Cosecha 2025 en Argentina: el año de las dos vendimias
El Nuevo Mundo nunca habló tanto de añadas. Ya sea porque Francia tenía el monopolio del tiempo y la tradición, o porque era necesario que pasara mucha agua bajo el puente para que podamos tener un mapa, un territorio del tiempo y del recorrido. Hoy hablar de añadas en Argentina es tendencia. La marcada personalidad […] The post Cosecha 2025 en Argentina: el año de las dos vendimias appeared first on 7 Caníbales.

El Nuevo Mundo nunca habló tanto de añadas. Ya sea porque Francia tenía el monopolio del tiempo y la tradición, o porque era necesario que pasara mucha agua bajo el puente para que podamos tener un mapa, un territorio del tiempo y del recorrido. Hoy hablar de añadas en Argentina es tendencia. La marcada personalidad de cada cosecha va dejando en los vinos el resultado de la impronta y el saber hacer de los equipos enológicos. Ese análisis se vuelve tan rico en la boca como en los papeles, sobre todo cuando el cambio climático toca a la puerta pidiendo marquesinas y por primera vez se vuelve evidente en la copa.
Los protagonistas
La vendimia 2025 será recordada como una añada de contrastes, anticipos y ajustes quirúrgicos. De norte a sur, desde los Valles Calchaquíes hasta el Valle de Uco, el clima volvió a desafiar a viticultores y enólogos, obligándolos a tomar decisiones ágiles frente a un escenario que cambió bruscamente a mitad de temporada. La voz de distintos referentes en todo el país—Edgardo Del Pópolo, Sebastián Zuccardi, Federico Gambetta, Marcelo Richard Palmero, el equipo técnico de Bodega Colomé y las voces de Emma y Patricia en Trevelin— permite trazar un mapa completo de lo que dejó esta cosecha singular.
Edgardo Del Pópolo: Dos cosechas en una
Desde Mendoza, Edgardo Del Pópolo definió la 2025 como una “añada doble”. Hasta el 28 de febrero, las altas temperaturas y la ausencia de lluvias marcaron una cosecha veloz y anticipada. Luego, a partir del 1 de marzo, llegó el giro: frentes fríos, lloviznas persistentes y una desaceleración abrupta del ciclo. «La cosecha se adelantó una semana en zonas frías y hasta 20 días en zonas templadas y cálidas; fue la vendimia más temprana de la que tenga memoria”, apunta.
El desafío radicó en interpretar dos realidades dentro de un mismo año. Las uvas tempranas entraron con alta concentración de azúcar, pero sin desbalances marcados. En cambio, las cosechadas tras el inicio de marzo ofrecieron mayor acidez, taninos más delineados y un perfil más austero, cercano al de añadas frías como la 2016. “Los vinos de esta segunda parte tendrán menos expresión frutal, pero más estructura y longevidad”, anticipa Del Pópolo.
Sebastián Zuccardi: energía y precisión desde Altamira
En Paraje Altamira, Sebastián Zuccardi destaca la energía y pureza de los vinos de la cosecha 2025. “Es una añada con equilibrio, se sienten bien”, resume. La temporada comenzó con lluvias significativas entre septiembre y octubre, lo que cargó los suelos y evitó las temidas heladas. La brotación fue pareja y la primavera ofreció condiciones ideales para el crecimiento vegetativo. Enero trajo calor extremo y anticipó la madurez entre 8 y 10 días, pero marzo templado moderó la velocidad y permitió escalonar la cosecha. “Fue como dos cosechas en una: En Altamira fue muy temprana, mientras que en San Pablo se dio en fechas normales”, explica. Zuccardi también destaca el trabajo por perfiles de suelo, clave para definir tiempos de cosecha. “Empezamos por zonas más pedregosas y avanzamos hacia suelos profundos. Eso nos permitió mucha precisión para dividir etapas y lograr expresión sin perder frescura”, afirma.
Federico Gambetta (Alto Las Hormigas): terroir, poda y frescura
Federico Gambetta abordó la vendimia desde la mirada de la viticultura regenerativa. En Alto Las Hormigas comenzaron a cosechar el 2 de febrero, 10 días antes de lo habitual. La poda y el manejo de canopia fueron claves para resistir el estrés hídrico. “Un viñedo bien podado mantiene la conexión entre el terroir y los racimos. La savia fluye; la planta responde”, explica.
El objetivo fue preservar la frescura y evitar la sobreextracción. “Trabajamos con fermentaciones a 20 °C y extracciones mínimas. Este año usamos menos del 5% de racimo entero, frente al 40% del año anterior. La fruta ya tenía la tensión que buscábamos”, señala. Los vinos muestran colores vibrantes —magenta, índigo, azul— y una energía eléctrica que marca diferencia con respecto a la 2024.
