Miqui Puig, músico: “Soy un ciudadano 'toca collons'. Cuando veo una injusticia, la señalo”

El artista, que triunfó a principios de los noventa con Los Sencillos, publica una obra en la que plasma sus memorias para, por fin, acabar de "contarlo todo"The Horrors regresa a buscar la silla que dejó vacía y lo hace convertida en una banda de rock Fue una estrella atípica, pero entonces estas cosas no eran un mérito, sino una rémora. Miqui Puig, un artista que ama todo aquello que le inspira, triunfó a principios de los noventa con Los Sencillos. Tras la disolución de la banda se ha ganado la vida como figura televisiva, locutor de radio y, a partir de 2004, como solista que a día de hoy autoedita sus discos. Es uno de los supervivientes que tiene el pop español, un músico que no está dispuesto a hacer lo que le digan con tal de mantener el éxito. Ahora acaba de sacar Yo no quería ser Miqui Puig (Magazzini Salani, 2025), unas memorias escritas a partir de las entradas de sus diarios. En otoño presentará en Madrid y Barcelona el espectáculo Canciones, una selección de sus composiciones más queridas, interpretadas y escenificadas, como es habitual en él, a su manera. ¿Hace mucho que tenía este libro en la cabeza? Mi amigo, el cineasta Santi Trullenque, lleva años taladrándome con que tengo que escribir, que necesito escribir. Cada vez que cualquier indocumentado anunciaba un libro, él me escribía diciéndome: “Otro día más sin un libro de Miqui Puig”. Y de repente aparece un editor muy joven, con un sello nuevo, y me dice: “Quiero un libro de Miqui Puig”. Y... ¡Hostia! ¿Qué te apetece? Tengo mis diarios y a partir de aquí podría escribir algo. Y el tipo me dice que me quería proponer unas memorias. No es algo que estuviera preparado, pero en los últimos discos míos hay muchas canciones autobiográficas, que son un poco pequeños apuntes de lo que luego he escrito. Carlos Zanón siempre me decía, “cabrón, nunca acabas de mostrarte, nunca acabas de contarlo todo”. Por eso ha hecho la frase de la faja donde dice: “El disco más sincero de Miqui Puig”. Una de las cosas por las que destaca es que, siendo un libro escrito por un músico, es muy sincero. No hay autobombo, ni intentos forzados de saldar cuentas. Esa era la idea, la honestidad. Casi todas las biografías que leemos de rock, o son mentira, o cuentan la historia en plan “la vida es genial y si algo te ha ido mal es por culpa de terceros”. Tenía claro que quería contar cómo soy, cómo me siento y, sobre todo, hacer este ejercicio. Esa era la gran provocación y lo explico en varias ocasiones a lo largo del libro. Hemos tardado en publicarlo porque me daba pánico acabar en el mismo cajón de sastre de mucha gente que ha escrito durante años cosas muy triviales. Este no es exactamente un libro sobre música. Hay más preocupación por mostrar a la persona tras el personaje. Sí, la música es la faceta profesional por la que se me conoce, pero existen otras facetas mías. Un Miqui cercano, un Miqui miedoso, un Miqui preocupado. Todo eso ha quedado reflejado. El otro día me imaginaba que esto era como un álbum de los antiguos, veinte minutos por cara, es lo que hay. ¿Por qué ha gustado tanto el libro de Lawrence? [Superestrella de las calles. Un año con Lawrence, Contra Editorial] Pues porque Lawrence se muestra tal cual y lo retratan como un tío que va con una bolsa de plástico por la calle. Estos son los que nos gustan, ¿no? No nos gusta ver a Lenny Kravitz en un gimnasio vestido de Chanel. ¿Qué nos quiere decir? ¿Que no suda? Se trata de la realidad, de asuntos que te puedan apelar a ti. No esa cosa como, bueno, como postiza, infantil también, ¿no? El título, Yo no quería ser Miqui Puig. ¿Qué significa exactamente? Estoy explicando quién es Miqui Puig, el personaje que conocemos. De ahí viene el título. Yo soy Miqui Puig. Lo que no quería ser era ese al que, por ejemplo, en una tienda de ropa le dicen, “hay muchas leyendas urbanas sobre Miqui Puig. Porque tú estuviste ese día en tal sitio y le dijiste a alguien...” Estas son cosas que ocurren. Kiko [Amat] lo dice muy bien en el prólogo: hay gente que llega mucho más arriba porque hay cosas que no le importan. Y yo quizá estoy en el otro extremo, que me importa todo y que una mala mirada, una mala crítica, un mal momento, un desaire me pueden afectar o pueden quedarse impregnados en mi piel durante años. Hay colisión, hay conflicto entre el Miqui Puig persona y el Miqui Puig que ven los demás. O sea, el personaje que al final ya no es el personaje que tú construyes, es el personaje que ven los demás. Eso es lo complicado. Dos adjetivos que se usan habitualmente para insultarte son gordo y maricón. En cierta manera, abogó por la diversidad vistiéndose como le daba la gana, sin dejar que su físico y las convenciones acerca de cómo debe vestirse un hombre heterosexual le condicionaran. Existe esa dictadura que ejercen algunos que deciden que tú e

