EL GUARDIAMARINA HORNBLOWER – C. S. Forester
Si de buenas a primeras, a bocajarro, comienzo esta humilde reseña lanzándoles el nombre del novelista Cecil Scott Forester (1899-1966), apuesto a que a muchos de ustedes no les sonará de nada. Aunque los más avezados en el género de la literatura marítima quizás sí lo sepan, estoy seguro de que para la gran mayoría […]

Si de buenas a primeras, a bocajarro, comienzo esta humilde reseña lanzándoles el nombre del novelista Cecil Scott Forester (1899-1966), apuesto a que a muchos de ustedes no les sonará de nada. Aunque los más avezados en el género de la literatura marítima quizás sí lo sepan, estoy seguro de que para la gran mayoría del vulgo este sea un escritor desconocido. Pero si les digo que este buen hombre es el responsable de que algunas de sus obras literarias se hayan convertido en películas de culto, clásicas (es decir, eternas) como La reina de África (1951), Orgullo y pasión (1957, en España se tituló El gran cañón, ¡menuda traducción!), es de suponer que la niebla empieza poco a poco a disiparse. Y si a esto, ya yendo al quiz del libro que les presento, añadimos otra película, interpretada por Gregory Peck y Virginia Mayo, titulada El hidalgo de los mares (1951), que originalmente se llamó Captain Horatio Hornblower (de nuevo ¡viva la traducción hispana!), muchos de ustedes ya habrán caído en cuenta de la gran saga de aventuras que ahora les traigo.
Nuestro autor escribió entre 1937 y 1966 un total de once volúmenes ambientados en el mundo de los navíos que surcaron los mares en tiempos de la guerra que mantuvo Inglaterra contra la todopoderosa Francia de Napoleón Bonaparte entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Y para ello tomó como protagonista de esta saga a un valiente marino llamado Horatio Hornblower. Es de imaginarse que el nombre del susodicho protagonista es un homenaje a otro Horatio, es decir, Nelson, héroe de Trafalgar. Forester, tomando como antecedentes a otros autores clásicos ingleses como Frederick Marryat, sobre todo su obra De grumete a almirante (1834), y fusilando gran parte de epistolarios marítimos de la época, compuso una serie de libros en que Horatio Hornblower irá pasando, de volumen en volumen, por los diferentes grados de la marinería desde guardiamarina hasta almirante y de esta forma mostrarnos cómo era el arriesgado mundo en el que un brillante corso parecía comerse a toda Europa pero al que le era imposible conquistar los mares frente a unos marineros que no dudaban en dejar sus vidas en pos de la libertad de su querida Albión, pues ¿quién no se acuerda de la flamígera arenga que lanza el capitán Aubrey en la película Master and Commander (2003): “¿queréis ver una guillotina en Picadilly? ¿Queréis llamar rey a ese andrajoso de Napoleón? ¿Que vuestros hijos canten la Marsellesa? Señor Mowett, señor Pullings, batería de estribor”.
Pero antes de ser él un todopoderoso almirante que mande la flota real, Hornblower tuvo que ir escalando los peldaños de la jefatura, y el primero de todos ellos lo vemos en su primer libro y del que vamos a hablar a continuación: El guardiamarina Hornblower (1950). La novela no se estructura a través de una única historia sino que cada capítulo es un relato distinto los cuales se van engarzando unos con otros y que nos muestra por un lado el aprendizaje y las aventuras de este nuevo guardiamarina además de hacernos ver cómo eran los navíos de la época, sus costumbres y sus luchas contra la Francia revolucionaria. La novela que les presento podríamos encuadrarla a finales del siglo XVIII cuando un joven, flaco, mareado e imberbe Hornblower se embarca en el buque Justinian, amarrado al fondeadero de Spithead. A partir de ahí y en cada capítulo veremos cómo pasa de ser un acomplejado guardiamarina a convertirse en un valeroso oficial ya sea en ese barco o en el Indefatigable el cual es uno de tantos que se encargar de mantener un férreo bloqueo naval frente a las costas de Francia. Hornblower, mientras aprende la mecánica de un navío de guerra y cómo desenvolverse en ellos, nos hace partícipes de sus aventuras en el susodicho bloqueo ya sea en momentos de calma o de enfrentamiento frente otros buques homónimos franceses. Además de las capturas de barcos mercantes enemigos, también Hornblower se bate de forma valerosa en grandes batallas navales, de penol a penol, e incluso llega a participar en una acción anfibia para llevar soldados monárquicos franceses (émigrés) hasta la costa gala y luchar contra las fuerzas revolucionarias en nombre de Luis XVII. Estas son solo algunas de las aventuras que aparecen en la novela y me reservo contarles algunas más, sobre todo las del final, ya que sería desvelarles demasiado de la trama (no como hace el resumen del ejemplar de Edhasa, que sin ningún pudor te dice cómo acaba el libro. Un tanto negativo para la editorial).
