Paulina Flores y su novela sobre el desamor y la gentrificación

Para la escritora Paulina Flores «la escritura es una mezcla de trabajo arduo y delirio». Cada página de su novela 'La próxima vez que te vea, te mato' (Anagrama) da cuenta de ello. Todo ocurre en una Barcelona contemporánea y gentrificada. Javiera, una joven aspirante a escritora reparte su vida entre los recuerdos de su Chile natal y un presente marcado por las relaciones abiertas y la incertidumbre emocional y material. «Hay un ritmo vibrante». En eso razón no le falta a la autora. «Algo que te lleva y que va a toda velocidad. A la protagonista, que es escritora y muy fantasiosa, se le confunde la realidad y la ficción. Está muy obsesionada con el relato de su vida. Hay mucho de melodrama y picaresca. Javiera ansía una vida que sea digna de ser vivida y, por supuesto, contada». Y tanto. Los amigos son a la vez amantes, oponentes, víctimas y victimarios. Nadie está a salvo. El primer libro de Paulina Flores, un conjunto de nueve relatos publicados bajo el título 'Qué vergüenza' (2016) obtuvo el Premio Roberto Bolaño, el Premio del Círculo de Críticos, el Premio Municipal de Literatura y en 2019 el Bauer Giovanni, en Venecia. Es autora también de la novela 'Isla Decepción' (2021), con la que obtuvo el Premio LINC al mejor libro del año en la categoría de ficción. 'La próxima vez que te vea, te mato' es su tercer y probablemente más radical libro. Sobre eso habla la autora chilena con ABC. Influencia Highsmith Las palabras, escribe Paulina Flores, no quieren buscar piso, ni moverse, ni hacer nada. Las palabras, insiste, se niegan a escapar. Pero eso es justo lo que hacen Javiera, Laura, Manuel y la difunta Armonía: huyen. Dan vueltas sobre su propio eje. «Me gustan la picaresca, los personajes marginales y las situaciones absurdas. Con esta novela he estado buscando una mezcla entre eso y la novela negra». Ala pregunta sobre qué es lo negro en esta historia, Paulina Flores contesta sin rodeos: «Cuando leí 'Cómo escribir una novela de suspenso', de Patricia Highsmith, me impactó. Quería trabajar el tema del amor y las experiencias de las relaciones abiertas, pero con la pregunta sobre cómo estas se transforman cuando aparece la muerte», explica al otro lado del teléfono. Amor, ¿en serio? Todo en esta historia es un desgarro, una exageración, un melodrama. ¿Quién es su protagonista? ¿Una inmigrante? ¿Una loca? ¿Una narradora compulsiva? «En ningún momento Javiera deja de pensar en Chile. En parte, siente como un rechazo desde Barcelona, pues dice, Barcelona no me ama». Paulina hace una pausa. «Hay dos guerras, un genocidio, un mundo en llamas.. ¿y estoy escribiendo sobre el amor?». Pues sí, sólo que desde varios puntos de vista. Cada vez que el personaje principal experimenta la fragilidad emocional, salta con una reflexión de clase. Se ríe de sí misma, a la vez que estigmatiza lo que la rodea. «Se puede hablar de una pérdida de amor, y también de la gentrificación», aclara. «Vivimos en un sistema capitalista que transforma todo en productos y que le quita aura a todo. Entonces, me pregunté cómo es vivir el amor en esa época. «Javiera es presa de contradicciones de una clase y de una generación, atrapada en un capitalismo que cambió sus prioridades. Por ejemplo, vive en casas hechas para familias en los que no vive ninguna familia. Todo está desestructurado. Por eso, aunque suene típico, es una novela de los tiempos del desamor y la incertidumbre». Bad Bunny, Violeta de la Parra, Seinfield, el Raval. Todo se mezcla como un mosaico, a su manera, generacional. «Contrastada con la generación de los padres de Javiera, da la sensación de que había otro tipo de violencia estructural, pero no estaba esa incertidumbre. Había una opresión, las mujeres debía casarse, entregarse al hogar, ni siquiera tener buen sexo y además dase cuenta de que habían sido engañadas. Javiera cree que ella no pasará por eso. Piensa que hará su doctorado en educación sentimental, pero luego sufre como el descalabro».

