Un delicioso Apple crumble

Pues eso es, precisamente, lo que hace José Ramón Jouve en La manzana de Turing. Pues, después de haber mapeado de forma clara, documentada y estimulante las fronteras de la ciencia en El perro de Newton (Ediciones B), el autor nos ofrece una magnífica introducción a la historia y la filosofía de la Inteligencia Artificial. Sin... Leer más La entrada Un delicioso Apple crumble aparece primero en Zenda.

May 8, 2025 - 06:44
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Un delicioso Apple crumble

Toda la historia de la técnica parece una serie de notas al pie de la siguiente cita de A. N. Whitehead: “Los principales adelantos de la civilización son siempre procesos que están a punto de hacer naufragar las sociedades en las cuales se producen”. Lo curioso es que estas palabras le sirvieron de epígrafe al capítulo sexto de Los griegos y lo irracional, de E. R. Dodds, titulado: “Racionalismo y reacción en la Época Clásica”. Un capítulo que nos entera de que buena parte de aquello que consideramos “inteligencia natural”, como es la filosofía, fue una invención de ese silicon archipelago que fue la Antigua Grecia. Invención que fue considerada como “inteligencia artificial” frente a la “inteligencia natural” del mythos, y que generó todos los miedos, ansiedades, pánicos, euforias, beneficios, injusticias, desórdenes y sorpresas, que toda invención suele causar. No digo esto por hacerme el “integrado” (ni esto otro por hacerme eco de Eco). Lo digo porque, al menos a la hora de pensar lo nuevo, siempre es mejor sustituir la pasión triste del miedo por la pasión alegre de la curiosidad.

Pues eso es, precisamente, lo que hace José Ramón Jouve en La manzana de Turing. Pues, después de haber mapeado de forma clara, documentada y estimulante las fronteras de la ciencia en El perro de Newton (Ediciones B), el autor nos ofrece una magnífica introducción a la historia y la filosofía de la Inteligencia Artificial. Sin duda, no he leído todos y cada uno de los demasiados libros, como diría Gabriel Zaid, sobre la IA, pero, de los pocos que he leído, éste se diferencia por su capacidad para tender puentes colgantes entre el complejo mundo técnico de los algoritmos y el público no especializado, sin sacrificar, por ello, profundidad ni rigor intelectual. Y todo ello, además, de una forma enormemente entretenida.

"No, gracias a La manzana de Turing, vemos que la IA es más un banco de coral que se ha ido generando a partir de pequeñas acumulaciones, no sólo técnicas, sino también filosóficas, literarias, e incluso espirituales"

De hecho, lo primero que sorprende de La manzana de Turing es su extraordinaria versatilidad. Porque no se trata simplemente de un libro de divulgación científica (un género que estimo enormemente), sino de una obra que entreteje hábilmente la historia, el ensayo, la literatura y la ciencia. Jouve Martín ha conseguido crear un diálogo entre los pioneros de la inteligencia artificial y las figuras más destacadas del pensamiento, el arte y la literatura.

Gracias a ello, cuando lo leemos, no tenemos la sensación de que la IA es una especie de champiñón (nuclear) que acaba de surgir por generación espontánea hace dos días, en una pequeña región del sur de la Bahía de San Francisco, donde vive una tribu de ingenieros informáticos que se alimentan a base de donuts con caviar. No, gracias a La manzana de Turing, vemos que la IA es más un banco de coral que se ha ido generando a partir de pequeñas acumulaciones, no sólo técnicas, sino también filosóficas, literarias, e incluso espirituales, y que no es posible comprenderla con profundidad si no tenemos en cuenta todas las capas del palimpsesto, cuando no del palíndromo, porque su historia avanza y retrocede como la luz roja de aquella simpática IA a la que nunca tuvimos miedo, como era Kit, el ordenador central de El coche fantástico.

"Tras una jugosa introducción, propia de una manzana Fuji, le siguen cuatro secciones de diez capítulos, perfectamente entrelazados entre ellos"

Sin duda, la apuesta de José Ramón Jouve Martín por la multidisciplinariedad no es casual. No se debe a una moda universitaria o a una estrategia editorial. En cada página de este libro se siente la profunda convicción de que las humanidades tienen un papel crucial en nuestra comprensión de la IA. Y que, lejos de ser disciplinas destinadas a la obsolescencia, tal y como se suele considerar con “displiciencia” desde algunas “displicinas”, éstas no sólo serán transformadas por la inteligencia artificial, sino que también serán herramientas esenciales a la hora de interpretarla, usarla y mejorarla. En todo caso, La manzana de Turing no nos dice qué pensar sobre la IA, sino que nos enseña cómo pensar sobre ella —y eso, en última instancia, es lo que necesitamos para enfrentar los desafíos que esta tecnología nos plantea.