Marcelo Richard Palmero: precisión frente a la velocidad
Desde Finca Trapezio (BoBó Wines y La Imaginación al Poder) en Agrelo, Luján de Cuyo, Marcelo Richard Palmero también enfrentó la vendimia como una carrera contra el reloj. “Fue apretada como pocas. Las altas temperaturas de enero adelantaron todo, incluso variedades tardías como el Cabernet Sauvignon, que después se planchó”, explica. A pesar del ritmo exigente, Palmero logró vendimiar con precisión. “Lo que entró, entró con buena madurez. Es una añada un poco más alcohólica que las anteriores, pero dentro de márgenes aceptables. El Malbec salió impresionante, y el Cabernet Sauvignon del 14 de marzo, de los mejores que vinificamos”. Sin embargo, no todo fue sencillo. Las lluvias de marzo complicaron algunos lotes que llegaron con botrytis intrapelicular. “Hubo que trabajar con cuidado en bodega para evitar contaminaciones. Aun así, los vinos se mostraron expresivos y muy varietales”, dice. Palmero resalta además que suelos con arcilla y raíces profundas ayudaron a mitigar el impacto del calor.
El norte: altura, resiliencia y elegancia
En los Valles Calchaquíes, Bodega Colomé vivió una temporada más pareja que en los años anteriores. Luego de dos cosechas afectadas por heladas y olas de calor, la 2025 ofreció condiciones más equilibradas. Finca La Brava (1.700 msnm) tuvo lluvias dentro del promedio (258 mm) y sanidad óptima. El Malbec mostró taninos dulces y perfil especiado, pero la estrella fue el Torrontés, que entregó un vino floral, fresco y con gran rendimiento. Un poco más arriba, Finca Colomé (2.300 msnm) vivió una vendimia marcada por lluvias superiores a lo normal (260 mm). El calor adelantó la cosecha, pero las lluvias de marzo permitieron escalonar la recolección. A pesar de los bajos rendimientos (4.000 kg/ha), los vinos muestran frescura, complejidad y taninos elegantes. La diversidad de suelos aportó riqueza al perfil. Por último, Finca El Arenal (2.600 msnm) se caracterizó por lluvias normales (170 mm) y rendimientos bajos (3.500 kg/ha). A esa altura se trabajó cuidadosamente para obtener vinos concentrados, frescos y con marcada identidad de altura.
Patagonia: un año de peso en boca
Según nos cuenta Patricia Ferrari, de Casa Yagüe, el clima tuvo una primavera fría, con lluvias, nieve en las montañas y heladas en la brotación, seguido de un verano seco y soleado, permitiendo una maduración lenta y concentrada de las uvas. Las temperaturas oscilando entre -4 °C y 35 °C, junto con las frescas noches, favorecieron una excelente concentración y un perfil aromático único en los vinos. En otoño, las temperaturas suaves de 17 °C en abril contribuyeron a resaltar la frescura y los taninos suaves y delicados en los vinos. Para ella esta es una añada que promete vinos con gran concentración, frescura y una complejidad aromática, con notas herbales, florales y de bosque que caracterizan el terroir de la región.
Por otro lado, Emmanuel Rodríguez, de Viñas del Nant y Fall, cuenta que la añada fue buena. “Si bien no tuvimos una diferencia en kilos, sí tuvimos una diferencia significativa en la calidad del agua. Tuvimos una mayor madurez, un mayor potencial alcohólico. Y sobre todas las cosas, tuvimos una uva muy sabrosa. Muchos sabores a frutas, muy buenos taninos en lo que es el Pinot Noir, muy buen color. La acidez siempre presente, que es parte de la región. Y la fecha de vendimia fue la misma de siempre, entre el 15 y el 20 de abril”. Lo que más recalca Emmanuel es lo sabrosa que estaba la uva este año. Para él, el perfil de los vinos dará un aroma bien maduro de la uva y tanto en tintos como en blancos tendrán un poco más de volumen de boca de lo que estamos acostumbrados en la zona. Se notará una presencia más marcada del vino en el paladar, acompañado de acidez natural y mucho volumen.
Una añada que desafía y sorprende
La cosecha 2025 puso a prueba la capacidad de adaptación de viticultores y enólogos en todo el país. El clima extremo —calor anticipado y lluvias tardías— exigió decisiones milimétricas en el viñedo y en bodega. Las zonas más altas y con suelos bien estructurados ofrecieron una ventaja natural, permitiendo una madurez más lenta y equilibrada.
Enólogos como Del Pópolo y Zuccardi coinciden en que será una cosecha dividida en perfiles: vinos tempranos, más frutales y directos, y vinos tardíos, más tensos, precisos y de largo recorrido. Palmero y Gambetta demuestran que la calidad no solo depende del clima, sino también del criterio técnico y del respeto por el terroir. Finalmente, desde los extremos, Salta reafirma que la altura es una aliada frente al cambio climático, entregando vinos que combinan concentración y frescura en equilibrio natural. Mientras Trevelin, en Patagonia, habla de la marcada relación del agua y el sol en el perfil de los vinos de este año.
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