Apr 10, 2025 - 22:02
 0
Miqui Puig, músico: “Soy un ciudadano 'toca collons'. Cuando veo una injusticia, la señalo”

Miqui Puig, músico: “Soy un ciudadano 'toca collons'. Cuando veo una injusticia, la señalo”

El artista, que triunfó a principios de los noventa con Los Sencillos, publica una obra en la que plasma sus memorias para, por fin, acabar de "contarlo todo"

The Horrors regresa a buscar la silla que dejó vacía y lo hace convertida en una banda de rock

Fue una estrella atípica, pero entonces estas cosas no eran un mérito, sino una rémora. Miqui Puig, un artista que ama todo aquello que le inspira, triunfó a principios de los noventa con Los Sencillos. Tras la disolución de la banda se ha ganado la vida como figura televisiva, locutor de radio y, a partir de 2004, como solista que a día de hoy autoedita sus discos.

Es uno de los supervivientes que tiene el pop español, un músico que no está dispuesto a hacer lo que le digan con tal de mantener el éxito. Ahora acaba de sacar Yo no quería ser Miqui Puig (Magazzini Salani, 2025), unas memorias escritas a partir de las entradas de sus diarios. En otoño presentará en Madrid y Barcelona el espectáculo Canciones, una selección de sus composiciones más queridas, interpretadas y escenificadas, como es habitual en él, a su manera.

¿Hace mucho que tenía este libro en la cabeza?

Mi amigo, el cineasta Santi Trullenque, lleva años taladrándome con que tengo que escribir, que necesito escribir. Cada vez que cualquier indocumentado anunciaba un libro, él me escribía diciéndome: “Otro día más sin un libro de Miqui Puig”. Y de repente aparece un editor muy joven, con un sello nuevo, y me dice: “Quiero un libro de Miqui Puig”. Y... ¡Hostia! ¿Qué te apetece? Tengo mis diarios y a partir de aquí podría escribir algo. Y el tipo me dice que me quería proponer unas memorias. No es algo que estuviera preparado, pero en los últimos discos míos hay muchas canciones autobiográficas, que son un poco pequeños apuntes de lo que luego he escrito. Carlos Zanón siempre me decía, “cabrón, nunca acabas de mostrarte, nunca acabas de contarlo todo”. Por eso ha hecho la frase de la faja donde dice: “El disco más sincero de Miqui Puig”.

Una de las cosas por las que destaca es que, siendo un libro escrito por un músico, es muy sincero. No hay autobombo, ni intentos forzados de saldar cuentas.

Esa era la idea, la honestidad. Casi todas las biografías que leemos de rock, o son mentira, o cuentan la historia en plan “la vida es genial y si algo te ha ido mal es por culpa de terceros”. Tenía claro que quería contar cómo soy, cómo me siento y, sobre todo, hacer este ejercicio. Esa era la gran provocación y lo explico en varias ocasiones a lo largo del libro. Hemos tardado en publicarlo porque me daba pánico acabar en el mismo cajón de sastre de mucha gente que ha escrito durante años cosas muy triviales.

Este no es exactamente un libro sobre música. Hay más preocupación por mostrar a la persona tras el personaje.

Sí, la música es la faceta profesional por la que se me conoce, pero existen otras facetas mías. Un Miqui cercano, un Miqui miedoso, un Miqui preocupado. Todo eso ha quedado reflejado. El otro día me imaginaba que esto era como un álbum de los antiguos, veinte minutos por cara, es lo que hay. ¿Por qué ha gustado tanto el libro de Lawrence? [Superestrella de las calles. Un año con Lawrence, Contra Editorial] Pues porque Lawrence se muestra tal cual y lo retratan como un tío que va con una bolsa de plástico por la calle. Estos son los que nos gustan, ¿no? No nos gusta ver a Lenny Kravitz en un gimnasio vestido de Chanel. ¿Qué nos quiere decir? ¿Que no suda? Se trata de la realidad, de asuntos que te puedan apelar a ti. No esa cosa como, bueno, como postiza, infantil también, ¿no?

El título, Yo no quería ser Miqui Puig. ¿Qué significa exactamente?

Estoy explicando quién es Miqui Puig, el personaje que conocemos. De ahí viene el título. Yo soy Miqui Puig. Lo que no quería ser era ese al que, por ejemplo, en una tienda de ropa le dicen, “hay muchas leyendas urbanas sobre Miqui Puig. Porque tú estuviste ese día en tal sitio y le dijiste a alguien...” Estas son cosas que ocurren. Kiko [Amat] lo dice muy bien en el prólogo: hay gente que llega mucho más arriba porque hay cosas que no le importan. Y yo quizá estoy en el otro extremo, que me importa todo y que una mala mirada, una mala crítica, un mal momento, un desaire me pueden afectar o pueden quedarse impregnados en mi piel durante años. Hay colisión, hay conflicto entre el Miqui Puig persona y el Miqui Puig que ven los demás. O sea, el personaje que al final ya no es el personaje que tú construyes, es el personaje que ven los demás. Eso es lo complicado.

