'La viajera' nos obliga a rascar en su evidente monotonía para encontrar oro. Pero su verdadero tesoro es la maravillosa Isabelle Huppert

Hay veces en las que una película lenta y reflexiva esconde mucho más tras las miradas, los gestos, las palabras que no se llegan a decir, los innuendos amorosos, los largos paseos. Mucho cine "de festivales" guarda, tras su aparente barrera, un puñado de sentimientos a flor de piel que se muestran solo después de escarbar en ella lo suficiente como para encontrarte con las gemas que oculta y que su director guarda y pule a lo largo de los minutos de metraje. Me encantaría decir que 'La viajera' es una de estas películas, pero en ella también he encontrado tedio y sopor constante. Piensen lo que piensen los cinéfilos más acérrimos al respecto. Con un sorbito de makgeoli Vaya por delante que Hong Sang-Soo es un director que tiene películas fantásticas: 'En la playa sola de noche' o 'La novelista y su película' son solo dos magníficos ejemplos recientes de lo que es capaz de hacer con su estilo pausado y reflexivo cuando realmente tiene una intencionalidad detrás. Tristemente, el juego no siempre le sale bien, y cintas como la reciente 'En lo alto' o esta 'La viajera' me han dejado con la impresión de que no siempre tenía algo que contar. Esta nadería se maquilla en muchas ocasiones gracias a la magnética presencia de Isabelle Huppert, que carga la película sobre sus hombros. En sus expresiones y su manera de hablar se esconde la construcción de un personaje que en ocasiones parece ser profundo y tridimensional, pero que llega a la conclusión de la película sin haber avanzado ni mostrado nada de su vida. Por el camino tendremos la oportunidad de conocer superficialmente a unas cuantas personas de Corea del Sur que quieren aprender francés y se abren con ella, pero eso es todo. Dentro de un cascarón que aparenta complejidad y sentimentalismo se esconde, tristemente, una cinta mucho más vacía de lo que debería. En Espinof Hong Sang-soo: estilo, obsesiones y las películas imprescindibles de un autor único Como maestro del cine minimalista, Sang-Soo hace que, en los mejores momentos de la película, sintamos que estamos volando a través de ella, más que viéndola de manera estática. Nos convierte en partícipes de un juego repetitivo, hipnótico, fascinante a su manera, pero que, definitivamente, no está hecho para todos los públicos. Si eres fan de los títulos anteriores de su director es probable que también acabes enamorado de 'La viajera'. Si, por el contrario, nunca te ha hablado directamente o sientes un desapego hacia su narrativa, no vendrá a cambiar nada de lo que piensas sobre él. No hay ninguna urgencia, ninguna trama que resolver, ninguna revelación que lo cambie todo: solo Huppert, sentada en un banco del parque, dando lecciones de francés, bebiendo con gente que acaba de conocer. Y tú, sobrevolando cada plano. La question c'est voulez-vous 'La viajera' se vende como una comedia, y hay gente que genuinamente afirma haberse reído con ella. Yo diría que es más bien una película cuya única pretensión es la de ser agradable, como una tarde en el pueblo echándote la siesta al sol, o un paseo en solitario por el monte: puede que no te vaya a cambiar la vida o que ese momento se vaya a quedar a vivir contigo para siempre pero, mientras estás en él, es apacible. No creo que Sang-Soo quiera mucho más que evocar ese momento de paz espiritual, y lo consigue. Si a la próxima no nos hace mirar constantemente cuánto queda para que se acabe, mejor incluso. Y es que esta película juega constantemente con el propio estilo de dirección de Sang-Soo: la profesora interpretada por Huppert se empeña en sacar conexión humana y profundidad emocional de lo mundano (en este caso, de clases de francés), aunque en un primer momento no lo parezca. Como digo, no creo que en este caso el director haya acertado de pleno en su propio intento de incidir en su propio cine minimalista y reflexivo, pero por momentos se intuye lo que 'La viajera' pretendía ser: un fascinante eco de su propia manera de ver la vida. En el tercer acto, las lecciones de francés entendidas más como sesiones con el psicólogo se olvidan y la película da un giro de 180 grados en la temática (pero no en la práctica) al permitirnos rascar un poco en la fachada del personaje principal. Es el único favor que Sang-Soo nos hace al respecto, manteniéndolo muy conscientemente en las sombras, sin permitirnos saber nada sobre su situación, su pasado o los motivos que le han llevado a estar en Corea del Sur en ese momento. El director no tiene ningún interés en solucionar los enigmas sobre el personaje, dejando que nosotros mismos hagamos nuestra propia interpretación al respecto, un recurso narrativo inteligente o vago según a quien preguntes. En Espinof Las 21 mejores películas coreanas de los últimos años Al final, 'La viajera', con sus momentos de duda, canciones inesperadas (cada una de

Apr 16, 2025 - 16:40
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'La viajera' nos obliga a rascar en su evidente monotonía para encontrar oro. Pero su verdadero tesoro es la maravillosa Isabelle Huppert

'La viajera' nos obliga a rascar en su evidente monotonía para encontrar oro. Pero su verdadero tesoro es la maravillosa Isabelle Huppert

Hay veces en las que una película lenta y reflexiva esconde mucho más tras las miradas, los gestos, las palabras que no se llegan a decir, los innuendos amorosos, los largos paseos. Mucho cine "de festivales" guarda, tras su aparente barrera, un puñado de sentimientos a flor de piel que se muestran solo después de escarbar en ella lo suficiente como para encontrarte con las gemas que oculta y que su director guarda y pule a lo largo de los minutos de metraje. Me encantaría decir que 'La viajera' es una de estas películas, pero en ella también he encontrado tedio y sopor constante. Piensen lo que piensen los cinéfilos más acérrimos al respecto.

