David McCloskey: Estación Damasco
Idioma original: inglésTítulo original: Damascus StationAño de publicación: 2021Traducción: Jofre HomedesValoración: indigesto Si hubiera una lista standard de ticks para marcar que encajaran con la definición de best seller, subgénero "novela de espías", Estación Damasco las cumpliría a rajatabla. Desde su extensión y formato, tan adecuado para despacharlo en un corto período de vacaciones en algún sitio con un moderado bullicio, hasta su estructura, con capítulos cortos que parecen escenas y que siempre podrían saciar el ego del autor traduciéndose en jugosos contratos si algún directivo de cadena de streaming poco exigente decidiera sacarle algún provecho audiovisual. Por supuesto, referencias como John Le Carré o Graham Greene o una larga lista de autores de esos que basan sus libros en sus experiencias previas - militares, policiales, en cuerpos de élite, etc - son rápidamente identificables.En este punto, por eso, habría que empezar a poner en duda que esto sea suficiente para que uno se convierta en escritor, más allá de la apelación constante al morbo y a una narración estereotipada hasta la saciedad, consistente en un amontonamiento de clichés tan obvio como algunos de los aderezos promocionales (el elogio de un ex-director de la CIA, en la portada, su definición en la contratapa como "novela atmosférica y trepidante"). Y aquí ya hay que ponerse serios: quinientas treinta páginas de idas y venidas constantes por los consabidos escenarios globales - Siria, Italia, Francia, Estados Unidos - en torno a la figura de Samuel Joseph, un miembro de la CIA que, sediento de venganza por la muerte de otra agente a manos de un sanguinario torturador sirio del gobierno de Al Asad, intenta captar a Mariam, agente siria que tantea y presiona a disidentes, para convertirla en colaboradora, lo que vendría a ser el agente doble de toda la vida, pero, ay, a pesar de que ambos son profesionales de alto rango capaces de manejarse en armas, pelea cuerpo a cuerpo, resistencia mental y física a las torturas más crueles, surge la pasión entre ellos, algo bastante curioso y desaconsejable en un entorno tan agitado como Damasco en medio del inacabable revuelo posterior a la Primavera Árabe. Surge, uno tras otro, cada uno de los enemigos favoritos clásicos, desde la Yihad en sus múltiples formas, hasta Rusia o incluso la propia burocracia que impide a los especialistas resolver las cosas a su manera. Todo precipitado, turbulento y lleno de estampas que enlazaríamos visualmente con cosas como Homeland o The Americans. La narración, dejadme recordaros que son más de 500 páginas, se enrevesa para tantear al lector con posibles traiciones, lealtades ambiguas, truculencia, diálogos confusos entremezclados con casualidades casi risibles (¿se puede hablar de un ataque con armas tóxicas a gritos en un lavabo? oh yes), todo en un contexto que se pretende apuntalar con siglas, nombres en clave, terminología para que el autor saque pecho de su profundo conocimiento de la "Agencia", lo cual convierte el libro en una aventurilla de superhéroes algo trasnochada y ya muy vista. Con escenarios, tecnología y enemigos actualizados, por supuesto, pero sin la mínima intención de profundidad o sutileza.De ahí a considerarlo literatura o algo que pretenda más allá de un algo farragoso entretenimiento insustancial...

Idioma original: inglés
Título original: Damascus Station
Año de publicación: 2021
Traducción: Jofre Homedes
Valoración: indigesto
Si hubiera una lista standard de ticks para marcar que encajaran con la definición de best seller, subgénero "novela de espías", Estación Damasco las cumpliría a rajatabla. Desde su extensión y formato, tan adecuado para despacharlo en un corto período de vacaciones en algún sitio con un moderado bullicio, hasta su estructura, con capítulos cortos que parecen escenas y que siempre podrían saciar el ego del autor traduciéndose en jugosos contratos si algún directivo de cadena de streaming poco exigente decidiera sacarle algún provecho audiovisual. Por supuesto, referencias como John Le Carré o Graham Greene o una larga lista de autores de esos que basan sus libros en sus experiencias previas - militares, policiales, en cuerpos de élite, etc - son rápidamente identificables.
En este punto, por eso, habría que empezar a poner en duda que esto sea suficiente para que uno se convierta en escritor, más allá de la apelación constante al morbo y a una narración estereotipada hasta la saciedad, consistente en un amontonamiento de clichés tan obvio como algunos de los aderezos promocionales (el elogio de un ex-director de la CIA, en la portada, su definición en la contratapa como "novela atmosférica y trepidante"). Y aquí ya hay que ponerse serios: quinientas treinta páginas de idas y venidas constantes por los consabidos escenarios globales - Siria, Italia, Francia, Estados Unidos - en torno a la figura de Samuel Joseph, un miembro de la CIA que, sediento de venganza por la muerte de otra agente a manos de un sanguinario torturador sirio del gobierno de Al Asad, intenta captar a Mariam, agente siria que tantea y presiona a disidentes, para convertirla en colaboradora, lo que vendría a ser el agente doble de toda la vida, pero, ay, a pesar de que ambos son profesionales de alto rango capaces de manejarse en armas, pelea cuerpo a cuerpo, resistencia mental y física a las torturas más crueles, surge la pasión entre ellos, algo bastante curioso y desaconsejable en un entorno tan agitado como Damasco en medio del inacabable revuelo posterior a la Primavera Árabe.
Surge, uno tras otro, cada uno de los enemigos favoritos clásicos, desde la Yihad en sus múltiples formas, hasta Rusia o incluso la propia burocracia que impide a los especialistas resolver las cosas a su manera. Todo precipitado, turbulento y lleno de estampas que enlazaríamos visualmente con cosas como Homeland o The Americans. La narración, dejadme recordaros que son más de 500 páginas, se enrevesa para tantear al lector con posibles traiciones, lealtades ambiguas, truculencia, diálogos confusos entremezclados con casualidades casi risibles (¿se puede hablar de un ataque con armas tóxicas a gritos en un lavabo? oh yes), todo en un contexto que se pretende apuntalar con siglas, nombres en clave, terminología para que el autor saque pecho de su profundo conocimiento de la "Agencia", lo cual convierte el libro en una aventurilla de superhéroes algo trasnochada y ya muy vista. Con escenarios, tecnología y enemigos actualizados, por supuesto, pero sin la mínima intención de profundidad o sutileza.
De ahí a considerarlo literatura o algo que pretenda más allá de un algo farragoso entretenimiento insustancial...