Asturias, en el mapa de la novela negra
Dos razones me hacen recordar aquel desasosiego de hace doce meses. Por una parte, acabo de leer la segunda novela de Marcelino Cortina, Los santos son de madera (Bohodón Ediciones), autor al que sigo desde que en enero de 2024 publicara En blanco y negro en la misma editorial. Ambas historias están muy ligadas al... Leer más La entrada Asturias, en el mapa de la novela negra aparece primero en Zenda.

Hace ahora un año, Babelia publicó un muy interesante número titulado Guía esencial de los detectives literarios españoles. En sus páginas se incluía un Mapa de la novela negra española que daba cuenta de la existencia de 21 territorios noir en nuestro país. Tuve que repasar varias veces la lista, en la que figuraban lugares como Illumbe o Las Palmas de Gran Canaria, ámbitos que, probablemente por mi ignorancia, jamás habría considerado “negros”. Me sorprendió —y me dolió, no voy a negarlo— que en ese mapa de la gloria oscura no figurase Asturias.
En una entrevista publicada recientemente en La Nueva España, Cortina daba cuenta de sus intenciones: “Mi aspiración es poner El Entrego en el mapa de la novela negra”. El Entrego, habrá muchos lectores que no lo sepan, es una villa que hoy no alcanza los 7.000 habitantes, que vivió décadas de esplendor, gracias al carbón —qué negro era mi valle, se podría decir aquí—, hasta que las exigencias de Europa y la reconversión obligaron a cerrar los principales pozos mineros.
La otra razón me la dio Miguel Barrero, colaborador habitual de Zenda y director de la Semana Negra de Gijón, quien desde las páginas del mismo periódico daba cuenta del inicio de la cuenta atrás para la gran fiesta nacional del género negro, que se celebrará entre el 4 y el 13 de julio. Barrero, que acaba de publicar El guitarrista de Montreal (Galaxia Gutenberg), proclamaba la importancia de “la Semana”, como se conoce familiarmente en Gijón, asegurando que “somos uno de los mayores festivales literarios de España”. Pese a todo, no ya El Entrego, ni siquiera Asturias aparece en el mapa de la novela negra.
No conozco personalmente a Marcelino Cortina, más allá de unos cuantos mensajes de WhatsApp. Pero debo confesar que mi interés por sus novelas no es del todo desinteresado. Una serie de afortunadas coincidencias nos han vuelto cómplices: ambos hemos nacido en el mismo pueblo, con una diferencia de apenas siete años, ambos lo hemos abandonado a la misma edad, y a ambos ese lugar —o nuestro recuerdo— ahora nos reclama con la energía de un imán irresistible.
Nuestra relación se desarrolla en el escenario de sus novelas, en El Entrego de finales de los años setenta y principio de los ochenta, un escenario real, muy pateado por ambos, aunque ya solo existe en nuestra imaginación; a través de los personajes que él ha creado —hoy, tras dos entregas, conocidos de toda la vida—, y los personajes reales que ha incorporado a sus tramas. Y sobre todo, nuestra relación se sustenta en uno de los lazos más resistentes que pueden vincular a dos personas: el que une al lector con el autor y viceversa.
Marcelino Cortina, licenciado en Matemáticas y directivo de diversas empresas tecnológicas, nació en 1965 en El Entrego, donde vivió hasta los 18 años. Ha creado para sus novelas el personaje de un inspector, Bernardo Bedavo, que vuelve a su pueblo tras mucho tiempo de ausencia. En su villa natal, le tocará enfrentarse a dos casos extraordinarios en un lugar tan pequeño: un asesino en serie en los pozos mineros y el asesinato de dos chicas jóvenes en sendas iglesias. Pero también a las reminiscencias del franquismo en la policía y la Guardia Civil y a la endémica desconfianza de los entreguinos hacia las fuerzas de seguridad.
Valentín Castro publicó en el diario digital Hojas sueltas, de Anxo do Rego, uno de los pocos trabajos que se han escrito sobre la novela negra en Asturias. Entre otros muchos factores que hacen del Principado un escenario ideal para las historias propias del género negro, enumeraba los siguientes: su pasado industrial y minero, su resistencia durante la Guerra Civil, paisajes sombríos y climas lluviosos, conflictos ancestrales en las zonas rurales y escenarios urbanos propios de la edad dorada del género negro, de los que la estación del Alsa de Gijón es todo un icono.