A diferencia de otras novelas de este tipo en las que nos podemos perder en la terminología marinera (a mí me pasaba continuamente con las de Patrick O’Brian), las novelas de la saga de Hornblower son ideales para leer sin tener que tener al lado un diccionario de términos navales. En su gran mayoría se enfocan más en la aventura y psicología del protagonista o personajes que hay alrededor y en cómo era la vida cotidiana en los navíos ingleses. Destacan también sobre cómo era la burocracia de ascensos, y la actitud de los barcos en los momentos de simple singladura como en los de férreos combates. Además, Forester sitúa los barcos en toda su complejidad y contexto, es decir, no solo son simples fragatas o navíos armados hasta los dientes que se dedican a cazar barcos enemigos y lanzarse bombas ¡zumba zumba! con gran aparatosidad, sino que los sitúa en un tiempo histórico concreto y en otras zonas de acción menos espectaculares, siendo tanto vigilantes en el bloqueo continental como realizando distintos tipos de misiones de hostigamiento a las costas o a los barcos mercantes. Este es en esencia el punto fuerte del primer libro de la serie.
El punto negativo, y yo creo que en gran parte de las novelas históricas navales escritas por ingleses, es que siempre pecan de lo mismo: el orgullo patrio frente a otras nacionalidades. Forester ofrece una visión sesgada y en muchos casos subjetiva de cómo era la disciplina en los buques de guerra en donde todos marinos y todos los movimientos del barco son cuasi perfectos. Es como si el barco en sí fuera una maquina increíblemente bien engrasada que se mueve de manera increíble en cualquier dirección. Y esto, claro está, en contraposición con los barcos y marinos de otros países. Los franceses (a los que los marinos ingleses motejan de ranas) y los españoles también son cobardes, vagos y perezosos, indisciplinados y, nosotros en concreto, sucios, sádicos y malolientes. El pack completo. A esto, los barcos ingleses son la quintaesencia, por mucho que los cañoneen se mantienen en pie mientras que los franceses e hispanos o bien naufragan con solo mirarlos o son tan anticuados que casi se hunden en cuanto les embiste la primera ola atlántica. Estos serían los puntos negativos que he apreciado en la lectura de este libro.
Pero a pesar de estos puntos en contra, a mi modo de ver, y pasando por alto ese espíritu interno tan británico de mirar a todo el mundo por encima del hombro, esta novela histórica tiene más cosas a favor que la hacen muy entretenida y emocionante para quien guste de o bien volver a embarcarse en un barco de su graciosa majestad, o bien quienes se quieran iniciar en la lectura de libros de guerra a bordo de grandes navíos y sentir el zarandeo del mar bajo sus pies sin temor a marearse. Tanto el primer libro que les traigo a mención, El guardiamarina Hornblower, como los diez libros restantes, han tenido una gran transcendencia no solo en el mundo cinematográfico, ya que además de la película de Gregory Peck que les he mencionado posteriormente se hizo una serie entre 1998 y 2001 con el actor Ioan Gruffudd (a los que les guste Marvel les sonara de Mr. Fantástico, líder de Los 4 Fantásticos) bastante buena, sino que también han dejado huella en muchas sagas literarias posteriores que tratan del mismo tema.
Y de la misma manera, los avatares de este joven oficial, su rápida resolución ante los problemas, su valentía y arrojo, y su preocupación por los que lo rodean incluso influenciaron el imaginario popular británico, tanto, que hasta un almirante inglés, en vísperas de una gran batalla de la Segunda Guerra Mundial, frente a sus hombres se atrevió a decirles: “caballeros, en nuestro lugar, ¿qué habría hecho Hornblower?”. Sea verdad o sea mera leyenda urbana, lo que nos enseña esta afirmación es que las aventuras literarias de Hornblower han inflamado el espíritu de cientos de miles de lectores, por lo que finalmente solo me queda decirles: buena lectura y buena singladura.
C. S. Forester, El guardiamarina Hornblower, traducción de Aleida Lama Montes de Oca. Barcelona, Edhasa, 1997, 378 páginas.