Gastroguía de Pamplona: qué restaurantes, bares, pinchos y fritos no debes perderte en la capital navarra
Mundialmente conocida por ser el epicentro de los Sanfermines, Pamplona atrae a muchos más turistas a lo largo del año que a los que se congregan a miles entre el seis y el catorce de julio. Capital de la Comunidad Foral de Navarra, Pamplona no es solo recortes de toros en la calle Estafeta ni patinazos en la calle Mercaderes. También es un icono gastronómico donde la cocina navarra se cita con bares que ya son leyenda, con estrellas Michelin con mucho fuste y con nuevas propuestas gastronómicas que no perder de vista. Capaz de unir ese mismo carácter en su mesa, Pamplona permite acoger a bares y barras con propuestas de mesa y mantel, fundiendo en torno a la ciudad a una propuesta que también pone en bandeja algunos de los mejores productos de la comunidad. Si Navarra es tierra de huerta y regadío en el sur, donde se multiplican alcachofas, espárragos, pimientos del piquillo o endivias, el norte brota a base de caza y setas, pero también de quesos de oveja, sin dejar nunca de lado a las sempiternas truchas. Pamplona aglomera en esta posición central a algunos de los mejores tesoros de una gastronomía que, a menudo, ha quedado eclipsada por la potente vecindad del País Vasco. Más allá de la hermandad, Pamplona es una ciudad vibrante en lo gastronómico, con ese carácter culinario del norte que sabe unir bares y mesas en un mismo alegato. Bares de raciones y tapas en Pamplona Bar Letyana. ©Turismo de Navarra - Patxi Uriz. Insistimos en que la mejor manera de comerse Pamplona es recorrer sus bares. Pintxos y raciones no faltan en algunos establecimientos ya legendarios, a los que suman algunos de nuevo cuño. Aquí hablamos de palabras mayores cuando, incluso, la capital tiene una Semana del Pincho de Navarra, que se celebra a primeros de abril. Como es evidente, el casco histórico suma la mayor parte de las referencias clásicas, así que todo lo que rodea a la Plaza del Castillo y calles como Estafeta, San Nicolás o Comedias deben formar parte de tu ruta. Aparte, que no te extrañe ver restaurantes que a su vez son barras de pinchos (y viceversa) porque en pocos lugares vas a comprobar que ambos formatos pueden convivir con tanta facilidad. La Vieja Iruña Tortilla trufada de La Vieja Iruña Aunque no es uno de los establecimientos más veteranos, sí es uno de los más reputados. Aquí ofician dos cocineros como Sergio Lerga y Germán Gómez para poner en danza a una colección de pinchos que también coquetean con la modernidad como sucede con el gofre gamberro o la cesta de hongos. No obstante, también tienen una muy buena tortilla de patatas (incluso una versión trufada), los clásicos mejillones tigres, gambas en gabardina y croquetas de campeonato. PD: no te quedes solo con los pinchos y, si puedes, agenda una mesa para sentarte a comer, la experiencia no defrauda. Restaurante La Vieja Iruña. C. San Nicolás, 40. La Mandarra de La Ramos La barra de La Mandarra de la Ramos. Jaleo y una barra potentísima de pinchos espera en La Mandarra de La Ramos, otro bar que no debes dejar de frecuentar si quieres disfrutar de buenos pinchos y de un local con bastante ambiente. La oferta es variada aunque uno de sus grandes éxitos es el frito de pimiento, pero el repertorio –tanto frío como caliente– es muy amplio y la carta incluye raciones que también puedes tomar en la barra, aunque el restaurante también merece mucho la pena. C. San Nicolás, 9, 31001 Pamplona, Navarra. Bodegón Sarría El 'Escombro'. ©Bodegón Sarría. Quizá presumir de que tu pincho estrella se llame 'escombro' no sea la mejor carta de presentación, pero en Bodegón Sarría, otro icono del centro de Pamplona, saben lo que se hacen cuando ponen a este bocado como su máximo representante. El escombro es un pequeño pan que se rellena de virutas de jamón, chorizo ibérico y luego se tuesta. Una delicia que no va sola. Pinchos fríos y calientes conviven en una carta Bodegón Sarría. C. de la Estafeta, 50. Vermutería Río Frito de huevo. ©Vermutería Río. Cuando abrió sus puertas en el año 1963 quizá nadie imaginaría que seguiría sentando cátedra décadas después y que, además, lo haría con dos de sus grandes banderas: el frito de huevo y el vermut de grifo. La Vermutería Río ha hecho de estos dos productos su baluarte donde el medio huevo cocido, envuelto en bechamel y luego en una fina tempura es la joya de la corona. No es el único de sus fritos, pero sí el que más éxito tiene. Vermutería Río. C. San Nicolás, 15. El Temple Moscovitas. ©Hostería del Temple. En El Temple el tótem es el moscovita, que es el pincho estrella de un bar de toda la vida y que, aunque tiene también un buen restaurante, ofrece un servicio de barr