A todo ello yo añadiría el puerto de El Musel, en el que atracan multitud de barcos mercantes de todo el mundo, con tripulaciones de las procedencias más diversas, y, en general, la costa occidental, convertida hoy en lugar alternativo a la muy vigilada costa gallega para el movimiento de droga por parte de los grandes narcotraficantes. Sin olvidar, claro, la gastronomía, elemento importante en muchos protagonistas del género, como el Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán o el inspector Montalbano de Andrea Camilleri. El Bernardo Bedavo de Marcelino Cortina apenas sí come, pero sus amigos dan buena cuenta de las delicias gastronómicas de la Cuenca.
“La singularidad del género negro asturiano —escribe el escritor y periodista Valentín Castro en Hojas sueltas— reside en su habilidad para conjugar lo local con lo universal, lo íntimo con lo social, ofreciendo una mirada crítica y profunda que enriquece el panorama literario de España y lo abre a nuevas dimensiones de entendimiento y apreciación a nivel mundial”.
Quién es quién en el noir asturiano
La mencionada web Hojas sueltas ofrecía una pequeña lista de los autores asturianos que han recurrido al género negro, de sus principales personajes y de los escenarios más utilizados. A su enumeración he añadido algunos escritores, con intención sobre todo de actualizar la lista y completarla con algunos escritores que echaba de menos. Seguro que, por ignorancia o despiste, me he olvidado de muchos que deberían estar. Tras muchas dudas, he omitido a grandes autores, cuyos ejemplos más claros pueden ser Gonzalo Suárez, autor de El síndrome albatros (Seix Barral) y Doble Dos (Random House, 2015) o Pedro de Silva, autor de Una semana muy negra (Losada, 2003). Este pequeño catálogo demuestra por qué Asturias ofrece sobradas razones para figurar en el mapa español de la novela negra.
Castro, Ana Covadonga (Oviedo, 1990)
Policía y psicóloga, la autora utiliza el magnífico escenario de Avilés para desarrollar la trama de su última novela, Hágase tu voluntad (Espasa, 2025). Antes, había autoeditado con éxito la trilogía de la inspectora Julieta Collado, inspirada en su propio trabajo en la Costa del Sol y conformada por los títulos La muda, Una bala y Dragón.
Cortina, Marcelino (El Entrego, 1965)
El matemático y directivo de empresas tecnológicas es la última incorporación a esta lista. Ha creado al inspector Bernardo Bedavo, que vuelve a la localidad donde creció, El Entrego. Desde allí, se enfrenta a dos casos difíciles, relacionados de una u otra forma con la mina. Hasta ahora, ha publicado dos novelas en Bohodón ediciones: En blanco y negro (2004) y Los santos son de madera (2025).
Cuesta, Álex (Oviedo, 1985)
El inspector Miguel Rodríguez, junto con su equipo de la Unidad de Crímenes Especiales de Avilés, es el protagonista de esta serie de tres novelas ambientada en la costa del Cabo de Peñas: Crimen en Moniello (2022), Asesinatos en Luanco (2023) y Crímenes en Gozón, (2024), publicadas por Círculo Rojo. Se anuncia que en la última entrega, que cierra la trilogía, el inspector Rodríguez logra por fin descifrar quién es la escurridiza “Rata”.
Del Valle, Ignacio (Oviedo, 1971)
Es uno de nuestros escritores insignia. Aunque ha frecuentado una amplia diversidad de géneros, probablemente es en el negro donde mayor popularidad ha alcanzado. No es Asturias el escenario de sus novelas, sino la España franquista o la Europa central en la posguerra y durante la Guerra Fría. Dos obras destacan: Los demonios de Berlín (Alfaguara, 2009) y Soles negros (Alfaguara, 2016), ambas pertenecientes a la serie del inolvidable capitán Arturo Andrade.
