Pesadilla en Usera: Cierran un restaurante chino que vendía paloma por pato laqueado, entre otras cosas

Descubren en Usera un restaurante que servía palomas como pato laqueado Lo que parecía un local de comida china más en el distrito madrileño de Usera se ha convertido en el epicentro de uno de los mayores escándalos sanitarios recientes en la capital. El restaurante Jin Gu, ya clausurado por las autoridades, no solo operaba ... Leer más

Apr 9, 2025 - 11:04
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Pesadilla en Usera: Cierran un restaurante chino que vendía paloma por pato laqueado, entre otras cosas

Descubren en Usera un restaurante que servía palomas como pato laqueado

Lo que parecía un local de comida china más en el distrito madrileño de Usera se ha convertido en el epicentro de uno de los mayores escándalos sanitarios recientes en la capital. El restaurante Jin Gu, ya clausurado por las autoridades, no solo operaba con condiciones higiénicas deplorables, sino que además, según las investigaciones de la Policía Municipal de Madrid, habría estado sirviendo palomas domésticas disfrazadas de pato laqueado, uno de los platos más representativos de la gastronomía china.

Un descubrimiento inesperado tras una estantería

La inspección, realizada el pasado 25 de marzo, destapó prácticas que sobrepasan con creces la negligencia. Todo comenzó con una revisión rutinaria que rápidamente escaló en gravedad cuando los agentes encontraron un almacén oculto tras una estantería corredera en el aseo adaptado para personas con movilidad reducida. Este espacio clandestino albergaba ocho congeladores industriales en estado deplorable, oxidados y sin control de temperatura, donde yacía más de una tonelada de carne y pescado sin etiquetado, ni trazabilidad alguna.

El menú oculto: palomas por pato y carne colgada en tendederos

Entre los productos intervenidos, los agentes encontraron dos palomas desplumadas listas para ser cocinadas y servidas como si fueran auténtico pato laqueado. A su lado, había también gallinas negras congeladas sin identificación sanitaria, así como tiras de carne colgadas en tendederos con ventiladores que escurrían grasa sobre cartones en el suelo. La escena se completaba con trampas para roedores que utilizaban carne podrida como cebo.

Un cóctel tóxico de aditivos, animales protegidos y desidia

La lista de hallazgos continuó creciendo a medida que los agentes avanzaban en su inspección. En el local se encontraron 184 gominolas con forma de pato, 183 envases de aditivos y colorantes chinos de dudosa procedencia, así como bolsas con plantas posiblemente empleadas para infusiones. También se hallaron bivalvos con cieno de origen asiático, almacenados sin control alguno, entre ellos dátiles de mar chinos y pepinos de mar (holoturias), una especie cuya venta y consumo está prohibido al tratarse de fauna protegida.

Condiciones de higiene que rozan lo criminal

Los trabajadores del restaurante fueron sorprendidos manipulando alimentos sin guantes, gorros ni medidas básicas de higiene. Portaban relojes, anillos y otros elementos que facilitan la contaminación cruzada. El sistema anti-plagas estaba fuera de servicio y, según los informes, cucarachas rubias alemanas recorrían libremente la cocina.

Un cuarto de basuras convertido en vertedero

Uno de los aspectos más impactantes fue la escena que los agentes encontraron en el área destinada a residuos: más de 100 litros de grasa acumulada en un contenedor sin tapa, dentro de un cuarto sin ventilación, colapsado por completo y carente de sistemas adecuados de evacuación. Allí, entre sartenes oxidadas, fogones sucios y suelos cubiertos de grasa, se encontraba incluso un horno instalado fuera del alcance de la campana extractora.

Clausura inmediata y consecuencias legales

Tras constatar la magnitud de las irregularidades, los inspectores procedieron a precintar todos los alimentos por orden del Departamento de Sanidad de la Junta Municipal de Usera, y el restaurante fue cerrado de forma inmediata. El caso ha sido remitido a la autoridad judicial y al Ministerio Fiscal.

El titular del restaurante enfrenta acusaciones por un presunto delito contra la salud pública, al poner en grave riesgo la integridad de los consumidores, así como otro delito contra la fauna y flora, por la tenencia y supuesto uso de especies protegidas o no autorizadas para el consumo humano. La investigación continúa, pero lo cierto es que el Jin Gu ha pasado de ser un restaurante aparentemente exótico a convertirse en un símbolo de la pesadilla sanitaria que nadie esperaba encontrar en el corazón de Madrid.