Mundialmente conocida por ser el epicentro de los Sanfermines, Pamplona atrae a muchos más turistas a lo largo del año que a los que se congregan a miles entre el seis y el catorce de julio.
Capital de la Comunidad Foral de Navarra, Pamplona no es solo recortes de toros en la calle Estafeta ni patinazos en la calle Mercaderes. También es un icono gastronómico donde la cocina navarra se cita con bares que ya son leyenda, con estrellas Michelin con mucho fuste y con nuevas propuestas gastronómicas que no perder de vista.
Capaz de unir ese mismo carácter en su mesa, Pamplona permite acoger a bares y barras con propuestas de mesa y mantel, fundiendo en torno a la ciudad a una propuesta que también pone en bandeja algunos de los mejores productos de la comunidad.
Si Navarra es tierra de huerta y regadío en el sur, donde se multiplican alcachofas, espárragos, pimientos del piquillo o endivias, el norte brota a base de caza y setas, pero también de quesos de oveja, sin dejar nunca de lado a las sempiternas truchas.
Pamplona aglomera en esta posición central a algunos de los mejores tesoros de una gastronomía que, a menudo, ha quedado eclipsada por la potente vecindad del País Vasco. Más allá de la hermandad, Pamplona es una ciudad vibrante en lo gastronómico, con ese carácter culinario del norte que sabe unir bares y mesas en un mismo alegato.
Bares de raciones y tapas en Pamplona

Insistimos en que la mejor manera de comerse Pamplona es recorrer sus bares. Pintxos y raciones no faltan en algunos establecimientos ya legendarios, a los que suman algunos de nuevo cuño. Aquí hablamos de palabras mayores cuando, incluso, la capital tiene una Semana del Pincho de Navarra, que se celebra a primeros de abril.
Como es evidente, el casco histórico suma la mayor parte de las referencias clásicas, así que todo lo que rodea a la Plaza del Castillo y calles como Estafeta, San Nicolás o Comedias deben formar parte de tu ruta.
Aparte, que no te extrañe ver restaurantes que a su vez son barras de pinchos (y viceversa) porque en pocos lugares vas a comprobar que ambos formatos pueden convivir con tanta facilidad.
La Vieja Iruña

Aunque no es uno de los establecimientos más veteranos, sí es uno de los más reputados. Aquí ofician dos cocineros como Sergio Lerga y Germán Gómez para poner en danza a una colección de pinchos que también coquetean con la modernidad como sucede con el gofre gamberro o la cesta de hongos.
No obstante, también tienen una muy buena tortilla de patatas (incluso una versión trufada), los clásicos mejillones tigres, gambas en gabardina y croquetas de campeonato. PD: no te quedes solo con los pinchos y, si puedes, agenda una mesa para sentarte a comer, la experiencia no defrauda.
Restaurante La Vieja Iruña. C. San Nicolás, 40.
La Mandarra de La Ramos

Jaleo y una barra potentísima de pinchos espera en La Mandarra de La Ramos, otro bar que no debes dejar de frecuentar si quieres disfrutar de buenos pinchos y de un local con bastante ambiente.
La oferta es variada aunque uno de sus grandes éxitos es el frito de pimiento, pero el repertorio –tanto frío como caliente– es muy amplio y la carta incluye raciones que también puedes tomar en la barra, aunque el restaurante también merece mucho la pena.
C. San Nicolás, 9, 31001 Pamplona, Navarra.
Bodegón Sarría

