'Chamuskadas', dos jóvenes entre las mesas y las tablas

Uno de los lugares comunes -si no el mayor de ellos- del mundo de la interpretación es que para convertirte en actor has de pasar antes por la hostelería; es decir, que has de trabajar de camarero. Se calcula que entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que ejercen este oficio en España lo hacen mientras tratan de abrirse camino en el terreno de la interpretación. María Petri y Gemma Pina se miran en el espejo deformado de esta realidad para tratar el asunto con un humor de sabor acre en la comedia 'Chamuskadas', que esconde también un punto de amargura. Dos camareras cierran la caja y limpian el restaurante en el que trabajan mientras planean un viaje a San Sebastián que van a llevar a cabo al día siguiente para acudir al festival de cine y establecer contactos. Pero esta peripecia solo es el detonante de una obra en la que se habla también de amistad, de amor, de decisiones más o menos equivocadas, de valores, de supervivencia... Por el texto asoman las inquietudes, los sueños, las desilusiones o las frustraciones de las dos jóvenes vertidas de manera coloquial y natural, también en ocasiones naíf. El texto, dominado por la frescura, presenta un mosaico de temas, quizás demasiados, que hacen que la interesante y entretenida función se desboque en ocasiones; por ejemplo, las dos jóvenes repasan un fragmento de 'La casa de Bernarda Alba', no se sabe si para una audición, para una función que llevan a cabo o por simple entrenamiento. 'Chamuskadas' -no hace falta aclarar el título- cobra brillo en los dos monólogos que protagoniza cada una de las dos en las que brotan sus pensamientos más íntimos y donde la emoción asoma por vez primera en la función. Las dos actrices, que conocen el terreno que pisan, le otorgan sinceridad y naturalidad a sus personajes, de manera más expansiva María Petri y más reflexiva Gemma Pina, pero en ambos casos más que dignamente. El teatro de resistencia -'Chamuskadas' es un buen ejemplo- es todavía, lo ha sido siempre, uno de los clavos ardiendo a los que los intérpretes se agarran en cualquier lugar del mundo. Y merecen, siempre que se haga con dignidad, como es el caso, un sincero aplauso.

Apr 29, 2025 - 17:36
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'Chamuskadas', dos jóvenes entre las mesas y las tablas
Uno de los lugares comunes -si no el mayor de ellos- del mundo de la interpretación es que para convertirte en actor has de pasar antes por la hostelería; es decir, que has de trabajar de camarero. Se calcula que entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que ejercen este oficio en España lo hacen mientras tratan de abrirse camino en el terreno de la interpretación. María Petri y Gemma Pina se miran en el espejo deformado de esta realidad para tratar el asunto con un humor de sabor acre en la comedia 'Chamuskadas', que esconde también un punto de amargura. Dos camareras cierran la caja y limpian el restaurante en el que trabajan mientras planean un viaje a San Sebastián que van a llevar a cabo al día siguiente para acudir al festival de cine y establecer contactos. Pero esta peripecia solo es el detonante de una obra en la que se habla también de amistad, de amor, de decisiones más o menos equivocadas, de valores, de supervivencia... Por el texto asoman las inquietudes, los sueños, las desilusiones o las frustraciones de las dos jóvenes vertidas de manera coloquial y natural, también en ocasiones naíf. El texto, dominado por la frescura, presenta un mosaico de temas, quizás demasiados, que hacen que la interesante y entretenida función se desboque en ocasiones; por ejemplo, las dos jóvenes repasan un fragmento de 'La casa de Bernarda Alba', no se sabe si para una audición, para una función que llevan a cabo o por simple entrenamiento. 'Chamuskadas' -no hace falta aclarar el título- cobra brillo en los dos monólogos que protagoniza cada una de las dos en las que brotan sus pensamientos más íntimos y donde la emoción asoma por vez primera en la función. Las dos actrices, que conocen el terreno que pisan, le otorgan sinceridad y naturalidad a sus personajes, de manera más expansiva María Petri y más reflexiva Gemma Pina, pero en ambos casos más que dignamente. El teatro de resistencia -'Chamuskadas' es un buen ejemplo- es todavía, lo ha sido siempre, uno de los clavos ardiendo a los que los intérpretes se agarran en cualquier lugar del mundo. Y merecen, siempre que se haga con dignidad, como es el caso, un sincero aplauso.