No pasaron desapercibidas en París, primera parada de esta intensa exposición sobre el sentido de Tarsila do Amaral en la Historia del Arte Occidental, las grandes contradicciones que rodean a su protagonista: mujer culta, sí, avanzada a su época, viajera, cosmopolita, pero también blanca, de clase acomodada, encargada de dar los carnets de idoneidad sobre 'lo brasileño' o, en consecuencia 'el buen brasileño' ( «quiero convertirme en la pintora de mí país», dejó escrito en una carta familiar). Podríamos incluso añadir que, ahora que invaden en museos, bienales y ferias las consignas descolonizadoras, algunos de sus preceptos fueron patentados incluso por los que ahora se consideran 'necesitados de ser descolonizados', y aquí se incluye a una Tarsila do Amaral que...
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