Quizá presumir de que tu pincho estrella se llame 'escombro' no sea la mejor carta de presentación, pero en Bodegón Sarría, otro icono del centro de Pamplona, saben lo que se hacen cuando ponen a este bocado como su máximo representante.
El escombro es un pequeño pan que se rellena de virutas de jamón, chorizo ibérico y luego se tuesta. Una delicia que no va sola. Pinchos fríos y calientes conviven en una carta
Bodegón Sarría. C. de la Estafeta, 50.
Vermutería Río

Cuando abrió sus puertas en el año 1963 quizá nadie imaginaría que seguiría sentando cátedra décadas después y que, además, lo haría con dos de sus grandes banderas: el frito de huevo y el vermut de grifo.
La Vermutería Río ha hecho de estos dos productos su baluarte donde el medio huevo cocido, envuelto en bechamel y luego en una fina tempura es la joya de la corona. No es el único de sus fritos, pero sí el que más éxito tiene.
Vermutería Río. C. San Nicolás, 15.
El Temple

En El Temple el tótem es el moscovita, que es el pincho estrella de un bar de toda la vida y que, aunque tiene también un buen restaurante, ofrece un servicio de barra donde presumen de pinchos.
En este caso, aunque poco tenga de ruso, el moscovita es una evolución del frito de huevo con jamón serrano y queso que lleva también décadas ganando adeptos en un establecimiento donde también se bordan las croquetas y el frito de pimientos.
Hostería del Temple. C. Curia, 3.
Bar Gaucho

Si alguna vez has pensado que lo más importante de un bar es que esté bien ubicado, el Bar Gaucho de Pamplona te dará la razón. En un lugar de paso infalible entre la Plaza del Castillo y la calle Estafeta, el Gaucho tiene todas las de ganar ya solo con su dirección, pero termina de conquistar con una cocina que lleva abierta desde el año 1968.
Aquí los pinchos están inspirados en la cocina navarra y en el producto, pero eso no quiere decir que no borden especialidades más clásicas. Uno de sus estandartes es el pincho de huevo trufado, aunque no deberías perderte la tostadica de foie gras ni sus fritos.
Bar Gaucho. Travesía Espoz y Mina, 7.
Chez Belagua

Si en la ecuación de asador también metemos la opción de barra de pinchos, las matemáticas no suelen fallar si hablamos de la cocina navarra. En Chez Belagua, además de trabajar con éxito la parrilla en la que desfilan chuletas y pescados, también trabajan una potente barra donde algunas de sus estrellas vienen directamente de la brasa.
Es el caso del pincho de chuletón con pimiento del piquillo de Lodosa, pero no es la única tentación en miniatura de una casa que también borda los pinchos de foie gras y con setas.
Chez Belagua. C. de la Estafeta, 49.
San Nicolás La Cocina Vasca

Otro bar restaurante donde lo mismo te puedes poner a coleccionar pinchos que sentarte a comer con calma por un precio más que comedido. Aquí, si vienes, el frito de referencia es el Aurelio donde en una tempura elegante abrazan a un trozo de queso brie y a una bechamel de jamón ibérico.
Más allá, los revueltos de huevos, el bollito cochino y algunos platos creativos sirven para aumentar el poderío de una barra indispensable si se pasa por Pamplona en la que conviven platos clásicos y otros más modernos.
San Nicolás La Cocina Vasca. C. San Nicolás, 13.
Restaurantes de ticket medio en Pamplona

Comer bien en Pamplona a un precio medio aceptable que ronde los 30 o 35 euros no es difícil, pero no es una ciudad que podamos considerar barata si, por ejemplo, la comparamos con Logroño o Zaragoza.
Aun así, oferta hay de sobra tanto en la parte histórica de la ciudad como en los barrios que rodean el centro, por lo que no tendremos que complicarnos mucho para encontrar buenas alternativas.
También buena parte de los bares que antes os recomendamos como barras de pinchos o raciones también son buenos restaurantes donde comer en Pamplona, así que oferta hay de sobra.
Además, es muy habitual que en Pamplona veamos muchos restaurantes que sirven menú del día yendo más allá de un concepto de batalla, así que acertar es generalmente fácil.
Bar Bodegas Leyre Restaurante

