«Llegará tarde»: El lamentable gesto de Tamara Falcó tras el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, expareja de su madre Isabel Preysler
Muertes que estremecen. Hay fallecimientos que trascienden lo íntimo y se convierten en sacudidas colectivas. La pérdida de figuras icónicas deja un vacío que no solo sienten sus seres queridos, sino también generaciones que crecieron con sus ideas, sus obras o su ejemplo. La noticia de la muerte de Mario Vargas Llosa, uno de los ... Leer más

Muertes que estremecen.
Hay fallecimientos que trascienden lo íntimo y se convierten en sacudidas colectivas. La pérdida de figuras icónicas deja un vacío que no solo sienten sus seres queridos, sino también generaciones que crecieron con sus ideas, sus obras o su ejemplo. La noticia de la muerte de Mario Vargas Llosa, uno de los grandes nombres de la literatura en lengua española, ha causado precisamente ese tipo de estremecimiento global.
El autor hispanoperuano murió a los 89 años en su residencia de Lima, ciudad a la que regresó en 2022. Su familia confirmó el deceso mediante un comunicado, en el que no se especificó la causa de su muerte ni se anunciaron actos públicos en su memoria. «Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz», escribió su hijo Álvaro Vargas Llosa en la red social X.
El mensaje, también replicado por Morgana Vargas Llosa, subraya que el escritor murió acompañado y en calma. “Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, concluye el emotivo comunicado familiar.
El peso de una obra inmortal.
Mario Vargas Llosa deja un legado literario de proporciones monumentales. Obras como La ciudad y los perros o Lituma en los Andes redefinieron la narrativa latinoamericana, combinando maestría técnica con una aguda mirada sobre la condición humana. En 2010, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”.
En febrero de 2023, hizo historia al convertirse en el primer autor en español admitido en la Academia Francesa. En su discurso, agradeció al país galo por haberle permitido descubrir “otra América Latina”, un gesto que resumía la profundidad de su vínculo con Francia y con las letras universales. Vargas Llosa fue mucho más que un novelista: fue un intelectual comprometido, una figura pública, una voz.
No es extraño, entonces, que su muerte también haya generado revuelo fuera del ámbito cultural. La atención mediática se ha centrado en la falta de reacciones por parte de figuras cercanas al escritor durante su vida, en particular Isabel Preysler y su hija Tamara Falcó. Ambos nombres se convirtieron en tendencia por lo que no dijeron.
Ausencias que hacen ruido.
El silencio de Preysler, con quien Vargas Llosa mantuvo una relación de ocho años, ha sido objeto de debate en medios como Aruser@s. “Nada se sabe de Isabel Preysler más allá de que se ha publicado que está en shock”, comentó el presentador Alfonso Arús, insinuando que el mutismo podría no ser tan casual. Tatiana Arús añadió que Tamara Falcó tampoco había reaccionado públicamente: “Pensé que iba a hacer algún tipo de mención, pero de momento no ha hecho ningún tipo de referencia”.
“Cuando lo haga llegará tarde”, ironizó el presentador en directo, reflejando una sensación compartida por muchos seguidores del programa. La marquesa, sin embargo, sí se mostró activa en Instagram para felicitar a una amiga por su cumpleaños, lo que ha intensificado las críticas. En contraste, voces inesperadas han llenado el vacío que dejaron las ausencias más esperadas.
Una de ellas fue Genoveva Casanova, exnuera del escritor, quien sí tuvo palabras públicas de cariño. “Te fuiste rodeado del amor de tu familia con tu ternura y elegancia de siempre”, escribió en X. Tatiana Arús recordó que Casanova mantuvo en 2009 una relación con Gonzalo, uno de los hijos de Vargas Llosa. Su gesto fue elogiado por la naturalidad y la cercanía con que se expresó.
Adiós a un hombre, no a su historia.
Mario Vargas Llosa fue muchas cosas: novelista, cronista, pensador, figura mediática. Pero sobre todo, fue un contador de historias que atravesaron fronteras, ideologías y generaciones. Su muerte marca el final de una era, pero no de su influencia. Cada libro que deja es un umbral a su mente brillante, y cada lector nuevo es una forma de eternidad.
Que no haya ceremonias públicas responde al deseo de la familia de preservar la intimidad del adiós. Pero en cada homenaje silencioso, en cada página que vuelva a leerse con nuevos ojos, estará presente. La literatura, como la memoria, no muere: se transforma. Y en ese terreno, Vargas Llosa seguirá viviendo.