La primera corrida de Fallas, al borde de la suspensión: sale un tractor para «intentar» mejorar el ruedo
Impracticable quedó el ruedo al término de la novillada del jueves después de que en las dos últimas faenas cayera el diluvio universal. Un nombre salió fortalecido, el de Íker Fernández 'El Mene', que se marchó por la puerta grande tras ofrecer una dimensión fantástica, decir y hacer el toreo. Continuó la lluvia toda la noche y durante toda la jornada de este viernes. Encharcado estaba el redondel, convertido en una piscina en la que dar toros se antojaba imposible. Tan solo quince minutos antes del festejo paró el agua, mientras que el público comenzaba a ocupar sus localidades. Un grupo de niños de apenas diez años llenó un palco. Su sonrisa contrastaba con el gesto serio de los toreros mientras revisaban el ruedo. Venía Rafael Molina con la ilusión de emocionar a los tendidos con la bravura de los toros del Parralejo, que se sortearon por la mañana a la hora establecida: Laminado, Candelario, Bético, Exquisito, Tomillo y Gabacho eran los nombres de los ejemplares, algunos de mucha seriedad.
Impracticable quedó el ruedo al término de la novillada del jueves después de que en las dos últimas faenas cayera el diluvio universal. Un nombre salió fortalecido, el de Íker Fernández 'El Mene', que se marchó por la puerta grande tras ofrecer una dimensión fantástica, decir y hacer el toreo. Continuó la lluvia toda la noche y durante toda la jornada de este viernes. Encharcado estaba el redondel, convertido en una piscina en la que dar toros se antojaba imposible. Tan solo quince minutos antes del festejo paró el agua, mientras que el público comenzaba a ocupar sus localidades. Un grupo de niños de apenas diez años llenó un palco. Su sonrisa contrastaba con el gesto serio de los toreros mientras revisaban el ruedo. Venía Rafael Molina con la ilusión de emocionar a los tendidos con la bravura de los toros del Parralejo, que se sortearon por la mañana a la hora establecida: Laminado, Candelario, Bético, Exquisito, Tomillo y Gabacho eran los nombres de los ejemplares, algunos de mucha seriedad.
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