Mar 18, 2025 - 06:18
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Paulina Flores y su novela sobre el  desamor y la gentrificación
Para la escritora Paulina Flores «la escritura es una mezcla de trabajo arduo y delirio». Cada página de su novela 'La próxima vez que te vea, te mato' (Anagrama) da cuenta de ello. Todo ocurre en una Barcelona contemporánea y gentrificada. Javiera, una joven aspirante a escritora reparte su vida entre los recuerdos de su Chile natal y un presente marcado por las relaciones abiertas y la incertidumbre emocional y material. «Hay un ritmo vibrante». En eso razón no le falta a la autora. «Algo que te lleva y que va a toda velocidad. A la protagonista, que es escritora y muy fantasiosa, se le confunde la realidad y la ficción. Está muy obsesionada con el relato de su vida. Hay mucho de melodrama y picaresca. Javiera ansía una vida que sea digna de ser vivida y, por supuesto, contada». Y tanto. Los amigos son a la vez amantes, oponentes, víctimas y victimarios. Nadie está a salvo. El primer libro de Paulina Flores, un conjunto de nueve relatos publicados bajo el título 'Qué vergüenza' (2016) obtuvo el Premio Roberto Bolaño, el Premio del Círculo de Críticos, el Premio Municipal de Literatura y en 2019 el Bauer Giovanni, en Venecia. Es autora también de la novela 'Isla Decepción' (2021), con la que obtuvo el Premio LINC al mejor libro del año en la categoría de ficción. 'La próxima vez que te vea, te mato' es su tercer y probablemente más radical libro. Sobre eso habla la autora chilena con ABC. Influencia Highsmith Las palabras, escribe Paulina Flores, no quieren buscar piso, ni moverse, ni hacer nada. Las palabras, insiste, se niegan a escapar. Pero eso es justo lo que hacen Javiera, Laura, Manuel y la difunta Armonía: huyen. Dan vueltas sobre su propio eje. «Me gustan la picaresca, los personajes marginales y las situaciones absurdas. Con esta novela he estado buscando una mezcla entre eso y la novela negra». Ala pregunta sobre qué es lo negro en esta historia, Paulina Flores contesta sin rodeos: «Cuando leí 'Cómo escribir una novela de suspenso', de Patricia Highsmith, me impactó. Quería trabajar el tema del amor y las experiencias de las relaciones abiertas, pero con la pregunta sobre cómo estas se transforman cuando aparece la muerte», explica al otro lado del teléfono. Amor, ¿en serio? Todo en esta historia es un desgarro, una exageración, un melodrama. ¿Quién es su protagonista? ¿Una inmigrante? ¿Una loca? ¿Una narradora compulsiva? «En ningún momento Javiera deja de pensar en Chile. En parte, siente como un rechazo desde Barcelona, pues dice, Barcelona no me ama». Paulina hace una pausa. «Hay dos guerras, un genocidio, un mundo en llamas.. ¿y estoy escribiendo sobre el amor?». Pues sí, sólo que desde varios puntos de vista. Cada vez que el personaje principal experimenta la fragilidad emocional, salta con una reflexión de clase. Se ríe de sí misma, a la vez que estigmatiza lo que la rodea. «Se puede hablar de una pérdida de amor, y también de la gentrificación», aclara. «Vivimos en un sistema capitalista que transforma todo en productos y que le quita aura a todo. Entonces, me pregunté cómo es vivir el amor en esa época. «Javiera es presa de contradicciones de una clase y de una generación, atrapada en un capitalismo que cambió sus prioridades. Por ejemplo, vive en casas hechas para familias en los que no vive ninguna familia. Todo está desestructurado. Por eso, aunque suene típico, es una novela de los tiempos del desamor y la incertidumbre». Bad Bunny, Violeta de la Parra, Seinfield, el Raval. Todo se mezcla como un mosaico, a su manera, generacional. «Contrastada con la generación de los padres de Javiera, da la sensación de que había otro tipo de violencia estructural, pero no estaba esa incertidumbre. Había una opresión, las mujeres debía casarse, entregarse al hogar, ni siquiera tener buen sexo y además dase cuenta de que habían sido engañadas. Javiera cree que ella no pasará por eso. Piensa que hará su doctorado en educación sentimental, pero luego sufre como el descalabro».