El sugerente título de esta obra no sólo evoca la trágica muerte del padre de la computación, envenenado con una manzana años después de haber sido condenado a castración química por su homosexualidad, sino también la manzana bíblica del conocimiento, que representa hasta qué punto (y seguido) el ser humano vive como un castigo los desajustes inevitables que toda invención técnica (como lo fue también, no lo olvidemos, el paso del mythos al logos) inevitablemente conlleva; y la de Blancanieves, que induce a un sueño profundo (casi tan profundo como el de un alumno de 4º de la ESO a primera hora de clase, confiando en que ChatGPT le ha hecho bien los deberes). Un triple significado que encapsula perfectamente las promesas y amenazas de la IA.

Tras una jugosa introducción, propia de una manzana Fuji, le siguen cuatro secciones de diez capítulos, perfectamente entrelazados entre ellos: “La manzana del conocimiento”, “El Santo Grial”, “El Castillo de Corbenic” y “Erewhon”.

"El lector va adquiriendo progresivamente las herramientas conceptuales necesarias para entender las capacidades y las limitaciones de los sistemas actuales"

El primero de estos capítulos, titulado “La manzana del conocimiento”, sitúa los debates actuales sobre IA en su contexto histórico y filosófico. Jouve Martín nos recuerda que nuestra fascinación por crear inteligencia artificial tiene raíces milenarias: desde el mito de Prometeo hasta los autómatas árabes medievales, pasando por los golems judíos y las calculadoras mecánicas. Son páginas llenas de referencias y anécdotas que tienen valor en sí mismo. Ahora bien, todos estos antecedentes no se presentan como mera erudición, sino como claves interpretativas fundamentales para comprender los debates contemporáneos.

En el segundo capítulo, titulado “El Santo Grial”, Jouve Martín logra explicar los fundamentos técnicos de la inteligencia artificial moderna. Y lo consigue —atención— sin requerir conocimientos previos de matemáticas o programación. Desde las contribuciones seminales de Turing hasta las diferencias entre IA simbólica y conexionista, pasando por la revolución de las redes neuronales, el lector va adquiriendo progresivamente las herramientas conceptuales necesarias para entender las capacidades y las limitaciones de los sistemas actuales. Este equilibrio entre accesibilidad y precisión técnica es quizás uno de los mayores méritos de la obra.

"En la era de la IA, la tarea fundamental sigue siendo pensar por nosotros mismos, y no dejar esta tarea en manos de otros, ya sean esos otros seres digitales o bípedos implumes"

Las dos últimas secciones del libro exploran el presente y el futuro de la IA —desde el ajedrez hasta la literatura, pasando por la medicina y la guerra— y los dilemas —a veces trilemas— sociales que éstos plantean. Aunque sólo sea por deformación profesional, me ha resultado particularmente fascinante el capítulo “E-Menard, autor de El Quijote”, donde el autor examina la intersección entre la inteligencia artificial y la creación literaria.  Otros capítulos notables (así que yo me acuerde ahora) son: “Capitalismo en hiperdrive”, que analiza cómo la inteligencia artificial intensifica las dinámicas del capitalismo contemporáneo; o “Parias de la tierra”, que aborda con empatía las transformaciones del mercado laboral. Jouve Martín no rehúye cuestiones controvertidas como el control de los algoritmos (“Shoggot, el sonriente”) o las implicaciones para la democracia (“La sociedad abierta”). Uno de las grandes virtudes del autor es la de la templanza, ya que logra esquivar tanto el tecnooptimismo ingenuo, como el catastrofismo irracional, para apostar por un diálogo informado sobre los posibles futuros que la IA nos depara.

En resumen, La manzana de Turing no es la obra de un “apocalíptico” ni la de un “integrado”, sino una invitación a pensar de forma curiosa, interesante, distanciada y también, claro está, crítica, sobre una tecnología que ya está transformando nuestra existencia individual y colectiva. Porque, como dice en su conclusión, titulada, con felicidad, “Sócrates reloaded”, en la era de la IA, la tarea fundamental sigue siendo pensar por nosotros mismos, y no dejar esta tarea en manos de otros, ya sean esos otros seres digitales o bípedos implumes.

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Autor: José Ramón Jouve Martín. Título: La manzana de Turing: Un viaje histórico, literario y filosófico por la inteligencia artificial. Editorial: Kairós. Venta: Todos tus libros.

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