"El peor brote desde principios de siglo": la FAO advierte a Europa de la fiebre aftosa con una "cepa exótica del virus en Oriente Próximo"
La fiebre aftosa, también llamada glosopeda, es un mal recuerdo para muchos ganaderos europeos que vieron como a principios del siglo XXI esta enfermedad golpeaba con dureza a las cabañas de porcino y vacuno de la Unión Europea. Ahora, sin embargo, regresa y la FAO (Food and Agriculture Organization, el organismo dependiente de Naciones Unidas sobre alimentación y agricultura) advierte de que se trata de "el peor brote desde principios de siglo". Especialmente duro en Reino Unido, por aquel entonces parte de la Unión Europea, aquel brote de fiebre aftosa supuso sacrificar a nivel mundial a seis millones de cabezas de ganado donde la peor parte se la llevaron las ovejas y las vacas, pero en la que también se vieron afectados cerdos, caballos y cabras. En Reino Unido, por dar una cifra de la auditoría pública posterior, se contabilizaron más de cuatro millones de animales sacrificados. Además, también hubo otro brote en 2007 que, sin embargo, no llegó a mayores. A pesar de ser una enfermedad que no se transmite de animales a humanos, es decir, no es una zoonosis, la fiebre aftosa es una patología letal para los animales, especialmente los más jóvenes, además de ser muy contagiosa entre el ganado, por lo que las medidas más habituales de control incluyen el sacrificio de buena parte de la cabaña, así como su cuarentena. El recuerdo de un infausto brote en 2001 No obstante, el brote de 2001 se extendió durante más de 220 días y supuso un balance de daños de unos 9.390 millones de euros solo en el Reino Unido, a donde la epidemia llegó por la importación de carnes de animales infectados. Razón por el que están siendo ahora muy cautelosos con el nuevo brote, cerrando inclusos sus fronteras de manera preventiva en el mes de febrero, reduciendo las importaciones continentales y cerrando sus fronteras, por ejemplo, a Alemania en enero. Cabe recordar que para aquel entonces, la industria británica se estaba recuperando todavía de las consecuencias de la epidemia de encefalopatía espongiforme bovina, el denominado mal de las vacas locas. La anterior epidemia en suelo europeo se cebó con la ganadería británica, especialmente con la cabaña ovina. ©Unsplash. Ahora, la FAO advierte de que la epidemia, que ya se deja sentir en países de Centroeuropa como Alemania, Eslovaquia y Hungría, sería compleja además por "la introducción de una cepa exótica del virus en Oriente Próximo", de tal modo que subrayan la urgente necesidad de una detección precoz y de reforzar las medidas de bioseguridad para minimizar el impacto de la enfermedad. En este sentido, la fiebre aftosa, considerada endémica en Oriente Próximo, llevaba más de dos décadas sin manifestarse en Europa hasta los episodios de los tres países antes citados donde, hasta el momento, solamente el de Eslovaquia permanece sin control. Una enfermedad no transmisible a humanos, pero altamente contagiosa entre animales La aparición del brote ha llevado, por ejemplo, a que países como Reino Unido hayan bloqueado el transporte para uso doméstico de quesos, carnes y embutidos 'continentales' con el fin de evitar un hipotético contagio. Junto a las ovejas, el ganado vacuno es el que más afectación sufre con la fiebre aftosa. ©Unsplash. Fácilmente de comprobar, la fiebre aftosa se produce exclusivamente en animales biungulados –incluida fauna salvaje como jabalíes, venados o camélidos– y se caracteriza por la aparición de ampollas en la boca y patas (de ahí el concepto glosopeda: boca y pies, en griego antiguo), así como el desarrollo de fiebre. Aunque se insiste en que la enfermedad no es letal para los animales adultos, los jóvenes sí pueden morir por insuficiencia cardíaca, por lo que las medidas de control son especialmente severas debido a la alta transmisión del virus que la provoca. De tal modo, el problema de la fiebre aftosa viene aparejado a las dificultades de su control, así como los gastos derivados de un hipotético sacrificio de los animales, por lo que la repercusión en el consumidor final está enfocada en el precio –debido a una bajada de la oferta–, no en cuanto a la salud pública. Imágenes | Foto de Sergio Arteaga / Foto de Stijn te Strake en Unsplash / Foto de Warwick Vlantis en Unsplash En DAP | Vacas mutantes para soportar el calor provocado por el cambio climático, la esperanza de los ganaderos En DAP | El cambio climático eleva de forma preocupante la presencia de mercurio en el pescado (y lo sabemos gracias a Michael Phelps) - La noticia "El peor brote desde principios de siglo": la FAO advierte a Europa de la fiebre aftosa con una "cepa exótica del virus en Oriente Próximo" fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .

