Retro Reseña DC – Other Lives de Peter Bagge
Retrorreseñamos Other Lives de Peter Bagge, una obra del autor de Odio para DC.



Edición original: Other Lives (DC Comics, 2010)
Edición nacional/España: Other Lives (La Cúpula, 2010)
Guion: Peter Bagge
Dibujo: Peter Bagge
Entintado: Peter Bagge
Color: No tiene
Traductor:: Hernán Migoya
Diseño y rotulación: Iris Bernárdez
Edición: LA Cúpula
Formato: Cartoné. 144 páginas. €
Internet, refugio de impostores
«No engañas a nadie. Eres un fraude»
Peter Bagge es un autor de cómics mundialmente conocido por su obra maestra Odio. Esta trata sobre las aventuras y desveturas de Buddy Bradley y su cuadrilla. Buddy debutó en la revista de Bagge, Neat Stuff, como miembro de la prototípica y disfuncional familia Bradley. Algo vio en Buddy que le dio el protagonismo central del que serie el comic-book Odio. Esta obra la valió premios y reconocimiento a lo largo de la industria. Durante más de veinte años Bagge publicó Hate. Hasta que quiso dedicarse a proyectos diferentes. Otro día hablaremos más detenidamente de Odio.
Algunos de estos proyectos son las biografías de Rose Wilder Lane o Zora Neale, trabajos para la revista Reason o novelas gráficas como Apocalipsis Freak o la que nos ocupa, Other Lives.
Other Lives fue un encargo de DC a Bagge, autor consagrado y referente absoluto del comic underground. Publicada en 2010, en España vio la luz a través de La Cúpula, no de ECC.
Bagge se caracteriza por ser un autor que refleja la realidad con humor y sarcasmo. Su visión del ser humano es cruel y no tiene piedad de ningún personaje. Su facilidad para exponer el alma humana con sus contradicciones y paradojas, solo se ve superada por su capacidad para hacernos reír.
Odio es el ejemplo prototípico. Personajes reales, reconocibles, capaces de las locuras más estrafalarias, pero con una vida interior y motivaciones con las que cualquiera (de forma terrorífica) puede empatizar.
Other Lives tiene el estilo Bagge, pero mucho más suavizado. Allí vemos las vidas de cuatro personajes: Ivy, Vlady, Otis y Woodrow. Personas de mediana edad, con vidas aburridas, convencionales, tópicas… con dobles vidas.
Vlady e Ivy son pareja, viven juntos, pero no están casados. Se encuentran en un momento de estancamiento, debido a la diferencia de expectativas y a los sentimientos de culpa de Vlady (Vader) que se siente un farsante en su carrera como periodista de investigación, ya que traicionó a un amigo plagiando un ensayo. Además, tiene problemas con el alcohol y cierta tendencia a la anorexia. Falta de autoestima, complejos, un ego frágil, un hombre atrapado en una infancia problemática. Pues si os parece una joya, es el menos disfuncional de todos.
Ivy siente su relación vacía al no colmar Vlady sus expectativas y buscará “echar una cana (virtual) al aire” en Second World (un trasunto de Second Life).
Otis se hace pasar por agente secreto del gobierno, su nombre real es Javier Ortiz. Usa la paranoia post 11S para echarse faroles e intentar ligar en bares. Vive con su madre y se encuentra también en una situación de estancamiento que casi llega a ser un hikikemori.
Woodrow es un divorciado adicto al juego online y a Second World, donde triunfa mientras en la realidad analógica su vida de desmorona hasta acabar desahuciado y viviendo en el coche. Es el único personaje no estancando. Su caso es peor. Va cuesta abajo, sin control.
Bagge refleja como nadie y como siempre la angustia del ser humano, la intensidad, la culpa y el fracaso. Muy crítico con la realidad, Bagge nos dice que internet y las vidas virtuales nos ofrecen falsas alternativas, falsas identidades con las que mirar hacía otro lado y no asumir nuestros problemas.
