Inéditos DC: The Vigil de Ram V y Devmalya Pramanik
The Vigil es el cimiento de un equipo que puede llegar muy alto


Jess Chen llevo a cabo una iniciativa para poder traer nuevas cabeceras, y con ello nuevos personajes, donde ampliar la representación asiática en el universo de DC. Con el punto y aparte que significó Amanecer de DC, se aprovechó Planeta Lázaro para presentar a los nuevos personajes de esta iniciativa, denominada We Are Legends. En la reseña de Spirit World ya analizamos todo este momento editorial y lo que supuso.
Tras su presentación en Lazarus Planet: Next Evolution entramos de lleno en la trama. Saha es un miembro de seguridad e inteligencia que está asignada a las órdenes del Doctor Sankaran, quien es el responsable del proyecto de metahumanos del gobierno indio. Desde el primer número nos presentan las dinámicas de los verdaderos protagonistas de esta cabecera, a los integrantes del The Vigil, el equipo secreto del Doctor que intenta recuperar tecnología secreta. Al menos, eso es lo que parece al inicio.
Mientras parece construirse una historia de espionaje y acción, todo se va convirtiendo en un relato de ciencia ficción. Los poderes de los personajes acaban teniendo una gran relevancia, sobre todo con su funcionamiento y sirven de cimientos para una narrativa mayor, estrechamente relacionada con sus historias interpersonales. Toda la construcción narrativa es crece con el gran misterio de la conspiración, un misterio que planta desde las primeras páginas y que germina con fuerza.
Al contrario que con Spirit World y City Boy, las historias no se centran tanto en la perspectiva reivindicativa de su concepción editorial, al igual que tampoco lo hace estructurando estas historias en torno a otros personajes de la editorial. Todo lo que ocurre está en sintonía con el universo, pero no salen Superman, Nightwing, Constantine o Batgirl. Ram V decide trabajar desde cero para que estos personajes puedan brillar y formarse sin necesidad de una comparación o relación con lo que ya conocemos. Un soplo de aire fresco en un momento editorial que es muy autoreferencial.
Las motivaciones detrás de cada uno de los integrantes son sencillas y a la vez lo suficientemente complejas para poder darles una evolución o giro en estos seis números. Cada miembro tiene su construcción, Arclight es capaz de entender lo complicado que puede ser mantener sus valores; Castle el saber que la manipulación es un arma que tiene dos filos; y Saya que la vida no es cuestión de contener tu poder, sino en aprovecharlo.
El dibujante Devmalya Pramanik es capaz de construir ambientes oscuros y tétricos con un sobresaliente, las escenas de espionaje más duras, así como los momentos más locos de ciencia ficción, que los tiene, muestran un empaque único. Quizás su trabajo en Caballero Luna sea mucho más arriesgado, con composiciones mucho más inteligentes y páginas mejor definidas. Se nota una clara personalidad en la forma de uso de la tinta, que quizás no termina de sintetizarse con el color. Los primeros planos y los primerísimos no consiguen captar mucha expresividad, todo lo contrario que los más alejados con acción.
Todo acaba en un cliffhanger, donde nos prometen que las historias de este grupo continuarán, pues estos están protegidos gracias a que han dejado su base de operaciones en La Sangría, ese éter que conecta las distintas realidades del multiverso. Quizás, ahora que Ram V está al cargo de Nuevos Dioses, sería que publicará Panini Comics este mismo año, estos personajes tendrán su forma de regresar y continuar con su historia. Desde la marcha de la editora Jess Chen, parece haber menos interés en estas iniciativas, como le ha pasado al pobre Monkey Prince.