Será todo para mí, de Zerocalcare

En Será todo para mí conocemos al padre de Zerocalcare en una historia sobre problemas generaciones y legados familiares tóxicos. Uno de los mejores cómic del autor italiano editado como siempre por Reservoir Books.

Apr 9, 2025 - 09:17
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Será todo para mí, de Zerocalcare

Portada Será todo para mí de Zerocalcare

Edición original: Quando muori resta a me (BAO Publishing, 2024)
Edición nacional/España: Será todo para mí (Reservoir Books, 2025)
Texto e Ilustraciones: Zerocalcare
Traducción: Carlos Mayor
Tonos de grises: Alberto Madrigal
Formato: Rústica. 304 páginas. 22,90€

La montaña nunca olvida.

«En el colegio te enseñan a distinguir entre feliz, triste y enfadado. Pero lo del sentimiento de culpa no te lo explica ni dios.»

Aunque mis lecturas comiqueras han sido siempre muy variadas hasta hace unos diez años era uno de esos coleccionistas que compraba varias series de superhéroes de DC y Marvel más por una mezcla de inercia, costumbre y cariño por los personajes que por el placer que obtenía con su lectura. A diferencia de lo que les sucede a otras personas y aunque que había series que me parecían extraordinarias nunca me he sentido identificado con unos personajes a los que los peores momentos de la vida – y también los mejores- les duraban hasta el siguiente evento, golpe de efecto o cambio de autores. Tras muchos años leyendo esos cómics de tenía una sensación de hastío que seguramente estaba provocada por ser unos cómics llenos de injerencias editoriales y unos plazos de trabajo absurdos que cercenaban la creatividad de unos autores que muchas veces replicaban historias ya contadas con algún que otro cambio, pero también por las odiosas comparaciones con otros cómics que leía que eran mucho más libres creativamente y excitantes. Así que un día decidí que no tenía necesidad de comprarlos por inercia y ahora solo compro cómic de superhéroes cuando me veo en las reseñas de mis compañeros de la web que me voy a encontrar con algo diferente de verdad -no producto del hype que generan las maquinarias de marketing de las majors- y los autores me han convencido con trabajos. De alguna manera se puede decir que casi me he quitado de ellos, pero de los que sé que no me voy a quitar nunca son de los cómics de Zerocalcare (Arezzo, 1983), seudónimo de Michele Rech. Con él, su familia y amigos sí que me siento identificado, además con sus cómics siempre me divierto y me sorprendo, pero también me enseña y me hace pensar. ¡De Zerocalcare no me voy a quitar nunca! ¡Ni ganas! Así que cuando a principios de años vi que entre las novedades de Reservoir Books aparecía Será todo para mí empecé a contar los días que me quedaban para tener mi dosis. El día D ha llegado y tras su lectura tengo que decir que la espera ha merecido la pena porque estamos ante un cómic morrocotudo.

En cómics como La profecía del Armadillo, Kobane Calling, Esqueletos o No sleep till Shengal o Un pulpo en la garganta Zerocalcare nos ha ido contando retazos de su infancia y adolescencia. En estos cómics su madre, dibujada como una gallina antropomorfa a la que llama Ascendiente uno, es una presencia constante. Da igual que se trata de escenas del pasado o en las partes de la historia situadas en el presente. Incluso es un personaje central en Olvida mi nombre, un cómic exploraba las raíces de su familia y su pasado. Sin embargo, su padre ha sido una figura ajena a sus cómics hasta que se convierte en el eje central de Será todo para mí en el que podemos conocerlo con motivo de un viaje al pueblo del Véneto, al pie de los Dolomitas, del que es originaria su familia paterna para comprobar los daños que se han producido en la casa que tiene allí.

El viaje y la estancia en el pueblo se convierten en las excusas para hablar de la complicada relación que Zerocalcare siempre he tenido con su padre. Además, también le permite descubrir el pasado de su familia del que vemos fragmentos en unas páginas intercaladas a lo largo de la historia principal dibujadas con estilo ligeramente diferente del habitual con un entintado de líneas más finas e imitando el aspecto de las páginas de un cuaderno. No son las únicas escenas que se intercalan con la historia del presente ya que también vemos algunos de los momentos claves de la relación entre Zerocalcare y su padre a lo largo de los años. A través de las páginas del cómic vemos como conocer el pasado de su padre le permite comprenderle mejor y descubrir caras suyas que nos conocía cambiado su relación y en cierta manera reconciliándose con él. Se podría decir que de la misma manera que en este cómic los lectores descubrirnos a su padre también lo hace él, aunque la brecha generacional entre ambos sigue abierta.