Son tres –de momento– las generaciones de la familia Urralburu que han pasado por este templo (no se le puede calificar de otra manera) en el barrio de La Milagrosa, consagrado, sobre todo, al mundo de la casquería. Aunque no se vive solo de ella aquí, pero sí es su piedra de toque.
Callos, manitas de cerdo, menudicos de cordero y otras delicatessen casqueras son el imán al que los pamplonicas siguen acudiendo si se habla de este bar-restaurante donde encontrar un ticket medio por encima de 30 euros es casi imposible. Aunque no está céntrico, el pequeño paseo merece mucho la pena.
Bar Bodegas Leyre Restaurante. Dirección: C. Manuel de Falla, 23.
La Servicial Vinícola
'De toda la vida' es la expresión que mejor define a este negocio, ahora regentado por la segunda generación de la familia Lacunza, cuya estirpe hostelera dio comienzo en el año 1965 con Gregorio Lacunza Santesteban y Maribel Lacunza Lacambra.
Con una estética que no ha cambiado nada en todo este tiempo, la carta es un alegato a los tradicionales almuerzos navarros donde los huevos fritos, la chistorra, los pimientos, las ensaladas y la cocina casera brillan con luz propia. Sin alardes y sin pretensiones, pero con todo el sabor en 'La Servi'.
La Servicial Vinícola. Dirección: C. Navarro Villoslada, 11.
Sarasate

Hay lugares en este mundo donde ser vegetariano es muy fácil y, seguramente, Navarra sea algo así como el cielo en la tierra para quien no come carne ni pescado. Por eso, que uno de los restaurantes vegetarianos con más solera de España se encuentre en Pamplona no nos extraña.
El Sarasate abrió sus puertas en el año 1979 y lo que por aquel entonces podía ser una temeridad, hoy es uno de los restaurantes más consolidados de la ciudad y donde, además, puedes comer por menos de 20 euros. Todo un lujo.
Restaurante Sarasate. Dirección: C. San Nicolás, 19-21.
Bar Casa Jesús Mari

El templo de los bocadillos y de los sándwiches en pleno centro de Pamplona y donde es habitual que en San Fermín los clientes hagan cola por llevarse alguno de sus bocatas para continuar con la jarana.
La oferta es casi ilimitada y si bien se puede comer dentro del local, lo más prudente es coger el bocadillo y marcharse, aunque fuera de sanfermines es más sencillo apostarse en la barra y no complicarse la vida.
Bar Casa Jesús Mari. Dirección: C. de San Agustín, 21.
Mesón de la Nabarreria

Pinchos, bocadillos y mucho rock podría ser el eslógan de este local en la parte vieja de Pamplona donde comer por menos de 15 euros está prácticamente garantizado si no nos pasamos con lo que pedimos.
Fácil, accesible y con buen rollo, el Mesón de la Nabarreria es un lugar donde no fallar si no queremos dejarnos mucha pasta en el centro de la ciudad y, además, disfrutar de bastante ambientillo.
Mesón de la Nabarreria. C. Navarrería, 15, 31001 Pamplona, Navarra
Restaurantes de ticket alto en Pamplona

Si queremos subir el listón en cuanto a ticket medio en Pamplona hay varias opciones que no debemos dejar pasar. Desde recomendaciones de cocina creativa hasta clásicos bien asentados en la capital navarra, hay propuestas para casi todos los públicos en cuanto a buscar algo más original o referencias tradicionales.
Como es habitual en la cocina navarra, el producto no se suele negociar en la mayor parte de establecimientos, razón por la que tanto en restaurantes más gastronómicos como en locales clásicos el trabajo con buena materia prima va de la mano.
Kabo

