La política en el espejo del absurdo
Publicada por la editorial El Toro Celeste en su colección «La Calderona» y recién impresa su segunda edición, esta obra nos obsequia con una lectura ligera y divertida, pero con un trasfondo de profunda crítica y sátira política. Con un enfoque que se mueve entre la comedia absurda y la reflexión sobre la historia, Campos... Leer más La entrada La política en el espejo del absurdo aparece primero en Zenda.

Los resultados de unas elecciones revelan que ningún partido ha logrado los suficientes escaños para formar gobierno. Los dos grupos políticos más poderosos son radicalmente opuestos y se niegan a ceder, lo que desencadena una peligrosa inestabilidad en el país. Si bien estas palabras podrían describir perfectamente una situación tristemente familiar, en realidad hacen referencia a Alea iacta est (Una comedia política), una obra teatral escrita por Gonzalo Campos Suárez e ilustrada por Ángel Idígoras.
Lo que comienza como una comedia de humor absurdo pronto se convierte en una reflexión profunda sobre la política contemporánea. A través de un tono humorístico, Gonzalo Campos Suárez no solo pone en ridículo a los personajes y sus actitudes, sino que, paralelamente, nos invita a cuestionar el auge del individualismo, el «yoísmo» más arrogante, que ha dominado el escenario político actual. Un claro ejemplo de esto son las palabras de Cosmo al tratar por primera vez con Cicerón:
Verá, esa palabra [aprender] genera un raro efecto en mí. Me hace sentir que hay algo que no funciona, que existe un vacío aquí dentro […] que no soy capaz de rellenar. Créame, yo no necesito aprender (p. 56).
Este fenómeno, si no se frena, tiene el potencial de desencadenar desenlaces trágicos para las sociedades que lo permiten.
Un pasaje que destaca de manera especial es aquel en el que los mentores, con su típico saludo romano, son reprendidos por la mujer con la tajante advertencia:
No se os ocurra repetir eso allí arriba (p. 39).
Este momento, que podría parecer una simple broma, resuena con una actualidad sorprendente. La advertencia hecha en 2024, aunque dirigida a un gesto del pasado, ha adquirido rápidamente un tono irónicamente desfasado con los cambios en la política internacional. El gesto del saludo romano, lejos de ser únicamente una broma, nos recuerda que los símbolos del pasado siguen marcando el presente de forma peligrosa y, tal como lo muestra la obra, este retorno a las viejas fórmulas no siempre es una mejora.
Por otro lado, no se puede olvidar la acertada elección de Ángel Idígoras como ilustrador. Por medio de su estilo caricaturesco y expresivo da vida a los catorce cuadros que conforman la obra y logra suplir la ausencia de representación visual que, de otro modo, podría haber limitado la inmersión del lector en este mundo caótico. Sus ilustraciones, de trazo dinámico, brindan color a las escenas y transforman la experiencia de lectura en algo visualmente vibrante. Ya sea para enfatizar el tono humorístico, la reflexión profunda o el dramatismo de un momento, las imágenes de Idígoras son esenciales para captar la esencia de la obra y ayudan a sumergir al lector en las distintas atmósferas que la historia despliega.
Alea iacta est nos hace reflexionar a través del humor sobre tiempos convulsos y cómo la democracia, aunque desgastada, es capaz de resurgir en tiempos oscuros. Campos Suárez critica la política actual y, a través de la sátira, expresa el desasosiego que siente la población, que a veces no tiene más remedio que reír antes que penar. La obra no solo se convierte en un espejo de la política contemporánea, sino también en un medio de escape ante las incertidumbres de la vida política. La reflexión sobre los vicios de los líderes, su egoísmo y la falta de verdaderos cambios es una constante que no pasa desapercibida. La sátira de Gonzalo Campos Suárez no tiene la intención de dar respuestas definitivas, pero sí de hacer que nos preguntemos hasta qué punto estamos dispuestos a permitir que estos errores se sigan agravando con el tiempo. Es una invitación a la reflexión, pero, asimismo, una llamada de atención para todos aquellos que piensan que las soluciones se encuentran únicamente en el pasado. La risa, entonces, se convierte en una herramienta para lidiar con lo insoportable, un recordatorio de que el cambio solo se logra cuando somos capaces de reconocer lo que está mal, incluso en lo más absurdo:
Ningún gobierno es perfecto […] pero el más imperfecto de todos es aquel que descansa en la ambición de un solo hombre (p. 33).
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Autor: Gonzalo Campos Suárez. Ilustrador: Ángel Ildígoras. Título: Alea iacta est (Una comedia política). Editorial: El Toro Celeste. Venta: Todos tus libros.
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