Usando la relación como su padre como base y el pasado familiar de su familia Zerocalcare nos habla sobre traumas, culpas y remordimientos del pasado y la forma en la que se convierten en un legado maldito que se enquista en las generaciones posteriores. Una realidad que se tiende a esconder debajo de un manto de silencio que hace imposible resolver los problemas y perpetua los rencores pese a los años transcurridos desde el agravio, en particular en los pueblos pequeños en donde todo el mundo se conoce. Una herencia que también porta el padre del autor italiano y en la que se puede encontrar el origen de su forma de ser y sus problemas de comunicación con su hijo. Sin embargo, al final de la obra vemos que no se trata de algo escrito en piedra y que, pese a todo, se puede cambiar. Y es que pese a los problemas entre ambos y la verosimilitud que siempre preside sus obras el cómic tiene algunos momentos tiernos que nos dejan ver un enorme cariño a su padre y unas ganas de arreglar una relación repleta de unas dinámicas muy extrañas y tóxicas.

La historia avanza gracias a dos motores el viaje al pueblo y un misterio de la infancia de Zerocalcare que tiene que ver con su padre y su obsesión infantil como la serie de dibujos He-Man y los Masters del Universo. Una referencia a la cultura popular que es una de las señas de identidad de todos sus trabajos que son las que le han convertido en uno de los autores del cómic más celebrados de la actualidad, pero que no son un impedimento para que cada lectura resulte refrescante y funcione de forma autónoma posibilitando que cualquiera de sus cómics sea un buen punto de entrada a su universo particular. Un universo personal e intransferible en el que equilibrio entre la realidad y comedia funcionada a la perfección alternando sin problemas las carcajadas con los golpes que nos da la cruel realidad, que en esta ocasión se convierte en un marinaje entre el retrato íntimo de una relación padre-hijo con un reflejo de la idiosincrasia de las partes más conservadoras del país transalpino que dejan ver muchas de las claves que explican la llegada al gobierno de la extrema derecha de Meloni y todo lo que significa.

Antes mencionábamos las referencias a la cultura popular como una de las señas de identidad de los cómics del autor italiano que están presentes en Será todo para mí. Junto a esa nos encontramos con otras tan reconocibles como el sentido del humor negro y cínico que es un reflejo de su capacidad para reírse de sí mismo, el compromiso político que siempre sobrevuela las historias, la mirada crítica a todo lo que le rodeo el incluido, las representaciones visuales antropomorfizadas de algunas de sus emociones y traumas… Una serie de ingredientes que como es habitual dotan a la obra de una sensación de cercanía y realidad alejada de cualquier impostura, pese a que resulta razonable pensar en que estamos ante una biografía ficcionada con un gusto por la caricaturización que no solo podemos ver en los diseños de los personajes también en algunas de las situaciones que suceden en la historia y los caracteres de los personajes.

Visualmente nos volvemos a encontrar con un narrador realmente eficaz que con cada cómic tiene más claro las herramientas que debe utilizar para transmitir lo que quiere. Con el tiempo ha ido puliendo su estilo de forma que sus personajes son reconocibles y la mezcla entre elementos reales, oníricos e imaginarios funciona muy bien, de la misma forma que sucede entre los personajes, sean de aspecto humano o no, que habitan en la realidad y los que son producto de su imaginación. Como siempre nos encontramos con un dibujo lleno de personajes dinámicos y que expresan muy bien sus emociones y un manejo cada vez más depurado en un entintado que junto al uso de las masas de negro nos siguen remitiendo al underground y al manga, aunque en este cómic tenemos usos de grises de los que se ha encargado Alberto Madrigal. Esa es la principal novedad junto con una escena delante de un espejo en la que Zerocalcare se dibuja de forma realista, algo muy poco habitual en su trayectoria.


Será todo para mí nos reencuentra con el mejor Zerocalcare en una obra que nos habla sobre las relaciones paternofiliales y las consecuencias que los traumas de los padres ejercen sobre sus hijos. Un cómic que pese a rebosar por todas las páginas el estilo, personalidad y humor del autor de Rebibbia tiene una frescura y madurez que nos permite esperar que el futuro nos siga regalando obras de esta excelsa calidad y coherencia con su trayectoria.

«Nosotros esas cosas no sabemos hacerlas. Solo sabemos hablar de gilipolleces.»

Lo mejor

• El sincero retrato del padre.
• La verdad que sigue desprendiendo.
• Pese a todo, es uno de sus cómics más divertidos.

Lo peor

• Es 100% Zerocalcare, así que si no te han gustado los anteriores cómics del italiano tampoco te va a gustar este.