La comunidad judía en México ayudó a dar forma a una tradición culinaria, todo gracias a una arraigada creencia religiosa
En la vasta y colorida historia culinaria de México, la tortilla ocupa un lugar central. La mayoría piensa en la tortilla de maíz como el símbolo indiscutible de la cocina mexicana, pero en regiones del norte del país, la tortilla de harina es la reina. Aunque hoy se asocian más con burritos y tacos norteños, las tortillas de harina también tienen una historia vinculada a la diáspora judía en México, donde la necesidad de respetar sus creencias religiosas impulsó la creatividad en la cocina. La razón por la que los judíos decidieron apostar por la harina de trigo en lugar de la del maíz tenía mucho que ver con sus leyes kosher: para ellos, el maíz no era considerado como un grano digno de su consumo, sin embargo no está prohibido del todo por sus creencias, pero durante siglos, algunas comunidades judías ashkenazíes (de Europa del Este) desarrollaron costumbres que evitaban ciertos alimentos. En Xataka Red Eléctrica Española ya tiene un veredicto sobre lo que causó el apagón: una "desconexión" de generación, no un ciberataque Cuando algunos grupos de judíos llegaron a México huyendo de la Inquisición española, o más tarde durante el siglo XIX y principios del XX, se encontraron en una tierra donde el maíz era la base de la dieta diaria. Esto planteó un reto: ¿Cómo integrarse sin violar los preceptos religiosos, sobre todo durante festividades clave? Una creativa solución a la tradición Entre los alimentos de los que se privaban, estaban las legumbres y unos tipos de granos, que evitaban consumirse durante la festividad de Pésaj (Pascua judía), conocidos como kitniyot, entre los cuales se incluye el maíz. Aunque esta prohibición no es universal (ya que los judíos sefardíes sí lo consumen), muchas comunidades en la diáspora han optado por mantener esta tradición restrictiva. La respuesta estuvo en el trigo, un grano que, si bien también está regulado por las normas kosher (que sólo consumirse en forma de matzá si no ha fermentado), era más familiar para las comunidades judías europeas. En las zonas del norte de México, donde el trigo crece con más facilidad y donde ya existían algunas variantes de panes planos, la comunidad judía encontró en las tortillas de harina una alternativa viable y culturalmente adaptable. Estas tortillas no solo evitaban el maíz, sino que también podían prepararse sin manteca de cerdo, usando en su lugar aceite vegetal o manteca de res, lo cual era importante para mantener la dieta kosher. Aunque los judíos no hayan "inventado" las tortillas de harina en México, hay indicios históricos y patrones migratorios que sugieren que su presencia contribuyó a su difusión y adaptación. En ciudades del norte como Monterrey, Chihuahua o incluso en la zona fronteriza con Estados Unidos, muchas panaderías y hogares judíos incorporaron versiones propias de tortillas y panes planos que recuerdan a la matzá o al lávash. En un país donde la tortilla de maíz domina, la tortilla de harina (ligada a climas secos y tierras trigueras) es prueba de que, en la gastronomía, como en la historia, las mezclas inesperadas suelen ser las más sabrosas. Foto de Levi Meir Clancy en Unsplash | Foto de Fernando Andrade en Unsplash En DAP | Sopa de pescado tradicional: la receta fácil de un clásico que nunca defrauda En DAP | BBQ Ribs New York, la receta definitiva de costillas de cerdo a la barbacoa - La noticia La comunidad judía en México ayudó a dar forma a una tradición culinaria, todo gracias a una arraigada creencia religiosa fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joel Calata .

En la vasta y colorida historia culinaria de México, la tortilla ocupa un lugar central. La mayoría piensa en la tortilla de maíz como el símbolo indiscutible de la cocina mexicana, pero en regiones del norte del país, la tortilla de harina es la reina. Aunque hoy se asocian más con burritos y tacos norteños, las tortillas de harina también tienen una historia vinculada a la diáspora judía en México, donde la necesidad de respetar sus creencias religiosas impulsó la creatividad en la cocina.
La razón por la que los judíos decidieron apostar por la harina de trigo en lugar de la del maíz tenía mucho que ver con sus leyes kosher: para ellos, el maíz no era considerado como un grano digno de su consumo, sin embargo no está prohibido del todo por sus creencias, pero durante siglos, algunas comunidades judías ashkenazíes (de Europa del Este) desarrollaron costumbres que evitaban ciertos alimentos.
Cuando algunos grupos de judíos llegaron a México huyendo de la Inquisición española, o más tarde durante el siglo XIX y principios del XX, se encontraron en una tierra donde el maíz era la base de la dieta diaria. Esto planteó un reto: ¿Cómo integrarse sin violar los preceptos religiosos, sobre todo durante festividades clave?
Una creativa solución a la tradición
Entre los alimentos de los que se privaban, estaban las legumbres y unos tipos de granos, que evitaban consumirse durante la festividad de Pésaj (Pascua judía), conocidos como kitniyot, entre los cuales se incluye el maíz. Aunque esta prohibición no es universal (ya que los judíos sefardíes sí lo consumen), muchas comunidades en la diáspora han optado por mantener esta tradición restrictiva.
La respuesta estuvo en el trigo, un grano que, si bien también está regulado por las normas kosher (que sólo consumirse en forma de matzá si no ha fermentado), era más familiar para las comunidades judías europeas. En las zonas del norte de México, donde el trigo crece con más facilidad y donde ya existían algunas variantes de panes planos, la comunidad judía encontró en las tortillas de harina una alternativa viable y culturalmente adaptable.
Estas tortillas no solo evitaban el maíz, sino que también podían prepararse sin manteca de cerdo, usando en su lugar aceite vegetal o manteca de res, lo cual era importante para mantener la dieta kosher.
Aunque los judíos no hayan "inventado" las tortillas de harina en México, hay indicios históricos y patrones migratorios que sugieren que su presencia contribuyó a su difusión y adaptación. En ciudades del norte como Monterrey, Chihuahua o incluso en la zona fronteriza con Estados Unidos, muchas panaderías y hogares judíos incorporaron versiones propias de tortillas y panes planos que recuerdan a la matzá o al lávash.
En un país donde la tortilla de maíz domina, la tortilla de harina (ligada a climas secos y tierras trigueras) es prueba de que, en la gastronomía, como en la historia, las mezclas inesperadas suelen ser las más sabrosas.
Foto de Levi Meir Clancy en Unsplash | Foto de Fernando Andrade en Unsplash
En DAP | Sopa de pescado tradicional: la receta fácil de un clásico que nunca defrauda
En DAP | BBQ Ribs New York, la receta definitiva de costillas de cerdo a la barbacoa
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La comunidad judía en México ayudó a dar forma a una tradición culinaria, todo gracias a una arraigada creencia religiosa
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Directo al Paladar
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Joel Calata
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