Filogénesis

Foto de portada: Detalle de la obra ELVAQ WaW, de Diego Moya

Qué paradoja que precisamente ella, la chica de los mil nombres, insistiera tanto en la nomenclatura. “Yo como Ana Belén, que en casa la llaman Carmen y en el escenario Ana”, te decía. De hecho, su ex la llamaba de una manera y yo de otra: una noche de copas coincidimos los dos y todo fue exquisitamente equidistante: él había salido durante años con Josefa, pero el que se estaba acostando con Pepita era yo.

Las ciudades donde fuisteis felices no te hacen feliz ya: lo achacas a la especulación inmobiliaria. Lo que se dice entre las sábanas se queda en el hueco de las sábanas: aquel deseo, esas risas; aquellas cosquillas, esas confesiones. Si queríamos llegar al fondo de las cosas lo primero era no perdernos en la forma de las cosas. Cantabais a todo pulmón Te odio, probablemente una de las canciones de amor más definitivas. “Te odio, porque siempre sigues ahí”. Ocurrió lo que ocurre con la arena de los castillos de arena en la playa, que a la primera ola se ven engullidos. Y después, lo intangible, lo nuestro ya no. “Se ve que te embellece ser feliz”, le invoqué a Aute cuando nos volvimos a ver, ella tan guapa.

Ocurre que no te has marchado aún y te preguntas si has de regresar, ocurre que has de levantarte cuando ni siquiera te has caído del todo. Discutíamos sobre la diferencia filogenética entre el amor y el enamoramiento, y siempre, siempre, vencía la filogenética. Todos somos, en todo caso, el miedo que nos espera, me dijiste al despedirnos. Llámalo miedo, a ver si eres tan valiente.

“Espero que la vida sea esto, porque no sé hacer otra cosa”, escribe Karmelo C. Iribarren. Aprender a gritar para escucharnos a nosotros mismos. No sumar, pero al menos no restar. No olvidar, al fin, de olvidarte de quien te olvidó.

—————————

Los textos de “Tal vez la niebla” son variaciones de los publicados por David Trías en su cuenta de IG

La entrada Filogénesis aparece primero en Zenda.