'Los colmillos del cielo', de Emilio Lara: 2.000 años de utopías y sueños rotos
Salió el libro al padre. Si Emilio Lara , doctor en antropología y licenciado en humanidades, es un autor poliédrico, su nueva obra sigue la misma estela. 'Los colmillos del cielo' podría definirse como un análisis histórico de las Arcadias felices que el ser humano ha querido forjar durante siglos, pero supondría vestirle con un corsé demasiado apretado. Por sus páginas desfilan también la filosofía, el cine, la música, la literatura... Hasta los viajes que han marcado al jienense durante tres décadas; el tiempo que ha necesitado para fabricar el cóctel perfecto. Y no por lentitud en la escritura, pues cuenta más de una decena de obras a sus espaldas, sino porque, hasta ahora, no se sentía preparado para darle forma. A lo largo de casi medio millar de páginas, el profesor recorre las utopías que han marcado nuestro pasado. Sociedades idílicas que prometían a sus seguidores una vida alejada de la opresión y un paraíso separado de los problemas terrenales, pero que, la mayoría de las veces, acabaron en desastre. Por eso el título, porque hasta el cielo puede darte un mordisco. Ejemplos que a todos suenan los recoge por decenas: el comunismo -una «religión política» de cartón piedra-, el nazismo ... Tampoco obvia otros tantos menos populares como el de los anabaptistas de Münster, unos fundamentalistas que profetizaron la segunda venida de Jesús y se encastillaron hasta ser derrotados. La máxima, insiste Lara, es que las utopías han sido la crónica de una muerte anunciada que, en los casos de Platón o Tomás Moro , se quedaron en lo intelectual, pero que se estrellaron al pasar al mundo material. Con todo, lara no se declara pesimista, lo suyo es el realismo, la verdad que se palpa. Muestra de ello es que su obra recoge también la única utopía sin dientes de lobo. «Solo ha existido una que ha funcionado en la historia: las misiones jesuíticas del Paraguay». Se dio en la América española -¿dónde si no?-, y fue la excepción que confirmó la regla por una razón: no siguió el esquema de sus hermanas mayores. «No tuvo un padre intelectual y fue una idealidad con un elevado pragmatismo. Eso hizo que se extendiera durante dos siglos», explica el autor. Pero el libro va más allá de maniqueísmos -buenos y malos; éxitos y fracasos- y de la tan recurrente enumeración de casos inconexos. A pesar de estar seccionado en diferentes épocas para favorecer la lectura, 'Los colmillos del cielo' se lee como un todo. Cada una de las utopías que analiza supone un eslabón más que permite a Lara enumerar una serie de características comunes. Todo ello, explicado con un lenguaje para todos los públicos. Porque, como el mismo escritor mantiene, «el aburrimiento es un delito de lesa majestad y un pecado moral» que sabe que el lector no le perdonará.
Salió el libro al padre. Si Emilio Lara , doctor en antropología y licenciado en humanidades, es un autor poliédrico, su nueva obra sigue la misma estela. 'Los colmillos del cielo' podría definirse como un análisis histórico de las Arcadias felices que el ser humano ha querido forjar durante siglos, pero supondría vestirle con un corsé demasiado apretado. Por sus páginas desfilan también la filosofía, el cine, la música, la literatura... Hasta los viajes que han marcado al jienense durante tres décadas; el tiempo que ha necesitado para fabricar el cóctel perfecto. Y no por lentitud en la escritura, pues cuenta más de una decena de obras a sus espaldas, sino porque, hasta ahora, no se sentía preparado para darle forma. A lo largo de casi medio millar de páginas, el profesor recorre las utopías que han marcado nuestro pasado. Sociedades idílicas que prometían a sus seguidores una vida alejada de la opresión y un paraíso separado de los problemas terrenales, pero que, la mayoría de las veces, acabaron en desastre. Por eso el título, porque hasta el cielo puede darte un mordisco. Ejemplos que a todos suenan los recoge por decenas: el comunismo -una «religión política» de cartón piedra-, el nazismo ... Tampoco obvia otros tantos menos populares como el de los anabaptistas de Münster, unos fundamentalistas que profetizaron la segunda venida de Jesús y se encastillaron hasta ser derrotados. La máxima, insiste Lara, es que las utopías han sido la crónica de una muerte anunciada que, en los casos de Platón o Tomás Moro , se quedaron en lo intelectual, pero que se estrellaron al pasar al mundo material. Con todo, lara no se declara pesimista, lo suyo es el realismo, la verdad que se palpa. Muestra de ello es que su obra recoge también la única utopía sin dientes de lobo. «Solo ha existido una que ha funcionado en la historia: las misiones jesuíticas del Paraguay». Se dio en la América española -¿dónde si no?-, y fue la excepción que confirmó la regla por una razón: no siguió el esquema de sus hermanas mayores. «No tuvo un padre intelectual y fue una idealidad con un elevado pragmatismo. Eso hizo que se extendiera durante dos siglos», explica el autor. Pero el libro va más allá de maniqueísmos -buenos y malos; éxitos y fracasos- y de la tan recurrente enumeración de casos inconexos. A pesar de estar seccionado en diferentes épocas para favorecer la lectura, 'Los colmillos del cielo' se lee como un todo. Cada una de las utopías que analiza supone un eslabón más que permite a Lara enumerar una serie de características comunes. Todo ello, explicado con un lenguaje para todos los públicos. Porque, como el mismo escritor mantiene, «el aburrimiento es un delito de lesa majestad y un pecado moral» que sabe que el lector no le perdonará.
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