Hereu a su bola
Jordi Hereu, el ministro de Industria y Turismo, parece un extraterrestre. Igual en sí mismo a usted no le parecerá tal cosa, pero en comparación con el resto del gobierno del cual formalmente es parte parece caído del cielo. Hereu se dedica a visitar zonas turísticas españolas e inaugurar todo aquello en lo que el […]

Jordi Hereu, el ministro de Industria y Turismo, parece un extraterrestre. Igual en sí mismo a usted no le parecerá tal cosa, pero en comparación con el resto del gobierno del cual formalmente es parte parece caído del cielo.
Hereu se dedica a visitar zonas turísticas españolas e inaugurar todo aquello en lo que el ministerio ha puesto dinero y, al mismo tiempo, difundir datos y más datos que confirman a la más antigua usanza, que el turismo funciona bien.
He ahí la contradicción. Mientras ministros de todo tipo, incluso por momentos hasta el propio presidente del Gobierno, asumen postulados críticos con el turismo, cercanos al ecologismo, subvirtiendo los valores tradicionales de la economía, Hereu sigue erre que erre predicando los porcentajes de variación anual del PIB debidos al turismo. Mientras sus colegas, tal vez incluso con razón, dicen que esto del turismo no va de récords, el ministro cada día dice que se ha batido este o aquel récord, como hubiera hecho Manuel Fraga cuando era ministro de Franco.
Es curioso porque, al fin y al cabo, gracias a Hereu, usted puede encontrar de todo en este gobierno, desde los más avanzados que defienden que el turismo es una suerte de castigo hasta el propio Hereu que mantiene un lenguaje que encaja perfectamente en la tradición española de los últimos cincuenta años.
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