Baiona es el pueblo “bien” de Pontevedra, pero en esta nueva brasería no hay tonterías de pijos: se come guay a precios razonables
Al sur de la provincia de Pontevedra, Baiona es conocida como un destino de veraneo “bien”. Como muchas localidades de la costa gallega —especialmente desde las Rías Baixas hacia el sur— Baiona vive una doble realidad: en verano, las terrazas se llenan, proliferan las tiendas de souvenirs y ropa de playa, y encontrar sitio para aparcar resulta casi imposible. En invierno, los escaparates chillones desaparecen y la ciudad recupera su encanto. El casco antiguo empedrado y sus calles angostas se vuelven acogedoras, y la oferta gastronómica se ajusta al público local —aunque no exclusivamente—. Vigo está a menos de media hora, y las escapadas hacia el sur son habituales. En este contexto, hace poco más de un año abrió sus puertas El Bárbaro Brasería, en una de las calles del casco histórico. Desde el inicio, su intención ha sido convertirse en un lugar atractivo tanto para los vecinos como para quienes visitan Baiona en busca de buena cocina. Javier Fins, también responsable del restaurante El Faro del Talaso Atlántico —un hotel con spa ubicado a pocos kilómetros—, es el cocinero ejecutivo. En El Bárbaro ha querido proponer una cocina auténtica, con identidad y calidad, sin caer en los tópicos habituales de las tabernas, ya ampliamente representados en la zona. Su apuesta ha sido ofrecer algo que fuera “un poco más allá”. Ostras con tuétano ¿Y qué significa ese “más allá”? Ante todo, confort. Puede parecer secundario, pero resulta esencial llegar a un espacio acogedor, sentarse cómodamente y disfrutar de una iluminación cuidada. Luego, por supuesto, viene lo fundamental: la comida. El Bárbaro se define como brasería, siguiendo una tendencia en alza, sí, pero sobre todo aprovechando las características del local. La carta no busca ser revolucionaria: ofrece platos reconocibles para quien frecuenta bistrós —ensaladilla, steak tartar, croquetas, arroces, mariscos y carnes a la brasa—. Sin embargo, es al llegar a la mesa cuando se percibe la diferencia. Todo está bien elaborado, sin artificios ni adornos innecesarios, con puntos de cocción precisos. Microvegetales braseados con mojo rojo Los microvegetales braseados con mojo rojo son ligeros y sabrosos: devuelven la fe en que la verdura puede brillar también en un restaurante. La ostra con tuétano es impecable: la salinidad marina contrasta con la untuosidad del tuétano, y las texturas —gelatina, crujiente y grasa— se equilibran con precisión. Brioche relleno de carrillera El brioche relleno de carrillera puede estar muy visto, pero cuando está tan bien ejecutado se agradece: no resulta pesado, y la cebolla encurtida aporta un contrapunto fresco que lo equilibra. La ensaladilla con gambas cristal y huevo frito La ensaladilla sorprende: se sirve con gambas cristal, huevo frito y emulsión de aceituna verde. La combinación funciona gracias a que cada elemento está cuidadosamente preparado. La ensaladilla es cremosa y ligeramente ácida, las gambas cristal son realmente crujientes y el huevo frito llega con su puntilla, en su punto. No hay nada superfluo, no se toman atajos: al mezclar los elementos, vuelve esa armonía de texturas y sabores que no es tan fácil encontrar. Costilla lacada y entraña con salsa de portobello En el apartado de carnes a la brasa, la propuesta mantiene esa línea reconocible donde el valor está en los detalles. Las costillas, lacadas con una salsa agridulce, destacan precisamente por ese laqueado: no están embadurnadas ni cubiertas en exceso. El sabor está presente, se percibe, pero no eclipsa la carne. La entraña, por su parte, se acompaña de una salsa de setas portobello con base de mantequilla, que armoniza con la sencillez y potencia del corte. Tarta cremosa de chocolate con helado de caramelo salado Los postres ofrecen opciones para todos los gustos: desde el frescor de la manzana osmotizada con sorbete de limón hasta la intensidad golosa de la tarta cremosa de chocolate con helado de caramelo salado. Además, los precios son muy razonables en tiempos de postres a 9 euros: aquí oscilan entre los 5 y los 6,50 €. Y ya que hablamos de precios, el ticket medio ronda los 30-35 € por persona, sin escatimar. De miércoles a viernes, además, ofrecen un menú del día especialmente interesante por 15 €. El Bárbaro Brasería Dónde: Rúa do Reloxo, 4, Baiona (Pontevedra) Precio medio: XXX Horarios: cerrado lunes y martes. Domingos y martes solo comidas. Reservas: 986 35 61 35 y en su página web. En DAP | Víctor Conus, el cocinero medio catalán medio andaluz que lo está petando en Vigo: “Me parece una talibanada cocer una merluza” En DAP | Es el mejor banco del mundo y tiene la mejor puesta de sol de las Rí

