Esta es la serie española que arrasa en MAX: crímenes, militares y Semana Santa en el thriller más adictivo del año
Crímenes, militares y Semana Santa. Esta serie española de HBO te atrapa con su historia inquietante y una ambientación que parece sacada del cine. Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com

Ambientada en Morón de la Frontera durante Semana Santa, la nueva serie de Enrique Urbizu mezcla tradición, conspiraciones y una investigación que conecta dos mundos.
Hay series que se presentan sin hacer demasiado ruido, pero que desde su primer episodio despiertan una sensación familiar: la de estar ante una historia que sabe muy bien lo que quiere contar. Cuando nadie nos ve, la nueva serie original de Max (antes HBO Max), es uno de esos casos. Con Enrique Urbizu tras la cámara, el mismo que dirigió No habrá paz para los malvados, esta ficción se instala en el sur de España con una narrativa firme, inquietante y cargada de contrastes.
La historia se desarrolla en Morón de la Frontera, un municipio sevillano en el que conviven dos realidades que no terminan de mezclarse: las tradiciones religiosas andaluzas, representadas por sus procesiones de Semana Santa, y la presencia discreta pero poderosa de una base aérea del ejército de los Estados Unidos. Ese choque cultural es algo más que decorado. Es el combustible de un thriller que se mueve entre lo policial, lo político y lo íntimo.
La semana santa, un punto de partida tan religioso como explosivo
Todo comienza con el hallazgo del cadáver de un vecino del pueblo en circunstancias que apuntan a un suicidio. La encargada de la investigación es Lucía Gutiérrez, sargento de la Guardia Civil interpretada con autoridad y sensibilidad por Maribel Verdú. Al mismo tiempo, desde la base norteamericana llega Magaly Castillo (Mariela Garriga), una agente especial enviada para localizar a un soldado desaparecido. Sus caminos se cruzan cuando las pistas apuntan a que ambos sucesos están más relacionados de lo que imaginaban.
Lo que sigue es una investigación conjunta en la que se entremezclan silencios institucionales, secretos familiares, rituales religiosos, tráfico de influencias y una tensión latente que crece con cada episodio. Enrique Urbizu no se contenta con plantear un crimen. Lo que propone es mirar a los ojos a un sistema que prefiere no mirar. Y lo hace con una puesta en escena cuidada, sin aspavientos, con esa dirección seca y transparente que lo ha convertido en uno de los grandes nombres del cine español reciente.
Personajes que habitan entre la sospecha y la verdad
Más allá del suspense, lo que sostiene la serie es la construcción de personajes profundamente humanos. La sargento Gutiérrez, curtida por la experiencia, arrastra un pasado que se filtra en cada interrogatorio. Magaly, por su parte, es una figura contenida, enigmática, que intenta mantener la disciplina militar mientras el entorno civil le descoloca. Juntas representan dos formas de enfrentar la verdad: desde dentro del sistema, o desde sus márgenes.
A su alrededor orbitan figuras clave que enriquecen la historia. El coronel Hoopen (Ben Temple), responsable de la base aérea, encarna el poder con rostro amable y fondo oscuro. Andrew Taylor (Austin Amelio, actor famoso por su participación en The Walking Dead), un sargento militar solitario, se convierte en una pieza inesperada en el tablero. Y entre los vecinos del pueblo encontramos rostros como Dani Rovira, Lucía Jiménez, Abril Montilla, Numa Paredes y Eloy Azorín, que completan un reparto sólido y muy bien dirigido.
Un retrato fiel de la Andalucía profunda… con base militar incluida
Rodada en localizaciones reales de Madrid y Andalucía, incluyendo la propia base de Morón, la serie consigue transmitir una sensación de autenticidad poco habitual. Las procesiones que vemos no son una recreación superficial: cuentan con la participación de hermandades reales que aportan su simbología, sus túnicas y su ritmo. Esto no solo refuerza el realismo, sino que convierte el entorno en parte activa de la narración.
La Semana Santa no es aquí un decorado exótico ni un cliché visual. Es un personaje más. Urbizu entiende su significado social y emocional, y lo coloca en el centro de un relato que habla del bien y del mal, del poder, de la culpa y de lo que sucede cuando la fe entra en contacto con la violencia.
Una ficción que crece con cada capítulo
Desde su estreno, Cuando nadie nos ve ha mantenido una evolución ascendente en visualizaciones. En apenas tres semanas, la serie ha superado el millón y medio de visionados solo en España, consolidándose como uno de los títulos más seguidos del catálogo de Max este trimestre. El boca a boca, las conversaciones en redes sociales y la expectación que genera cada nuevo episodio han convertido este thriller en un fenómeno silencioso pero firme.
Lo que más sorprende no es su ritmo (mucho más pausado de lo habitual), sino su capacidad para crear atmósferas de tensión sin recurrir al efectismo. La serie no termina cada episodio con un cliffhanger explosivo, sino con un gesto, una mirada o una revelación sutil que te deja pensando. Por mi parte debo reconocer que hacía tiempo que una ficción española no me dejaba con tantas ganas de reflexionar después de cada capítulo.
Una historia que habla del silencio… cuando nadie mira
El título no es casual. Cuando nadie nos ve habla de lo que ocurre cuando bajamos la guardia. De las decisiones que se toman a escondidas. De lo que sucede en los márgenes del sistema. De los personajes que viven en ese espacio intermedio entre lo legal y lo moral. La serie construye su identidad en torno a ese momento de vulnerabilidad que todos atravesamos cuando nadie más está presente. Y lo hace sin subrayados, sin aspavientos, con la confianza de quien tiene algo importante que contar.
Disponible en Max y Movistar Plus+
La primera temporada consta de ocho episodios que se estrenan cada viernes en Max y en Movistar Plus+ (en el paquete Ficción Total). La serie ya ha sido distribuida internacionalmente y se encuentra disponible en todos los territorios donde opera HBO Max.
Cuando nadie nos ve no solo representa una apuesta por el thriller desde una perspectiva local, sino también una forma distinta de entender el género: más humana, más atmosférica, más incómoda. No hay duda de que estamos ante una de las series del año.
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