La fiebre aftosa, también llamada glosopeda, es un mal recuerdo para muchos ganaderos europeos que vieron como a principios del siglo XXI esta enfermedad golpeaba con dureza a las cabañas de porcino y vacuno de la Unión Europea.
Ahora, sin embargo, regresa y la FAO (Food and Agriculture Organization, el organismo dependiente de Naciones Unidas sobre alimentación y agricultura) advierte de que se trata de "el peor brote desde principios de siglo". Especialmente duro en Reino Unido, por aquel entonces parte de la Unión Europea, aquel brote de fiebre aftosa supuso sacrificar a nivel mundial a seis millones de cabezas de ganado donde la peor parte se la llevaron las ovejas y las vacas, pero en la que también se vieron afectados cerdos, caballos y cabras.
En Reino Unido, por dar una cifra de la auditoría pública posterior, se contabilizaron más de cuatro millones de animales sacrificados. Además, también hubo otro brote en 2007 que, sin embargo, no llegó a mayores.
A pesar de ser una enfermedad que no se transmite de animales a humanos, es decir, no es una zoonosis, la fiebre aftosa es una patología letal para los animales, especialmente los más jóvenes, además de ser muy contagiosa entre el ganado, por lo que las medidas más habituales de control incluyen el sacrificio de buena parte de la cabaña, así como su cuarentena.
El recuerdo de un infausto brote en 2001
No obstante, el brote de 2001 se extendió durante más de 220 días y supuso un balance de daños de unos 9.390 millones de euros solo en el Reino Unido, a donde la epidemia llegó por la importación de carnes de animales infectados.
Razón por el que están siendo ahora muy cautelosos con el nuevo brote, cerrando inclusos sus fronteras de manera preventiva en el mes de febrero, reduciendo las importaciones continentales y cerrando sus fronteras, por ejemplo, a Alemania en enero. Cabe recordar que para aquel entonces, la industria británica se estaba recuperando todavía de las consecuencias de la epidemia de encefalopatía espongiforme bovina, el denominado mal de las vacas locas.

Ahora, la FAO advierte de que la epidemia, que ya se deja sentir en países de Centroeuropa como Alemania, Eslovaquia y Hungría, sería compleja además por "la introducción de una cepa exótica del virus en Oriente Próximo", de tal modo que subrayan la urgente necesidad de una detección precoz y de reforzar las medidas de bioseguridad para minimizar el impacto de la enfermedad.
En este sentido, la fiebre aftosa, considerada endémica en Oriente Próximo, llevaba más de dos décadas sin manifestarse en Europa hasta los episodios de los tres países antes citados donde, hasta el momento, solamente el de Eslovaquia permanece sin control.
Una enfermedad no transmisible a humanos, pero altamente contagiosa entre animales
La aparición del brote ha llevado, por ejemplo, a que países como Reino Unido hayan bloqueado el transporte para uso doméstico de quesos, carnes y embutidos 'continentales' con el fin de evitar un hipotético contagio.

Fácilmente de comprobar, la fiebre aftosa se produce exclusivamente en animales biungulados –incluida fauna salvaje como jabalíes, venados o camélidos– y se caracteriza por la aparición de ampollas en la boca y patas (de ahí el concepto glosopeda: boca y pies, en griego antiguo), así como el desarrollo de fiebre.
Aunque se insiste en que la enfermedad no es letal para los animales adultos, los jóvenes sí pueden morir por insuficiencia cardíaca, por lo que las medidas de control son especialmente severas debido a la alta transmisión del virus que la provoca.
De tal modo, el problema de la fiebre aftosa viene aparejado a las dificultades de su control, así como los gastos derivados de un hipotético sacrificio de los animales, por lo que la repercusión en el consumidor final está enfocada en el precio –debido a una bajada de la oferta–, no en cuanto a la salud pública.
Imágenes | Foto de Sergio Arteaga / Foto de Stijn te Strake en Unsplash / Foto de Warwick Vlantis en Unsplash
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"El peor brote desde principios de siglo": la FAO advierte a Europa de la fiebre aftosa con una "cepa exótica del virus en Oriente Próximo"
fue publicada originalmente en
Directo al Paladar
por
Jaime de las Heras
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