Brigadier y los soldados, bajo la tormenta de San Isidro

Amenazaban los nubarrones negros desde primera hora. Y con toda su fuerza se desataron, en forma de rayos, lluvia y truenos, en el segundo toro. Minutos antes, Román había desencadenado otra tormenta con un amplísimo colorado de Pedraza de Yeltes. Bello se llamaba este tren salmantino, tremendamente serio y con una transmisión que mantuvo a la afición expectante. Echó la cara arriba en el capote del valenciano, que quiso lucirlo en varas, aunque el animal no quería jaco. Apenas un picotazo en el primer encuentro y algo más hondo en el segundo: una eternidad duró el tercio, del que Bello salió prácticamente entero. Pero Román venía a apostar, a tirar la moneda en un Madrid donde se ha ganado con... Ver Más

May 15, 2025 - 00:26
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Brigadier y los soldados, bajo la tormenta de San Isidro
Amenazaban los nubarrones negros desde primera hora. Y con toda su fuerza se desataron, en forma de rayos, lluvia y truenos, en el segundo toro. Minutos antes, Román había desencadenado otra tormenta con un amplísimo colorado de Pedraza de Yeltes. Bello se llamaba este tren salmantino, tremendamente serio y con una transmisión que mantuvo a la afición expectante. Echó la cara arriba en el capote del valenciano, que quiso lucirlo en varas, aunque el animal no quería jaco. Apenas un picotazo en el primer encuentro y algo más hondo en el segundo: una eternidad duró el tercio, del que Bello salió prácticamente entero. Pero Román venía a apostar, a tirar la moneda en un Madrid donde se ha ganado con... Ver Más