Dos adjetivos que se usan habitualmente para insultarte son gordo y maricón. En cierta manera, abogó por la diversidad vistiéndose como le daba la gana, sin dejar que su físico y las convenciones acerca de cómo debe vestirse un hombre heterosexual le condicionaran.

Existe esa dictadura que ejercen algunos que deciden que tú eres lo que ellos han decidido que seas, y no puedes ser lo que ellos han decidido que tú no puedes ser. A esos es a quienes respondía con la canción Raros: Tú me estás insultando, pero no quiero ser como tú. ¿Has visto el Pantomima Full de las chaquetas acolchadas? Estoy ahora mismo en la calle con una sudadera de los Cramps, y rodeado de chaquetas acolchadas. Somos los raros y luego el resto van todos vestidos iguales. Y ole la gente que tuvieron que ser pioneros; algunos hacían gracia porque cantaban y bailaban, pero otros se llevaban hostias porque eran directamente distintos. Y, joder, tío, que estemos en el 2025 y que todavía tenemos que estar hablando de esto. Hay homosexuales que me dicen que se sienten identificados con mis miedos, mis inseguridades. A veces parece que heteros y homosexuales o trans o tal no podemos tener las mismas maneras de pensar, de sentir y de sufrir.

Miqui Puig

En en libro hay un momento muy bueno, que es cuando Los Sencillos tocan para el programa La jungla de Cadena 100 en Port Aventura.

Ese momento es la suma de todo. Era el último disco de Los Sencillos, cuando íbamos vestidos de blanco, que éramos como marcianos británicos. Ese look en un programa de [el locutor Juan Antonio] Abellán. Nosotros esperando para tocar mientras ves que se están preparando los pobres chavales que hacen de polinesios. Es la típica escena de serie británica de decadencia. Además, eso no lo contaría todo el mundo, una cosa es decirlo y otra cosa es ponerlo en negro sobre blanco. Ese reconocimiento de decir, joder, qué bajo estamos cayendo.

También cuenta un reencuentro con el presidente de BMG, José María Cámara, que retrata muy bien su actitud. Coincide con él en una fiesta privada para Springsteen en la cual usted pone música, y comienza a elogiarle delante de un grupo de gente. Entonces usted le recuerda: “Y me despediste”.

Yo era un tipo incómodo, cuestionaba a la industria. Porque decía: “Este dinero que se está gastando aquí en una comida para el tipo de El Corte Inglés, que a mí ni me va ni me viene… Con esto hay para un remix. Es una pegada de carteles en ciudades. Y esa es la parte de la industria que no me gusta, una industria diametralmente opuesta a lo que estamos viendo ahora. Antes, lo que nos daba dinero eran las multinacionales, que nos tenían cogidos por los cojones por medio de los contratos, y ahora los que dan dinero a los artistas son las marcas comerciales. Y al final no dejamos de ser un poco lo de la canción de Radio Futura, ¿no? El músico ambulante al que le dan monedas para que baile y toque.

El ex Sencillo Miqui Puig

En el libro queda reflejada su conciencia de clase.

Creo que queda claro que yo soy working class. Lo soy, pero sin más, sin militancia. Mi padre era un campesino que acaba reparando máquinas de ordeño. Y mi madre es una señora que trabajó en los telares en su infancia y que luego ha terminado trabajando con niños en una escuela. Y sin ningún problema, criaron a tres hijos y nos dieron educación. Y mi padre tenía una máxima que era: “En casa hay libros”. Mi padre, Jordi Puig, era el rojo del pueblo. Estaba metido en todos los fregaos y a veces ponía dinero para ayudar a que hubiera un centro de teatro en el pueblo o un festival de jazz. Y eso al final queda en el ADN. A mí me deja más tranquilo ser incómodo y que me pase factura. O sea, soy un ciudadano toca collons, ¿eh? Cuando alguna cosa no me gusta, voy directo al Ayuntamiento. Y cuando veo una injusticia, la señalo. Y cuando veo a un chico en el supermercado haciendo apología fascista, se lo digo a la cara, jugándome la hostia.

Una frase del libro que es para subrayar: “Dejar huella de alguna manera es algo que compensa todo lo demás”.

Eso es verdad. Y cuando estoy muy jodido, tengo a mi mujer que me dice: “Ya, tío, ¿no ves que haces feliz a la gente? ¿No ves que la gente está contenta?” El otro día me entró un tío por X y me dijo, “tío, acabas de retratar a toda una generación que queríamos sentirnos queridos, ¿sabes?” Hostia, pues ya está. Puedo ver a alguien pensando: “Ah, esto lo dicen los fracasados porque no han vendido discos”. Si sumo todos los discos que he vendido, he vendido bastantes más que otros. No tengo que tener un disco de oro. Un día estaba en una fiesta y un chico me dice que a sus novias les enviaba una canción mía que dice “dime quién te cuidará”. Estar en el imaginario de la gente por algo que tú has parido en una libreta, que luego le has puesto música, eso lo compensa todo.

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.