Exigen la expulsión fulminante de Koldo Royo por lo último que ha hecho en ‘Supervivientes’: «¡Qué vergüenza!»

Agria polémica en Telecinco. En la maquinaria de los realities como Supervivientes, hay momentos marcados en rojo por su intensidad. Uno de ellos, sin duda, es el ecuador del concurso. Los concursantes ya se conocen a fondo, los roces han pasado de lo anecdótico a lo estructural, y las alianzas comienzan a tomar formas cada ... Leer más

Apr 8, 2025 - 21:03
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Exigen la expulsión fulminante de Koldo Royo por lo último que ha hecho en ‘Supervivientes’: «¡Qué vergüenza!»

Agria polémica en Telecinco.

En la maquinaria de los realities como Supervivientes, hay momentos marcados en rojo por su intensidad. Uno de ellos, sin duda, es el ecuador del concurso. Los concursantes ya se conocen a fondo, los roces han pasado de lo anecdótico a lo estructural, y las alianzas comienzan a tomar formas cada vez más sólidas… o cada vez más traicioneras. Es en este punto donde la convivencia deja de ser una prueba física y se convierte en un juego de estrategia emocional.

Es también en este punto cuando el juego adquiere una nueva dimensión: la percepción externa. Los participantes ya no solo luchan por el arroz o las pruebas de inmunidad, sino por mantenerse en la cuerda floja de la simpatía del público. Y no hay nada más impredecible que el juicio colectivo de los espectadores desde casa. Una palabra mal dicha o una mirada altiva pueden convertirse en motivo de expulsión.

En esta fase crucial, cada gesto, palabra o suspiro puede tener consecuencias insospechadas. Las máscaras caen, los personajes se redefinen y, para algunos, el juego puede empezar a torcerse justo cuando creen tenerlo dominado. El carisma empieza a enfrentarse a la estrategia, y muchas veces la audiencia prefiere autenticidad a espectáculo. Es aquí donde todo puede cambiar de un día para otro.

Del cariño al escepticismo.

Koldo Royo, uno de los nombres más singulares de Supervivientes 2025, se encuentra precisamente en esa delicada intersección. Nominado junto a dos pesos pesados como Anita Williams y Montoya, ha comenzado a generar un notable ruido en redes. Ha sido llamado con cariño “el abuelete” de la isla, gracias a su energía en las pruebas y su entrañable forma de conectar con el grupo. Pero esa imagen entrañable ha comenzado a resquebrajarse, dejando paso a un perfil mucho más polémico.

En el Oráculo de Poseidón del domingo, los espectadores fueron testigos de un giro inesperado. Anita y Montoya dejaron entrever una versión alternativa de Koldo, una más oscura, que emerge cuando las cámaras no lo apuntan directamente. A esto se suma una actitud que algunos califican de arrogante respecto a su nominación. Lo vimos en el Última Hora del lunes, cuando Koldo comenzó a mostrar un tono que distaba mucho del “abuelete” entrañable.

En una reciente conversación con Carmen Alcayde, emitida en dicho espacio, Koldo lanzó una reflexión que no ha pasado desapercibida: “Yo me quiero quedar pero son muy fuertes (sus rivales). Yo estoy encantado porque a mi edad no esperaba llegar a esto. Y ahora, el duelo Montoya y Anita… el abuelete contra los jóvenes…”. Palabras que, aunque aparentemente humildes, dejaban entrever un tono de superioridad camuflado. Una forma de posicionarse que, para muchos, sugiere que no es tan inocente como parecía.

Confianza o soberbia.

El matiz se volvió más evidente cuando Koldo se dirigió directamente a las cámaras del programa con una seguridad que rozaba la prepotencia: “Creo que tengo menos posibilidades que nunca de irme porque creo que Anita es un desastre y todo el mundo está viendo que está haciendo muy mal concurso. (…) Me quedo. Aunque no sea a la primera, a la segunda seguro”. Declaraciones que, lejos de sumar apoyos, han encendido las alarmas. Las redes sociales, como termómetro emocional del programa, ya han empezado a calentarse.

¿Está Koldo pecando de exceso de confianza? La línea entre seguridad y soberbia es fina, y sus comentarios apuntando a los defectos de sus compañeros no han sido bien recibidos por todos. Anita, en especial, ha sido el blanco más claro de sus ataques, lo que ha generado división entre los seguidores del programa. Muchos empiezan a preguntarse si el chef vasco ha comenzado a dejar ver su verdadera cara.

Las redes no han tardado en reaccionar. Algunos lo consideran “un lobo con piel de cordero” y otros van aún más lejos, tachándolo de “gran farsante”. La audiencia, esa juez invisible pero implacable, ya ha comenzado a perfilar su veredicto, y no todos creen que el abuelete tenga la salvación garantizada. La construcción de su imagen pública empieza a tambalearse peligrosamente.

Cuando el orgullo puede costar caro.

Koldo se encuentra en un momento crítico donde todo puede cambiar en cuestión de horas. Frente a él, dos rivales con gran respaldo en redes sociales y una audiencia muy sensible al comportamiento dentro del concurso. Y aunque en sus palabras no hay ni rastro de miedo, quizás esa sea su mayor debilidad. Creer que se tiene el control suele ser el primer paso hacia la caída.

El carisma que lo llevó a conquistar al público en las primeras semanas podría haberse visto empañado por un exceso de ego. En un programa como Supervivientes, donde cada palabra se multiplica en repercusión, hay que medir muy bien los pasos. Y Koldo, en lugar de pisar firme, parece haber comenzado a resbalar. La humildad, en este tipo de formatos, no es una pose: es un escudo.

Ahora, con el televoto abierto y la tensión en su punto máximo, solo queda esperar si el público premiará la trayectoria del chef vasco o si castigará lo que muchos consideran una peligrosa deriva en su actitud. En cualquier caso, Supervivientes 2025 acaba de entrar en una fase apasionante, donde ningún favorito está a salvo. Y donde incluso los “abueletes” deben cuidar cada palabra.