Con un sorbito de makgeoli

Vaya por delante que Hong Sang-Soo es un director que tiene películas fantásticas: 'En la playa sola de noche' o 'La novelista y su película' son solo dos magníficos ejemplos recientes de lo que es capaz de hacer con su estilo pausado y reflexivo cuando realmente tiene una intencionalidad detrás. Tristemente, el juego no siempre le sale bien, y cintas como la reciente 'En lo alto' o esta 'La viajera' me han dejado con la impresión de que no siempre tenía algo que contar.

Esta nadería se maquilla en muchas ocasiones gracias a la magnética presencia de Isabelle Huppert, que carga la película sobre sus hombros. En sus expresiones y su manera de hablar se esconde la construcción de un personaje que en ocasiones parece ser profundo y tridimensional, pero que llega a la conclusión de la película sin haber avanzado ni mostrado nada de su vida. Por el camino tendremos la oportunidad de conocer superficialmente a unas cuantas personas de Corea del Sur que quieren aprender francés y se abren con ella, pero eso es todo. Dentro de un cascarón que aparenta complejidad y sentimentalismo se esconde, tristemente, una cinta mucho más vacía de lo que debería.

Como maestro del cine minimalista, Sang-Soo hace que, en los mejores momentos de la película, sintamos que estamos volando a través de ella, más que viéndola de manera estática. Nos convierte en partícipes de un juego repetitivo, hipnótico, fascinante a su manera, pero que, definitivamente, no está hecho para todos los públicos. Si eres fan de los títulos anteriores de su director es probable que también acabes enamorado de 'La viajera'. Si, por el contrario, nunca te ha hablado directamente o sientes un desapego hacia su narrativa, no vendrá a cambiar nada de lo que piensas sobre él. No hay ninguna urgencia, ninguna trama que resolver, ninguna revelación que lo cambie todo: solo Huppert, sentada en un banco del parque, dando lecciones de francés, bebiendo con gente que acaba de conocer. Y tú, sobrevolando cada plano.

La question c'est voulez-vous

'La viajera' se vende como una comedia, y hay gente que genuinamente afirma haberse reído con ella. Yo diría que es más bien una película cuya única pretensión es la de ser agradable, como una tarde en el pueblo echándote la siesta al sol, o un paseo en solitario por el monte: puede que no te vaya a cambiar la vida o que ese momento se vaya a quedar a vivir contigo para siempre pero, mientras estás en él, es apacible. No creo que Sang-Soo quiera mucho más que evocar ese momento de paz espiritual, y lo consigue. Si a la próxima no nos hace mirar constantemente cuánto queda para que se acabe, mejor incluso.

Travelers

Y es que esta película juega constantemente con el propio estilo de dirección de Sang-Soo: la profesora interpretada por Huppert se empeña en sacar conexión humana y profundidad emocional de lo mundano (en este caso, de clases de francés), aunque en un primer momento no lo parezca. Como digo, no creo que en este caso el director haya acertado de pleno en su propio intento de incidir en su propio cine minimalista y reflexivo, pero por momentos se intuye lo que 'La viajera' pretendía ser: un fascinante eco de su propia manera de ver la vida.

En el tercer acto, las lecciones de francés entendidas más como sesiones con el psicólogo se olvidan y la película da un giro de 180 grados en la temática (pero no en la práctica) al permitirnos rascar un poco en la fachada del personaje principal. Es el único favor que Sang-Soo nos hace al respecto, manteniéndolo muy conscientemente en las sombras, sin permitirnos saber nada sobre su situación, su pasado o los motivos que le han llevado a estar en Corea del Sur en ese momento. El director no tiene ningún interés en solucionar los enigmas sobre el personaje, dejando que nosotros mismos hagamos nuestra propia interpretación al respecto, un recurso narrativo inteligente o vago según a quien preguntes.

Al final, 'La viajera', con sus momentos de duda, canciones inesperadas (cada una de sus dos alumnas sabe tocar un instrumento distinto), borracheras, llantos, risas y solemnidad, nos deja caer que el personaje de Huppert no busca solo dinero de sus clases: ante todo busca una conexión humana en un país en el que está absolutamente perdida. Y en esta falta de orientación vital está el mayor hallazgo de la película, que empieza y termina en ningún sitio en particular. El resultado es agradable, sí, pero también letárgico y falto de motivaciones para continuar adelante. Cine minimalista para un nicho de público muy específico.

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La noticia 'La viajera' nos obliga a rascar en su evidente monotonía para encontrar oro. Pero su verdadero tesoro es la maravillosa Isabelle Huppert fue publicada originalmente en Espinof por Randy Meeks .