García, Antón (Tuña, Tineo, 1960)
Recién traducida del asturiano, Crónica de la luz y de la sombra (Pez de Plata, 2025) es una demostración de cómo la novela histórica y la negra pueden confluir. El narrador, también traductor y filólogo, reconstruye la historia de un doble crimen en el occidente asturiano, el posterior juicio y la condena a la pena capital del asesino, el último ejecutado por garrote vil en la región.
Guirado, Nacho (Oviedo, 1973)
Practica todo tipo de géneros, siempre con el suspense como seña de identidad, pero le dio fama y premios la trilogía de novelas negras formada por No siempre ganan los buenos (2006), Muérete en mis ojos (2007) y No llegaré vivo al viernes (2008), que fueron reeditadas en 2021. A estos títulos hay que añadir otras novelas que se pueden considerar del mismo género, como la histórica La lista de los catorce (2009) y Lo que sé del amor (2015), donde dos escritores, aislados en la montaña, indagan en los resentimientos del pasado.
Huelves, Marta (Madrid, 1969)
Aunque nacida en Madrid, sitúa la trama de sus novelas en los enigmáticos bosques del occidente asturiano, plagados de leyendas ancestrales. La inspectora Roldán, de la Policía Nacional de Gijón, es la encargada de resolver los casos que se cuentan en las novelas La memoria del Tejo y El tercer lago, ambas publicadas por Maeva en 2023.
Rivera, Ana Lena (Oviedo, 1972)
Debutó con Lo que callan los muertos, en la que su personaje, Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, vuelve a Oviedo, donde un caso aparente menor sobre una pensión esconde toda una historia siniestra. La autora utilizó a la misma protagonista en sus dos siguientes títulos: Un asesino en tu sombra y Los muertos no saben nadar. La trilogía completa está publicada por Maeva. En sus siguientes obras, Las herederas de la Singer (2022) y La niña del sombrero azul (2024), ambas en Grijalbo, se aparta del género negro, aunque mantiene la intriga y el misterio en sus narraciones.
Sánchez Vicente, Pilar (Gijón, 1961)
Autora de una amplia obra, y con reconocimiento. Sus novelas que más se ajustan al género negro son Operación Drácula (2021), Sangre en la Cuenca (2021) y La banda del bótox (2024), publicadas por Orpheus Ediciones Clandestinas. Las tres historias están protagonizadas por la inspectora Sara Ocaña. Los escenarios donde se desarrollan las tramas son Madrid, Langreo y Gijón, respectivamente.
Sierra, Leticia (Pola de Siero, 1972)
Combina el thriller policíaco con la exploración psicológica y social. Es autora de Animal (2020), donde el hallazgo de un cadáver conmueve una pequeña localidad rural asturiana, y Maldad (2022), en la que la acción se desarrolla en Oviedo. Ambas novelas fueron publicadas por Ediciones B y están protagonizadas por la periodista Olivia Marassa y el inspector de policía Agustín Castro. En su obra más reciente, Lo que oculta la tierra (Planeta, 2025) cambia a sus protagonistas habituales por la pareja de guardias civiles Daniel Caicoya y Jesús Arias. Lleva la acción a la localidad minera de Turón, en la cuenca del Caudal.
Suárez García, Carlota (Gijón, 1977)
Es autora de Tinta, una muerte inexplicable (TelA, 2017), ambientada en Gijón; La tumba del rey (Huso, 2019), donde lleva la acción a la isla de Gran Canaria y rescata a dos personajes de su obra anterior; y Muerte en el meridiano (Harper Collins, 2024), un homenaje a Agatha Christie, cuya acción transcurre en un festival literario celebrado en la isla de Hierro. Es la creadora del personaje Andrea Sabugo, una escritora cínica y descreída, adicta al kétchup y las pipas Churruca.
Suárez Suarón, David (Oviedo, 1975)
Escritor de larga trayectoria como poeta y autor de relatos breves, hace su incursión en la novela negra con Normalidad truncada (Más Madera, 2022). La acción gira en torno a un crimen cometido en una urbanización de lujo de Oviedo, que será investigado por el inspector Félix Luiña.
La entrada Asturias, en el mapa de la novela negra aparece primero en Zenda.