Entrar en la casa de Marcos Giralt Torrente supone, de algún modo, como entrar en su universo literario. «Esta casa es producto mío, me gusta. Entiendo el confort no solamente como tener un sofá mullido, sino que también tus ojos puedan reposar cosas bonitas que te rodean». En su caso, cuadros de su padre, Juan Giralt , que adornan el salón y multitud de objetos que ha ido coleccionando a lo largo de los años. De su padre heredó este afán coleccionista y de su abuelo, el escritor Gonzalo Torrente Ballester , la vocación literaria. Hay libros por todas partes: por un lado autores clásicos; por otro, filosofía y poesía; más allá, los autores vivos. «O eso creo». Su nuevo...
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