Nos viene a decir que Internet y “el mundo virtual” no solucionan nada. Los problemas están ahí. Son los mismos. Si acaso, nuestra condición como seres humanos provoca que usemos internet de manera que agraven los problemas e inventemos de nuevos, como ejemplifica el fracasado Woodrow.
Los protagonistas son una colección de seres solitarios en busca de alternativas y mundos paralelos en los que “ser alguien”, en lugar de asumir y luchar con las cartas que les han sido dadas.
Bagge además no cae ni en el sermón ni en la ranciedad de “antes todo era mejor”. Esa nostalgia patética que tamnbién es un refugio de fracasados. Si algo caracteriza la obra del autor de Odio es que no hubo tiempo pasado mejor, si no que todos fueron igual de malos.
El humor y la rabia de Bagge continúan allí. Las situaciones patéticas a las que somete a los personajes, los pensamientos de estos sobre lo que ocurre, sus reacciones… no dejan de ser hilarantes.
Sin embargo, esta obra es mucho menos agresiva que Odio. Aquí los personajes son más maduros, más convencionales y menos lumpen, y por tanto las situaciones menos extremas. Todo es mucho más civilizado. Lo que por otra parte nos hace mucho más cercano a los protagonistas. Es más difícil sentirse identificado con narcotraficantes o politoxicómanos que duermen en la calle, como Apestoso o Jim Foley, que con padres de familia o con parejas en la encrucijada debido al miedo a comprometerse.
También es probable que trabajar con una editorial mainstream, Bagge se viera obligado a moderar su mordacidad y violencia verbal, la crudeza de las situaciones y la crueldad de los personajes. No en vano, el patetismo de los protagonistas de Other Lives es mucho más sutil y pese a vivir más alejados del margen de la sociedad, son igualmente terroríficas las consecuencias.
Bagge mantiene su tono para mostrar situaciones extremas con humor, para siempre ir más allá y humillar a sus personajes hasta el límite. Además de los saltos e inferencias, a veces radicales pero que ayudan a dinamizar la trama. Sus diálogos tienen su característico tono paródico y exagerado, pero más suave que en Odio.
La obra adolece de cierta precipitación al final. Los hechos se agolpan y acaban de manera atolondrada, como si Bagge se hubiera cansado y le hubiera entrado la prisa. Las actuaciones de los personajes se radicalizan y se apresuran en un desenlace algo aparatoso.
El dibujo de Bagge aquí se muestra en su madurez, equilibrado en el detalle y moderado en las expresiones, sin embargo, mucho más sutil, elegante y limpio. Narrativamente es un autor que se debe a la maestría de sus diálogos, al color que le da la voz de sus personajes, y eso es lo que hace avanzar la acción. Es una obra para leer.
El blanco y negro juega en contra de la representación del abracadabrante mundo virtual. Un Second World mucho más moderado (aquí sí intuimos la metedura de mano de la editorial) de lo que hubiera sido en Odio, con escenas de sexo nada explícitas. Y es que Bagge gana en los extremos.
En conclusión, metadona para los fans de Odio. Una obra interesante, aprovechable, que demuestra cual es el tono y la maestría de Bagge. Su capacidad para reflejar el patetismo del ser humano, su humor, su facilidad para dibujar personajes, reflejar situaciones. Estamos hablando de uno de los autores más importantes del medio, de un referente.
Su visión de internet es precisa, exacta y patética. Y aunque ha quedado un poco obsoleta por lo rápido que avanza el mundo virtual, no deja de ser un retrato exacto de su interacción con el ser humano, de como éste usa internet para impostar identidades, para huir de la realidad, de como “la red” da cobertura a impostores e imposturas
Lo mejor
• El humor crudo y sin concesiones.
• Peter Bagge es un referente.
Lo peor
• Se queda algo corto (¿injerencia editorial?)