La banda de los tres

En 'La banda de los tres' (Rosamerón, 2025), el filósofo y miembro del Green-Templeton College de la Universidad de Oxford Neel Burton muestra cómo Sócrates, Platón y Aristóteles son los principales protagonistas de una revolución intelectual que ha marcado el pensamiento occidental hasta hoy.  La entrada La banda de los tres se publicó primero en Ethic.

May 7, 2025 - 09:42
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La banda de los tres

Durante muchos siglos, y en muchos campos, Aristóteles fue el gigante que era necesario matar… con cierta ayuda de Platón o, para ser más exactos, de Sócrates.

Cada uno a su modo, Sócrates, Platón y Aristóteles pusieron el acento sobre la razón, que terminaron por integrar a nosotros y a Dios. Pero es lamentable, o quizá sea una coincidencia, que durante siglos, salvo por un trozo del Timeo, las Categorías libres de valores o Sobre la interpretación, hayan sido las únicas partes importantes de su legado que podía conseguir la cristiandad latina. Esta lógica estrecha de miras, de la que surgió la escolástica, fue la lente a través de la cual se interpretó todo lo demás.

Hasta día de hoy, en Occidente tendemos a pensar en la inteligencia en términos de destreza analítica, y fue solo en 1990 que Salovey y Mayer publicaron su escrito fundamental sobre la inteligencia emocional.

Da la impresión de que los extensos párrafos de la Ética a Nicómaco y de la Retórica dedicados a las emociones sencillamente se han pasado por alto, como muchos otros temas de Platón y Aristóteles: el papel del amor y de lo dionisíaco, el énfasis sobre la amistad y la comunidad, la importancia del ocio y la contemplación y el propósito u objetivo de todo ello. Aun cuando el Corpus Aristotelicum, tal como está, es extraordinario, se han perdido muchas más obras de Aristóteles que las que se han recuperado; entre ellas, títulos tales como Sobre las pasionesDe la amistadAcerca del amor.

También se ha pasado por alto el lugar el mythos en medio del logos. Sócrates incluía una voz divina como castigo, y Platón es, sin lugar a dudas, el más grande de los creadores de mitos. Incluso Aristóteles, que intentó no recurrir a lo místico, tuvo que aceptarlo al final, cuando describe al primer motor inmóvil como constantemente ocupado en un pensamiento que es un pensar sobre el pensar. Tras largo tiempo reprimido, el mythos vuelve finalmente al frente, cabalgando el neoplatonismo y luego el cristianismo, que durante siglos viene satisfaciendo nuestra necesidad de mito. Para cubrir esta necesidad tras el retroceso de la religión, nos hemos vuelto cada vez más hacia la ficción y ahora nos deleitamos con Netflix. Tal vez deberíamos estar más abiertos con respecto a nuestra necesidad de mitos y de lo místico, mientras seguimos aferrándonos a todas las ventajas del logos.

En ausencia de una religión que nos guíe y nos estimule, necesitamos una razón profunda para ser buenos

He dicho en varios sitios que la actual crisis de significado y de salud mental se debe, en gran parte, a nuestra parcialidad y sus muchas manifestaciones. Pero si lo que nos llevó hasta allí fue la banda de los tres —y Platón ya advirtió sobre los peligros de la palabra escrita—, sus valiosas obras también contienen los elementos para su propia corrección, como cuando el redescubrimiento de Platón encendió o disparó el Renacimiento. Aunque su lógica y su ciencia ya están superadas, su ética es más actual que nunca. En ausencia de una religión que nos guíe y nos estimule, necesitamos una razón profunda y satisfactoria para ser buenos, y parece que solo la ética de la virtud es capaz de proporcionárnosla, porque siendo buenos llegamos a ser felices.

Sócrates, Platón y Aristóteles fueron los epítomes de la salud mental. Si nos visitaran hoy y se sentaran en nuestras clínicas, quedarían asombrados por nuestra inmediatez y nuestra cortedad de miras. Seguramente nos dirían lo siguiente: la mejor manera de encontrarse bien es ser buenos, y nosotros ya os hemos demostrado cómo hacerlo; vuestra salvación depende sencillamente de que seáis lo que se supone que tenéis que ser: un ser humano en el sentido más completo; si solo os ocupáis de eso, todo lo demás irá poniéndose en su lugar.


Este texto es un fragmento de ‘La banda de los tres’ (Editorial Rosamerón), de Neel Burton. 

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