Al sur de la provincia de Pontevedra, Baiona es conocida como un destino de veraneo “bien”. Como muchas localidades de la costa gallega —especialmente desde las Rías Baixas hacia el sur— Baiona vive una doble realidad: en verano, las terrazas se llenan, proliferan las tiendas de souvenirs y ropa de playa, y encontrar sitio para aparcar resulta casi imposible. En invierno, los escaparates chillones desaparecen y la ciudad recupera su encanto. El casco antiguo empedrado y sus calles angostas se vuelven acogedoras, y la oferta gastronómica se ajusta al público local —aunque no exclusivamente—. Vigo está a menos de media hora, y las escapadas hacia el sur son habituales.
En este contexto, hace poco más de un año abrió sus puertas El Bárbaro Brasería, en una de las calles del casco histórico. Desde el inicio, su intención ha sido convertirse en un lugar atractivo tanto para los vecinos como para quienes visitan Baiona en busca de buena cocina. Javier Fins, también responsable del restaurante El Faro del Talaso Atlántico —un hotel con spa ubicado a pocos kilómetros—, es el cocinero ejecutivo. En El Bárbaro ha querido proponer una cocina auténtica, con identidad y calidad, sin caer en los tópicos habituales de las tabernas, ya ampliamente representados en la zona. Su apuesta ha sido ofrecer algo que fuera “un poco más allá”.

¿Y qué significa ese “más allá”? Ante todo, confort. Puede parecer secundario, pero resulta esencial llegar a un espacio acogedor, sentarse cómodamente y disfrutar de una iluminación cuidada. Luego, por supuesto, viene lo fundamental: la comida. El Bárbaro se define como brasería, siguiendo una tendencia en alza, sí, pero sobre todo aprovechando las características del local.
La carta no busca ser revolucionaria: ofrece platos reconocibles para quien frecuenta bistrós —ensaladilla, steak tartar, croquetas, arroces, mariscos y carnes a la brasa—. Sin embargo, es al llegar a la mesa cuando se percibe la diferencia. Todo está bien elaborado, sin artificios ni adornos innecesarios, con puntos de cocción precisos.

Los microvegetales braseados con mojo rojo son ligeros y sabrosos: devuelven la fe en que la verdura puede brillar también en un restaurante. La ostra con tuétano es impecable: la salinidad marina contrasta con la untuosidad del tuétano, y las texturas —gelatina, crujiente y grasa— se equilibran con precisión.

El brioche relleno de carrillera puede estar muy visto, pero cuando está tan bien ejecutado se agradece: no resulta pesado, y la cebolla encurtida aporta un contrapunto fresco que lo equilibra.

La ensaladilla sorprende: se sirve con gambas cristal, huevo frito y emulsión de aceituna verde. La combinación funciona gracias a que cada elemento está cuidadosamente preparado. La ensaladilla es cremosa y ligeramente ácida, las gambas cristal son realmente crujientes y el huevo frito llega con su puntilla, en su punto. No hay nada superfluo, no se toman atajos: al mezclar los elementos, vuelve esa armonía de texturas y sabores que no es tan fácil encontrar.

En el apartado de carnes a la brasa, la propuesta mantiene esa línea reconocible donde el valor está en los detalles. Las costillas, lacadas con una salsa agridulce, destacan precisamente por ese laqueado: no están embadurnadas ni cubiertas en exceso. El sabor está presente, se percibe, pero no eclipsa la carne. La entraña, por su parte, se acompaña de una salsa de setas portobello con base de mantequilla, que armoniza con la sencillez y potencia del corte.

Los postres ofrecen opciones para todos los gustos: desde el frescor de la manzana osmotizada con sorbete de limón hasta la intensidad golosa de la tarta cremosa de chocolate con helado de caramelo salado. Además, los precios son muy razonables en tiempos de postres a 9 euros: aquí oscilan entre los 5 y los 6,50 €.
Y ya que hablamos de precios, el ticket medio ronda los 30-35 € por persona, sin escatimar. De miércoles a viernes, además, ofrecen un menú del día especialmente interesante por 15 €.
El Bárbaro Brasería
- Dónde: Rúa do Reloxo, 4, Baiona (Pontevedra)
- Precio medio: XXX
- Horarios: cerrado lunes y martes. Domingos y martes solo comidas.
- Reservas: 986 35 61 35 y en su página web.
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La noticia
Baiona es el pueblo “bien” de Pontevedra, pero en esta nueva brasería no hay tonterías de pijos: se come guay a precios razonables
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Directo al Paladar
por
Anna Mayer
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