos obligados a estar expuesto a noticias de Hollywood desenterrando cualquier nombre mínimamente familiar, anunciando la posibilidad de hacer una nueva película que continúe o rehaga el original de alguna manera (en ocasiones ambas). Es inevitable, porque los estudios grandes necesitan transmitir seguridad de cara a sus cotizaciones en bolsa, y los inversores reaccionan positivamente cuando se tira por franquicias medio reconocibles, no por apostar por material original.
Esta semana ha tocado con Universal, que según The Hollywood Reporter se encuentra trabajando en una nueva película de ‘Corrupción en Miami’. Si es basada en la serie de televisión de los ochenta o una secuela del clásico de culto realizado en 2006 con Colin Farrell y Jamie Foxx no está claro, pero sí que se han encargado de hacer más suculenta la noticia incluyendo a Joseph Kosinski como director.
La reacción a esto es, dentro de todas las posibilidades, casi hasta de alivio. Kosinski es ahora mismo lo más cerca que tenemos a un gran artesano de cine adulto de estudio, que es donde encaja más ‘Corrupción en Miami’. Su gran concepción visual, habilidad para rodar acción y su interés por las tensiones humanas le hace a priori buen encaje en este universo. También acaba brillando cuando tiene un guion sólido entre manos, y han reclutado a Dan Gilroy para que se lo intente dar.
Tener estos nombres sólidos y confiables involucrados es lo medianamente positivo dentro de lo que es algo para volver a poner los ojos en blanco. Las posibilidades de que una nueva ‘Corrupción en Miami’ se vuelva un fenómeno global son tan remotas que pensarlo es casi un delirio, pero resulta especialmente innecesario cuando no se ve a la vista el artífice tanto del éxito de la serie original como de la creciente reputación de la película de hace casi dos décadas: Michael Mann.
Es comprensible hasta cierto punto que los estudios no quieran hacer otra ‘Corrupción en Miami’ con Mann, ya que su regreso se tradujo en un rodaje caótico e imposible que podría tener su propio libro, y luego se tradujo en una respuesta floja tanto en crítica como en taquilla, que no compensó la inversión. Estos precedentes deberían ya servir como señal de que hacer otra película no es la mejor idea, pero ya sabemos que con que suene el nombre es suficiente para recibir luz verde. Aun así, es un despropósito hacer nada sin el director original.
Un amor por los mojitos que se contagió

Habrá quien considere que alejarse del excitante y chillón toque de acción ochentera de la original fue un error por su parte, pero ya cumplió entonces con la tarea de hacer algo icónico. El Mann de 2006 era diferente, además de estimulante por su pasión en querer seguir evolucionando el lenguaje del cine de acción comercial. Su película (disponible para ver en SkyShowtime) continuó esa exploración de autor del género thriller que ya engrandeció obras maestras como ‘Heat’ o ‘Collateral’, explorando también en el proceso las posibilidades de la fotografía digital como ya hiciera en su anterior obra.
Sacó algo increíblemente especial y desafiante, además de trepidante, de un caos bastante profundo. Esa determinación kamikaze es justo la que ha convertido sus decisiones en objeto de culto para una cinefilia más moderna, que canta merecidamente los logros de esa introducción repentina y ligeramente confusa en la discoteca a ritmo de Linkin Park. Con ese toque de impacto Mann consigue redefinir su obra original y parte de su estilo singular, introduciendo al espectador en una nueva y potencialmente sugerente experiencia.
Es algo que tuvo que esperar para ser reconocido, pero terminó atesorando mucha admiración y pasión a través de una audiencia que ha ido madurando echando en falta riesgos como este, además de ensayos cinematográficos reivindicando su replanteamiento del lenguaje de la acción para elaborar tensión y ritmo de una forma poco convencional. Su forma sobre la sustancia se ha terminado volviendo una influencia que ha hecho posible las obras de género más especiales de los últimos años, como la saga ‘John Wick’ o la también reivindicable ‘Tenet’ de Christopher Nolan. Probablemente esta es lo que Hollywood debería continuar, el estilo arriesgado pero cautivador y profundamente sensorial que ha convertido a ‘Corrupción en Miami’ en un tesoro a descubrir (y también fuente de polémicas tuiteras), en lugar de quedarse únicamente con la marca como algo a explotar.
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Quieren hacer otra 'Corrupción en Miami', y han pillado a un buen director. Pero si no está Michael Mann, yo no le veo sentido
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Espinof
por
Pedro Gallego
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