Aarón Ortiz es el chef detrás de Kabo, al que acompaña como jefa de sala y sumiller Jaione Aizpurua en el estrella Michelin más joven de Navarra en una propuesta que habla de ingredientes locales y de originalidad desde un punto de vista muy fresco en el que, también, el vino es muy protagonista.
Cordial, cálido y familiar, Kabo no es un restaurante de vanguardia de los pueden resultar difíciles al gran público, sino un entorno cercano y tranquilo para descubrir un punto más allá de alta cocina que bien merece ser conocido. Actualmente solo sirven un menú degustación de trece pasos a 110 euros.
Kabo. Dirección: Av. de Zaragoza, 10.
Rodero

Familiar y de largo recorrido, el 'Rodero' es uno de esos restaurantes que siempre se recomiendan a amigos y conocidos cuando visitan Pamplona. Local de éxito asegurado y ahora en manos de la segunda generación de la familia, este restaurante ha sabido conjugar la tradición heredada con, bajo los mandos del chef Koldo Rodero, adaptar buena parte de ese mensaje en este estrella Michelin.
Creativo y de producto, Rodero es un emblema de mesa tradicional, de servicio pausado y de alegato de la cocina vasconavarra donde la materia prima es fundamenta y, sobre ella, dibujar una propuesta gastronómica que mantiene carta y dos menús degustación para un ticket medio que ronda los 80 euros por persona.
Rodero. Dirección: C. de Emilio Arrieta, 3.
Baserriberri

Canalla, si se permite la expresión, y viajero es lo que ofrecen desde Baserriberri los chefs Iñaki Andradas y Luken Vigo, promoviendo una cultura gastronómica disfrutona, sin muchos corsés y con bastantes guiños a la cocina asiática en un restaurante que podría estar en cualquiera de las tres categorías que hoy hemos puesto en bandeja.
Tienen una buena barra de pinchos creativos, pero también merece la pena comer aquí con calma, guiados por una parrilla donde las chuletas siempre brillan, y con entrantes que unen lo clásico como las croquetas, los ceviches, el pulpo o las gyozas de langostinos. Un sitio para acertar y sorprenderse.
Baserriberri. Dirección: C. San Nicolás, 32.
Verduarte

Nacho Gómara es el motor detrás de una de las propuestas más verdes de la capital y, con certeza, uno de los mejores restaurantes para comer en la actualidad en Pamplona. Y no solo nos referimos a las verduras.
Centrado en presentar una propuesta lo más fiel a la temporada, el chef dispone un único menú (actualmente en 72 euros) vinculado a una decena de pases de verdura que van cambiando en función del mercado y que conforma una de las realidades más sabrosas de la ciudad. Y no, no es vegetariano ni vegano.
Verduarte. Dirección: Pl. del Baluarte, s/n.
Dónde desayunar en Pamplona
Helados artesanos, dulces tradicional y cafeterías de especialidad conviven en bastante buena armonía en la actual Pamplona. Hay referencias míticas donde desayunar –o comer, o cenar, o beber– como es el Café Iruña (Pl. del Castillo, 44), el gran emblema de la hostelería de la ciudad y en el que Hemingway se enamoró perdidamente de la capital navarra.

También con mucha tradición y devoción, Pastas Beatriz (Calle Curia, 16) es otro de esos establecimientos que los gastrónomos y golosos no deben dejar de visitar para pertrecharse de sus legendarios txandrios y sus garroticos. También fama local tienen los dulces caseros de Café Leiho (Calle Javier, 9), donde Amalia Pascual ha recogido el testigo de María Oroz Espila para mantener viva esta leyenda de meriendas y desayunos.

Historia también tiene –y mucha– El panadero de Eugui, que dispone de varios locales repartidos por toda la geografía pamplonica (y fuera de ella) y que lleva varias generaciones endulzando las vidas de los navarros.
De nuevo cuño, pero infalible si buscamos specialty coffee en Pamplona, la apuesta de Afortunato (Calle Manuel López González) es todo un acierto para tomar buen café (y comprarlo) si pasamos por la capital navarra.
Imágenes | Imagen de bearfotos en Freepik / Visit Pamplona / Turismo de Navarra
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La noticia
Gastroguía de Pamplona: qué restaurantes, bares, pinchos y fritos no debes perderte en la capital navarra
fue publicada originalmente en
Directo al Paladar
por
Jaime de las Heras
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