Los paisajes interiores

En Una postal color sepia, el poeta de Vejer de la Frontera, recrea las simbólicas escenas que el tiempo diluye y que se mantienen vivas a través de la palabra poética. Sin afectación ni impostado romanticismo, Domínguez Durán nos muestra una realidad próxima, tangible. Construye el verso de manera precisa porque Todo puede reducirse /... Leer más La entrada Los paisajes interiores aparece primero en Zenda.

Mar 4, 2025 - 07:36
 0
Los paisajes interiores

Rememorando la tierra antigua que vio crecer a sus ancestros, Julio Llamazares afirmaba que el paisaje es memoria y que es el propio paisaje quien proyecta todas las miradas que de algún modo lo habitaron. Quien se aventura en la poesía de Cristóbal Domínguez Durán, pronto se percata de que existe en su verso —perfectamente meditado—  la poderosa cualidad de crear una imagen que genera un pensamiento perdurable, sostenido, ético; una imagen que juega a rememorar con nitidez lo acontecido; que juega a colorear los paisajes interiores erigidos en la bicromía.

En Una postal color sepia, el poeta de Vejer de la Frontera, recrea las simbólicas escenas que el tiempo diluye y que se mantienen vivas a través de la palabra poética. Sin afectación ni impostado romanticismo, Domínguez Durán nos muestra una realidad próxima, tangible. Construye el verso de manera precisa porque Todo puede reducirse / a muy pocas cosas. Lo mínimo / no habita el tiempo. Además, se asoma con cautela al lenguaje porque Llamar a las cosas por el nombre / es hacerlas morir, / pero la muerte / también sabe nombrarnos / con sus signos. Sin embargo, la cualidad de su poesía radica en hacer cuando dice, en recrear aquellas escenas lejanas con la —a veces pobre— herramienta de la palabra.

"La ambivalencia de la tiranía de la imagen, de la que Williams Carlos Williams hablaba, y que sirve como una de las citas introductorias al poemario, se hace patente en alguna de las composiciones"

Dividido en tres partes (Imagen, Violencia e Historia), y escrito mediante composiciones sin título, el libro va reconstruyendo diálogos imaginarios entre las voces del poeta y sus familiares. Así, escenas cotidianas, recuerdos de los abuelos, conversaciones con los padres o meditaciones internas se conjuran para crear el entorno propicio donde lo personal cobra nuevos y trascendentes significados. Sin pretender enmendar el pasado, el poemario se edifica a base de memoria —propia o colectiva—, de intuiciones, de observaciones que rodean al escritor en su tierra natal: Las manos de la madre de mi madre / plantaron ese mandarino. / Aunque la abuela / murió hace ya un tiempo / este mismo año alguien / fue a recoger los frutos. / Las semillas que colocó / llenan una vez al año / el frutero de mi casa. // Puede que la historia de los ancestros / sea una mandarina / que nunca se recoge. / No puede consumirse., escribe Domínguez Durán al observar una fotografía de un lugar ajeno extrañamente cercano.

" Esa verdad se esconde en los paisajes interiores que Cristóbal convierte en un paisaje universal. Toca el centro de las cosas. Intuye lo que nos habita y nos brinda una verdad poética"

La ambivalencia de la tiranía de la imagen, de la que Williams Carlos Williams hablaba, y que sirve como una de las citas introductorias al poemario, se hace patente en alguna de las composiciones, donde se juega con dicotomía lenguaje-imagen, en parangón a la dicotomía recuerdo-realidad: Hablar no sirve de nada. / A los desconsolados, quizá. / Cierro los ojos muy fuerte / y observo cosas invisibles. // Yo prefiero decir: / El recuerdo es pasado y no lo es / porque huele a sueño., nos confiesa, al final del libro, el poeta.

Leer Una postal color sepia es acercarse a una verdad que se encuentra más allá de las imágenes, que se encuentra más allá de las palabras. Esa verdad se esconde en los paisajes interiores que Cristóbal convierte en un paisaje universal. Toca el centro de las cosas. Intuye lo que nos habita y nos brinda una verdad poética:

(Lo que dije antes:
hay signos que me despiertan
para que te escriba, ideas
que me abren de súbito
los ojos. No vivimos,
no dormimos, ni jugamos, ni comemos.

La historia es magia.

Somos un largo relámpago
en las palabras de los otros)

—————————————

Autor: Cristóbal Domínguez Durán. Título: Una postal color sepia. Editorial: RIL. Venta: Todos tus libros.

La entrada Los paisajes interiores aparece primero en Zenda.